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En el barrio de Bale: «Sigue siendo el mismo, callado, habla solo en el campo»

Su profesor, Gwin Morris, le hizo jugar solo con la derecha «para hacerle sufrir». Warburton le ensalza: «Se entregó para triunfar»

En el barrio de Bale: «Sigue siendo el mismo, callado, habla solo en el campo» abc

tomás gonzález-martín

Gareth Bale era, es, un zurdo de oro . Su profesor de siempre, «mister Morris», le hizo jugar durante un año con la pierna derecha, para mejorar. Su compañero de pupitre en el colegio era Warbuton, otro ídolo galés, capitán de la selección de rugby. ... Los dos eran los números uno del cole. «Gareth llegó arriba por su entrega para conseguirlo», elogia el «Cristiano Ronaldo del balón ovalado» .

Llegamos al barrio de ambas estrellas del deporte galés. Frank y Debbie, los padres de Gareth, continúan viviendo en el número 48 de Velindre Street, una calle estrecha, pequeña, situada en el norte de Cardiff. Era una casa modesta, como toda la familia de Bale, hoy ídolo universal de los galeses. Frank era conserje en una escuela. Debbie era asesora en una empresa. El colegio al que su hijo acudió fue clave en su carrera como futbolista de nivel internacional. El Whitchurch High School se ha convertido en la mejor escuela de deportistas de la historia de Gales.

Allí han surgido decenas de excelentes jugadores de fútbol (Gareth), de rugby (Sam Warbuton, capitán de la selección galesa), de ciclismo (Geraint Thomas, medalla olímpica) y de hockey. Triunfaron gracias a un entrenamiento duro que dirigió con mano de hierro y mente clara Gwin Morris, un profesor que generó la competencia entre ellos para llegar a ser los mejores en todas las especialidades. « Gareth sigue siendo el mismo de siempre. Callado, tímido. Solo habla en el campo, como hacía con nosotros hace diez años», subraya Morris ante ABC. «Nos visita todos los años como si no hubiera cambiado nada. Y es un portento que triunfa nada menos que en el Real Madrid ».

El Whitchurch, situado en Pennline Road, a trescientos metros de su casa, se ha convertido en una escuela idolatrada por los galeses. Es la semilla de los referentes deportivos de todos los galeses. A otros cuatrocientos metros del colegio vivía Emma Rhis-Jones, la novia de toda la vida de Gareth, su pareja en la actualidad, con la que tiene una hija, Alba, nacida en octubre de 2012. «Es el ejemplo ede que por dentro no ha cambiado», indica su profesor. «Gareth mantiene su antigua forma de vivir, con su novia, con sus padres, con sus amigos», ensalza «míster» Morris. «Tiene que residir en España porque juega en el Real Madrid , pero sigue siendo la misma persona».

Ahora, en el número 48 de la calle Velindre hay tres grandes coches, propiedad de sus padres, pero no se han movido de esa casa. Bale se compró una mansión en la misma zona de Cardiff, cuando era profesional del Tottenham. Nunca abandonó su barrio. Emma tampoco quería marchase de sus orígenes. Por eso, sus amigos y vecinos les quieren. Se sienten orgullosos. «Son galeses y se enorgullecen de ello», dice un residente del vecindario, Mike Barry. «El dinero no les ha hecho olvidar de donde vienen».

Gwin Morris también tiene mucha culpa de esa personalidad de Bale y de otros campeones nacidos en una camada casi irrepetible, que participaban en diversos deportes y eran los mejores en todos ellos. «Gareth y Warburton eran compañeros de pupitre y fueron siempre los números uno. Pero siempre se llevaron bien. No hubo celos. Gareth era genial en fútbol, en el hockey, en el rugby y en atletismo. Corría mucho, tenía resistencia y a la vez era rápido. Warburton era muy potente. Había nacido para el rugby».

Todo Gales rememora que Morris obligó a Bale a jugar solo con la pierna derecha durante un año. «Lo hice para mejorar su juego con la diestra y, la verdad, para equilibrar los partidos en la Whitchurch High School. Pero Gareth volvía a ser el mejor incluso sin tocar el balón con esa pierna izquierda que era sensacional. Tenía un disparo colosal. Y su zancada era increíble. El gol que le marcó al Barcelona en la final de la Copa del Rey resume todo lo que es».

Warburton, el otro gran ídolo de Gales, su colega de mesa en el cole, advierte que nunca se tuvieron celos, ni se pelearon, aunque desacaran sobre los demás chavales: «Nos llevábamos bien. No competíamos realmente entre nosotros. Él destacó en el fútbol y yo me centré en el rugby. Ahora, veo a Gareth en el Real Madrid , echo la vista atrás y pienso que fue la entrega que demostró para triunfar la que le ha llevado al éxito».

Morris desvela otro secreto: «Los padres de Gareth le dieron una educación recta, dura. Y en el colegio mantuvimos la norma del afán de superación , de exigir cada vez más, que no se conformaran con ser los mejores. Tenía que evolucionar. Por eso le prohibí jugar con la zurda, para que sufriera, que no se sintiera a gusto y se relajara».

Lo único que Warburton no perdona a Bale es que dejara el Tottenham. Gareth, en efecto, sigue siendo el mismo. El 27 de junio acudió a su barrio de Cardiff, en plenas vacaciones, para inaugurar el nuevo Whitcurch School creado para niños pequeños. Allí saludó a todos sus amigos y vecinos. Y a los niños del nuevo colegio, que le recibieron con cánticos de «¡Bale, Bale!».

La estrella regresó «a casa» porque recibió una carta de dos chavales de la escuela, Evan Davies y Annie Griffin, que le invitaban a la inauguración. No podía faltar. Eranm los suyos. Su barrio. «Fue una gran alegría que viniera», dice Evans, de once años. «Cuando supe que habría una sorpresa preparada por el colegio, sabía que sería él. Y me lo callé. Los otros niños no lo supieron hasta que le vieron bajar del coche».

Edwina Hart, la ministra de Economía, Ciencia y Transporte de Gales, se suma al homenaje: «La Supercopa es un excelente escaparate turístico y comercial para Cardiff. Todo el mundo sigue aquí los partidos del Real Madrid . Bale es nuestra bandera en el fútbol mundial. Él sigue siendo el de siempre, apegado a su familia, a Cardiff y a su barrio».

En el barrio de Bale: «Sigue siendo el mismo, callado, habla solo en el campo»

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