El Madrid gana tres de cuatro finales de Champions

La primera de ellas la jugó el 13 de mayo de 1956, con Di Stéfano como estrella y Villalonga en el banquillo. Ganaron los blancos 4-3 al Stade de Reims. Durante los cuatro años siguientes irían llegando otras tantas. El 30 de mayo de 1957, en el propio Santiago Bernabéu, el Madrid derrota a la Fiorentina 2-0 con goles de Di Stéfano y Gento. Bruselas, el 28 de mayo de 1958, sería el escenario de la tercera Copa de Europa merengue: 3-2 al Milán con un histórico tanto de Gento en la prórroga. La cuarta llegó, de nuevo, ante el Stade de Reims (2-0), el 3 de junio de 1959 en Stuttgart. Y la quinta, que cerraba un ciclo triunfal, fue la mejor de todas ellas. El 18 de mayo de 1960 la ciudad escocesa de Glasgow fue escenario de una de las mayores exhibiciones futbolísticas de la historia. Marquitos, Santamaría, Di Stéfano, Puskas y Gento, noquearon al Eintracht de Frankfurt por 7-3, en la que es considerada por muchos como la mejor final de la historia de la competición.

Hasta 1966 no llegaría la sexta Copa de Europa, y de Gento. 2-1 ganó el Madrid al Partizán de Belgrado en aquella final jugada en Brusela el 11 de mayo de 1966. Antes, los blancos perdieron otras dos: en 1962, ante el Benfica de Eusebio (3-5) y en 1962, contra el Inter de Milán (1-3). Tras la sexta lograda en Heysel, tuvieron que pasar otros quince años para ver de nuevo al Real Madrid en una final de la máxima competición continental. Fue en 1981, en el Parque de los Príncipes de París, contra el Liverpool. Allí, un gol de Kennedy cerca del noventa supuso la tercera y última derrota de los blancos en una final de Champions. El Madrid de los García y entrenador por Boskov se quedaba sin su «orejona». Y otra vez una larga sequía, esta vez de 17 años, hasta la siguiente final. Aunque, en esta ocasión, mereció la pena.

El 20 de mayo de 1998 el Madrid lograba la Séptima en el Amsterdam Arena gracias al ya legendario tanto de Pedja Mijatovic (según algunos el fuera de juego) que sirvió para derrotar a la Juventus (1-0). Comenzaría otro ciclo de gran éxito, con otras dos Champions más en cuatro años. En el 2000, triunfo en París ante el Valencia (3-0) con tantos de Morientes, McManaman y Raúl. Y en 2002, la eterna volea de Zidane en Glasgow para derrotar al Leverkuzen (2-1) y alzar la Novena .