champions league
El Real Madrid golpea primero gracias a un gol de Benzema
Los blancos ganaron por la mínima al Bayern (1-0) con un gol del galo. Ronaldo y Di María pudieron ampliar la ventaja. Casillas hizo su habitual milagro rozando el noventa
rubén cañizares
«Hay que saber sufrir» repitió varias veces Xabi Alonso en la rueda de prensa previa al partido. Muchos de sus compañeros también hablaron antes del encuentro de «jugar con cabeza y de aguantar los malos momentos con fortaleza mental». La fórmula la tenía clara ... el Madrid. La encontró contra el Barça en la final de Copa . Hay dos equipos en el mundo con los que a día de hoy los blancos no pueden competir en la posesión: los azulgranas y el Bayern. No le quedaba otra que ejecutar una batalla hermana a la de Mestalla. Los réditos, de nuevo, también fueron (casi) los mismos, a falta de que en el Allianz los blancos hagan buen el gol de oro de Benzema. (Narración y estadísticas)
En los primeros minutos, el Madrid no pasó del medio del campo. Ni podía, ni sabía. El Bayern, en la versión top del manual de estilo de Guardiola, acumulaba un 85% de posesión del balón , cinco saques de esquina y un olor a miedo en la grada que era más peligroso que el propio juego de los bávaros. Un señor equipo estaba en el Bernabéu demostrando al planeta por qué era considerado el «coco» de Europa. Ahora bien, enfrente no estaba tampoco un equipo cualquiera. Estaba el mejor del mundo a la hora de contragolpear, el mejor legado que dejó Mourinho en sus tres años en el Madrid. A la primera que tuvieron evidenciaron el por qué.
Era el minuto 19, cuando Kross, desde el punto de penalti, estrelló un disparo en la espalda de Pepe. El balón le llegó Isco, tras pasar antes al primer toque por Benzema y Alonso. El andaluz, igual de rápido que galo y tolosarra, combinó con Cristiano. El luso recibió y soltó el pase de inmediato para la subida de Coentrao que con un centro rasito y medido a la bota de Benzema le puso en bandeja el primero. En menos de diez segundos, el Madrid había fabricado un golazo de la nada. (Fotogalería del partido)
Aquello amainó levemente el abrumador dominio de los teutones y desperezó a los de Ancelotti, que poco después rozaron el segundo en otra vertiginosa contra. Esta vez fue Benzema el asistente, Modric el recuperador y lanzador de la jugada y Cristiano el rematador. Incomprensiblemente, el luso, sólo en el punto de penalti remató de volea muy alto. La cara de enfado de Ronaldo demostraba a la perfección la importancia del error. En Champions hay ocasiones que no se pueden perdonar . Y menos en semifinales. Que se lo digan también a Di María, que en la prolongación tuvo otra oportunidad gigantesca de ampliar el marcador y, como Cristiano, se llenó de balón cuando estaba sólo ante Neuer. Su disparo se fue al segundo anfiteatro. La ocasión del argentino echó el telón a una primera parte donde el equipo con un 20% de posesión del balón mandaba en el marcador por un tanto de ventaja y podía hacerlo fácilmente por tres. El fútbol no entiende de matemáticas. Sólo de balones dentro de la red. Por eso ganó el Madrid
Ancelotti cambia el guión
El segundo acto dio paso a una nueva versión del Madrid sobre el tapete. Ancelotti, a pesar del resultado, no estaba contento con la asfixia que le estaba provocando este Bayern 3.0 de Guardiola. El italiano pidió más balón a los suyos, líneas más avanzadas y presión más alta. Y aquello supuso un golpe de efecto al partido. Un toque de genio de Carletto. El Madrid igualó la posesión y el acoso alemán bajó bastantes peldaños. Los bávaros seguían llegando a inmediaciones de Casillas pero todo moría en centros inocentes de Robben o Alaba siempre rechazados por la zaga blanca. Todos y cada uno de ellos: Carvajal, Pepe, Ramos y Coentrao dieron una lección a Robben, Ribéry, Mandzukic y Kross de cómo parar a una locomotora alemana.
Trasncurridos ya más de dos tercios del choque, la persiana se le había bajado definitivamente al Bayern y Guardiola no tenía más remedio que poner de su parte para volver a subirla. Javi Martínez, Goetze y Muller eran sus herramientas de refresco. Ancelotti también tiró de las suyas: Bale, Illarra y Varane (por un Pepe, inconmensurable todo el partido, lesionado).
El triple movimientos de piezas por ambos equipos dejó un rush final cargado de tensión y nervios. El partido se había roto definitivamente y el centro del campo empezaba a ser una zona ocupada por minas. Nadie la pisaba. Todo era un ir y venir donde el plomo de las piernas vencía a las ideas. Bayern y Madrid llegaban a las áreas rivales sin atino ni precisión alguna. Sólo Modric (otro recital del croata) y Alonso (en su mejor partido en meses) ponían algo de inteligencia y sosiego para matar un partido que, cómo no, no podía terminar sin el habitual milagro de Casillas. En el único error del Madrid en todo el partido, rozando el noventa, Gotze recibió un balón franco dentro del área para fusilar a Íker. El germano disparó duro y seco. El de Móstoles puso su manopla derecha más fuerte aún. Mano de santo.
Aún quedaría tiempo en la prolongación para otro susto alemán. Muller estuvo a punto de cazar en el área pequeña un balón cabeceado por Mandzukic. San Xabi Alonso apareció una centésima de segundo antes para quitarle el empalme y dar paso a un sueño que dura ya doce años: meterse en la final de la Champions. La ventaja no es amplia ni definitiva. Pero el Madrid llegará a Alemania con un tanto de ventaja y noventa minutos por delante para ponerle un (bendito) fin al triple transbordo teutón antes de desembarcar en Lisboa. O no. En seis días, la respuesta.
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