OPINIÓN
Ganar, y después ganar
«Por mucho que Schuster esté en la cuerda bien floja del Málaga, en La Rosaleda los madridistas no tienen otra opción que la victoria»
Ganar, y después ganar
No hay otra. Cada partido de aquí a mayo será una contrarreloj en la que el Real Madrid no puede mirar hacia atrás. Fue Luis Aragonés quien acuñó al contestar a una pregunta sobre cuál era la estrategia del equipo ante el partido ... a jugar, una consigna tan implacable como sencilla: «ganar, ganar, y ganar...». Por mucho que Schuster esté en la cuerda bien floja del Málaga, este sábado el encuentro en La Rosaleda, los madridistas no tienen otra opción que la victoria. No sólo por razones obvias –no dar un respiro a los que vienen detrás- sino porque así encararía el decisivo partido frente al Barça el domingo 23 con los cuatro puntos intactos y optaría a colocarse a siete puntos en el tramo final de la Liga BBVA.
De ahí que el cauto Ancelotti haya declarado la importancia del resultado de esta noche. Ancelotti, el hombre tranquilo, reluciente y reciente su premio italiano Enzo Bearzot porque «su simpatía y humanidad le hacen ser una excepción entre los técnicos top», y ha logrado la paz de Versalles en el vestuario. Pero las razones del Premio ¿cómo dejan al resto de sus colegas? ¿inhumanos? ¿”sargentos de hierro”?
Lo cierto es que Ancelotti administra la plantilla con guante de seda. No solo porque ha normalizado la tesis de los quince titulares, sino porque ha logrado, con enormes dosis de sentido común trasalpino, crear un ambiente de triunfo entre todos. Lo más duro a lo que se ha enfrentado no ha sido solo el profundo y adolescente ego de los jugadores, unos muchachos de apenas treinta años, o menos, que se ven en la cima de la popularidad y el dinero, sino la cohorte de familiares y palmeros de Peret mediáticos que les calientan la cabeza hasta la fiebre.
Y eso tiene un mérito y demuestra que hoy el espectáculo impactante del fútbol, por muchos conocimientos técnicos que uno posea, se vienen abajo si el vestuario se aleja del entrenador. Hoy es el prólogo del gran encuentro. Pero los prólogos también hay que ganarlos. Por eso Luis es hoy ya el sabio de Hortaleza.
Ver comentarios