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Illarramendi, un ídolo de andar por casa

Su fichaje por el Madrid dejó medio millón al equipo local del Motrico y logra diluir viejas fobias blancas

Illarramendi, un ídolo de andar por casa abc

itziar reyero

El Real Madrid pagó este verano por él 38 millones de euros, su fichaje español más caro, pero Asier Illarramendi sigue siendo en su Motrico natal (Guipúzcoa, 5.000 habitantes) un ídolo de andar por casa. Su gesto de alquilar a toda su cuadrilla de amigos un autobús para que le acompañaran a Madrid en su flamante presentación en el palco del Bernabéu fue la señal al mundo de que el cordón umbilical que le une a su pueblo no lo rompe ni su nueva cuenta corriente galáctica. Sus vecinos viven hoy más orgullosos al ver en la televisión cómo aquel crío tímido que fichó la Real Sociedad cuando era solo un alevin despunta entre los mejores futbolistas del planeta. Mientras, en sus ratos libres sigue enganchado vía «whatsapp» a su familia y amigos de toda la vida. La Real visita el Bernabéu el sábado, en el que será el reencuentro con sus antiguos compañeros, y los suyos desean que sea titular y haga un «partidazo», aunque los tres puntos sean vascos.

Medio millón al equipo local

El flamante traspaso de Asier ha dejado cerca de medio millón de euros al modesto equipo local, el Motrico, donde el rubito alevín que un día se llevó la Real dio sus primeras patadas al balón. El presidente del club, Jon Naberan , comenta a ABC entusiasmado, aunque sin desvelar la cifra exacta, que hace solo unos días «arregló cuentas» con la directiva realista de Jokin Aperribay, lo que les va a permitir «respirar tranquilos» al menos durante diez años, dado que su presupuesto es de 60.000 euros anuales. «Para un club modesto como el nuestro —300 socios con cuota máxima de 40 euros— el fichaje de Asier es una lotería. Siempre andábamos peladillos, aunque los dos últimos años ya recibimos 13.000 euros de la Real por los partidos jugados en Primera», dice. Reunida el miércoles, la Junta explicaba sus planes de mejora con el dinero recibido: comprar equipaciones de entrenamiento a los chavales —tienen siete equipos federados, uno en Regional Preferente— y material. «Sin volvernos locos», prometen sin parar de mostrar fotografías de Asier. «Que un crío de aquí vaya al Madrid tiene tela», se relamen apuntando al balcón encendido justo encima del campo. «Es su casa. Su hermano, Mikel, es portero del Motrico. Y su novia también jugó aquí», enumeran.

Sí quieren poner coto a la mezcla de camisetas que el miércoles lucían los jóvenes futbolistas en las modernas instalaciones del club: tantas del Barça como de la Real, también del Athletic, del Borussia... Y, lo nunca visto, una del Madrid. De Cristiano.

Lo cierto es que el fichaje de Illarra ha derribado algunas fobias hacia el club blanco, engordadas por la omnipresente política, en una zona hostil para el madridismo donde las únicas banderas que se ven son de la Real o del Athletic —por ser el límite entre Guipúzcoa y Vizcaya—, la ikurriña o la de los presos de ETA . «Asier ha creado afición por el Madrid. No tanto como para que se forme una peña pero sí que la gente ahora está más pendiente de la televisión y el periódico cada vez que juega. Cuando antes se pasaba olímpicamente», afirma el dueño del bar «Goiri-Behera». Es de la familia de Esther, la novia, que se ha mudado con él a Madrid para seguir Psicología. «Están encantados. Con cochazo y casa en la Moraleja es más fácil. Vienen poco pero están siempre conectados al teléfono. Y el club les cuida mucho», añade. Algunos amigos bajarán al Bernabéu, pero la mayoría se reunirá, como cada semana, en el «txoko» a ver el partido.

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