liga bbva
Ozil fusila al Betis con un rifle de seda
La elegancia del alemán decanta un partido discreto donde el Madrid selló un trámite incómodo e inoportuno
José Manuel Cuéllar
En ese caminar anodino por la Liga el Madrid lleva encontrándose partidos como este un domingo sí y otro también. Los solventa con más pegada e inercia que con juego, apoyado un día en uno, otro en aquel y la mayoría en Cristiano. Es normal ... dadas las circunstancias del equipo, más pendiente de la Champions que de una Liga perdida en Navidades.
Esta vez fue Ozil el que rescató al equipo y, sobre todo, el que hizo que mereciera pagar la entrada al Bernabéu. Cuando es el alemán el que entra en el campo en estado de gracia, la sonrisa del madridista es doble: porque hace ganar a su equipo y porque lo hace con una elegancia y porte que cada día se ve menos en el fútbol de hoy. Es cierto que Cristiano derriba a los rivales a cañonazo limpio, con esa explosión de vitalidad y esa contundencia arrebatadora, pero lo de Ozil es otra cosa. Ver como tumba a los contrarios empujándoles con un dedo es algo milagroso para el fútbol de músculo, hierro y sangre que se estila hoy en día. [Narración y estadísticas]
El partido fue discreto a pesar de que había muy buenos peloteros en el campo. Sin embargo, faltó atención, tensión y seriedad, al tiempo que sobró juego distendido y desenfado en las marcas. Un encuentro de esos que irrita a los entrenadores porque el balón apenas pasa por el medio campo, con escasa elaboración en los dos equipos. El Betis tiene mucho de medio campo para arriba, pero es más blando atrás. Casi lo mismo que el Madrid en este partido, obligado Mourinho a conformar una zaga de circunstancias, defensa que se fue cayendo en picado a medida que surgían lesiones de todo tipo. Se lesionó Marcelo, luego Modric, después Carvalho (que aguantó como pudo) y finalmente Benzema, mientras Mou iba maniobrando sobre la marcha para poner parches aquí y allá.
Valentía bética
Es en esas circunstancias, con el partido desatado de todo corsé, cuando le gusta aparecer a Ozil. Con los técnicos distraídos en otros lances, con los defensas alegres, sin marcas excesivas en el medio campo... Por ahí llegó el alemán para sacar su fusil hecho de seda. Con un toque armó todas las contras, encontró agujeros imposibles y llegó con un silencio mortal a la línea de gol, justo donde fusiló al Betis sin un solo ruido, pisando flores y dejándolas intactas.
El Betis hizo lo suyo, lo que le gusta a Mel: tirar de alegría sevillana, tocar, dar el balón a Cañas y Beñat y que estos inventen. Los béticos intentan defender como los grandes, teniendo el balón, pero si enfrente tienen a equipos grandes, letales en la contra, como es el Madrid, sufren mucho. A cada oportunidad perdida de los andaluces contestaba el Real con otra más clara hasta que Ozil marcó el primero, montó la contra del segundo en una saque de puerta excelente de Diego López y sentenció al marcar el tercero justo cuando el Betis iba con todo arriba en busca del empate.
Apretaron muchos los verdiblancos tras marcar en el penalti de pardillo hecho por Nacho, y ahí se salvó el Madrid con cierta fortuna (dos tiros al palo del Betis, aunque el Real también tuvo el suyo). En ese portería a portería sin apenas pasar por la medular, en un golpe a golpe a ver quien aguanta más, todos vieron a los andaluces en la lona. Porque es así: si te pones a cambiar guantes con un gigante, sin moverte, la manopla de este te acaba mandando a la lona, por una cuestión natural, porque tiene más pegada, porque tiene a Cristiano, a Ozil, a Benzema, a Callejón...
El Betis desaprovechó lo que tuvo, por A o por B, porque no llegó por un pelo, porque Albiol estuvo sembrado en momentos oportunos, por un centímetro, por dos, pero al final llegó Ozil, hizo amago a una sombra, salió por el otro lado, enlazó y se fue buscando el hueco, lo encontró, se la dieron y ahí se acabó la historia. Como siempre...
Ozil fusila al Betis con un rifle de seda
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