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real madrid

Treinta años de la quinta del Buitre

Aquel equipo recuperó la esencia del Madrid de Di Stéfano. Su clase creó el miedo escénico

Treinta años de la quinta del Buitre JOsé ramon Ladra

T. GONZÁLEZ-MARTÍN

Septiembre de 1983. A Salvador, el dueño del mítico Gloria Bendita, restaurante de reuniones secretas de los hombres del fútbol, le pilló de sorpresa una vez, que no dos. El Castilla de Amancio, líder de Segunda, jugaba los sábados a las cinco de la tarde ... en el Bernabéu. Era la quinta jornada. Le visitaba el o Madrileño. El boca a boca había volado como Butragueño lo hacía en esos diez metros de arranque imparable, con el balón pegado al borceguí, mirando al frente, nunca al césped. «Hay unos chicos que juegan primorosamente». El mítico estadio solía registrar entradas de quince mil espectadores con el filial. Estaban abiertas solo la mitad de las puertas del coliseo. Acudieron 65.000 personas. Unas semanas más tarde, frente al Bilbao Athletic, el Castilla siente el clamor de 85.000 espectadores. «El filial tiene tanto público como el primer equipo. ¿Qué sucede?». En el club sueñan con el futuro. Martín Vázquez, Míchel, Sanchís, Pardeza y «el Buitre» realizan «el mejor fútbol que hemos visto aquí desde la época de Di Stéfano». Y Don Alfredo, entrenador del primer equipo, les ascendió paulatinamente a su plantilla para crear un conjunto histórico, glorioso, de calidad suprema.

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