Crítica de danza
'The Köln Concert', bailar un relato con varias identidades
El coreógrafo y bailarín Trajal Harrell presenta en el teatro Central su creación junto a Zurich Dance Ensemble
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Sevilla
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'The Köln Concert'
- Coreografía, banda sonora y vestuario:
- Trajal Harrell
- Intérpretes: New Kyd, Maria Ferreira Silva, Stephen Thompson, Thibault Lac, Songhay Toldon, Ondrej Vidlar
- Música: Keith Jarrett, Joni Mitchell
- Iluminación: Sylvain Rausa
- Dramaturgia Katinka Deecke
- Teatro Central Día: 30 de noviembre de 2024
Los más viejos del teatro Maestranza recuerdan con algo de 'pavor' la actuación de Keith Jarret en este coliseo, y no por sus exigencias de aguas minerales o quesos franceses, como hizo Joan Báez en el mítico ciclo Cita en Sevilla, sino por la exigencia ... del compositor con los pianos. Hasta tres instrumentos rechazó hasta encontrar el que quería.
Así las cosas, es mítica la historia de cómo surgió esta obra, 'The Köln Concert', que centra el trabajo presentado en el teatro Central por Trajal Harrell (Georgia, Estados Unidos, 1973), y el Zurich Dance Ensemble, con el mismo título, y que incluía además de la pieza de Jarret, otras de la no menos mítica cantante, Joni Mitchell.
En el año 1975 cuando Keith Jarret aún luchaba por abrirse camino, recaló en Colonia (Alemania) en una gira. Allí daba un concierto en directo, pero en lugar del piano que había acordado, un cola imperial Bösendorfer 290, se encontró con un pobre instrumento desvencijado y desafinado, en el que se negó a tocar. Como el público esperaba y la directora del festival le pidió que actuara, Jarret lo hizo, improvisando lo que luego sería el disco de jazz más vendido de la historia, 'The Köln Concert', en el que además, si se escucha bien, el pianista casi tan sólo utiliza la dos octavas centrales del teclado, sin apenas graves ni agudos.
Cuatro canciones de Joni Mitchell inician esta pieza de cincuenta y cinco minutos en la que Harrell es como si nos hubiera grabado a cada uno de nosotros cuando estamos en casa bailando a placer sin que nadie nos vea. Es como romper la intimidad de quien no quiere ser visto. Pero Harrell no estaba en escena, a pesar de venir incluido como intérprete en la hoja de sala, al parecer por un resfriado, aunque el pasado mes de febrero en Condeduque, tampoco estuvo, en esta ocasión, parece que por una lesión de muñeca. Los siete taburetes de piano, en honor a Jarret, son los únicos elementos de la escenografía.
La obra es la demostración palpable de cómo puede estructurarse un relato utilizando casi todo el tiempo el braceo como elemento para construir un movimiento coral. Los bailarines van incorporándose a la escena de uno en uno, hasta conformar un grupo. Ataviados con un originalísimo vestuario, en el que lucen superpuestos vestidos, elementos como corsés o incluso medias de fantasía floral, hombres y mujeres, al final acaban todos vestidos de negro en distintos formatos.
El grupo es muy heterogéneo, en danza y en estética física, lo que Harrell prefiere. Todos bailan el mismo estilo, pero todos son diferentes. Con el piano de Jarret los bailarines parecen cobrar otra vida, y de repente, la coreografía se convierte en pasarela, con los intérpretes recorriendo el espacio en relevé, es decir, de puntillas, creando el efecto de desfilar, transformando las poses de moda en puro movimiento.
La pieza conmueve, asombra y sobre todo, atrapa. Son mudanzas constantes de cada uno de los bailarines hasta conformar una expresión coral, a pesar que en ningún momento se tocan, cada uno está y pertenece a su propio universo interior. Quizás, este aislamiento de los intérpretes sin rozarse pueda ser debido a que Harrell creó esta pieza durante la pandemia, y eso le marcó.
Los intérpretes son magníficos, excelentes comunicadores de lo que el coreógrafo quiere transmitir y sobre todo, comparten con el público sus alados movimientos y sus desfiles artísticos sobre el tapiz. La banda sonora es tan espectacular, que buena parte del éxito de la pieza es precisamente la elección musical de este concierto de Jarret y de la voz de Joni Mitchell que resulta mágica.
Muy buen fin de semana de Danza que nos ha planteado el Teatro Central con dos propuestas muy diferentes, pero ambas de enorme calidad: Marcat Dance y Trajal Harrell Para atrás, ni para coger impulso.
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