Qué ver y hacer en Triana: los imprescindibles del barrio sevillano

Y como «Triana es maravillosa» -de nuevo la canción de 'Siempre así'-, te hacemos una recopilación de qué puedes ver y hacer en este barrio del que seguro no te vas a olvidar y al que vas a querer volver siempre que puedas. ¿Empezamos?

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El puente de Triana

A Triana hay que llegar cruzando el puente, que en realidad se llama de Isabel II, la reina española madre de Alfonso XII, pero que todo el mundo conoce como puente de Triana. Desde la calle Reyes Católicos dejamos atrás el casco histórico de Sevilla para cruzar a la otra orilla del Guadalquivir, que fue el Río Grande de los árabes o el Betis de los romanos. Es el puente más emblemático de la ciudad y fue construido entre 1845 y 1852 por los ingenieros franceses Gustavo Steinacher y Ferdinand Bennetot para sustituir al antiguo puente de barcas. Para el diseño, los ingenieros se inspiraron el puente del Carrousel de Paris, el cual desaparecería años más tarde. Se compone de tres arcos de 43.464 metros de luz cada uno y fue declarado monumento histórico nacional en 1976.

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Altozano

Una vez traspasado el puente, llegamos al Altozano, una plaza que da la bienvenida al populoso barrio de Triana, un arrabal de pescadores y alfareros que configuraron el primer núcleo urbano más allá del río, y que además servía de escondite para muchos fugados de la Justicia.

A nuestra derecha, justo cuando termina el puente, encontramos la capillita del Carmen, del arquitecto regionalista Aníbal González, también autor de la plaza de España, y a la izquierda, el monumento al torero Juan Belmonte, 'El pasmo de Triana', quien junto a Joselito, dominaron las plazas de toros españolas durante lo que se conoce como el Siglo de Oro del toreo sevillano. La escultura mira hacia la plaza de toros de la Real Maestranza, que se encuentra justo en la orilla de enfrente.

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La calle Betis

Desde el Altozano, y justo a nuestra izquierda y siguiendo la ribera del río, se encuentra la calle Betis, que recibe su nombre de la denominación romana del gran río de Sevilla. Su caserío, colorido y tradicional, ofrece una estampa inigualable. A lo largo de la calle hay numerosos bares, restaurantes y terrazas donde almorzar, cenar o tomar una copa en uno de los lugares más emblemáticos de Triana y, por supuesto, de Sevilla. Es posible también en algunos locales de esta calle disfrutar de espectáculos flamencos. Enfrente, y como ya hemos dicho antes, la plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, el teatro de la Maestranza y la Torre del Oro se alzan majestuosos con la imponente mole de la Catedral y la Giralda justo a su espalda.

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La calle Pureza

También conocida en otros siglos como la calle Larga, es una de las calles más antiguas del barrio de Triana. Discurre paralela a la calle Betis y está llena de sabor y tradición ya que muchas familias siguen viviendo en los edificios y casas unifamiliares que la conforman, así como en el entramado de pequeños callejones (Flota, Rocío) y calles estrechas, como Pelay Correa y Rodrigo de Triana (sí, el primero que vio tierras americanas era trianero) que le dan vida a la Triana más castiza y antigua. En esta calle se encuentra la capilla de los Marineros, sede canónica de la hermandad de la Esperanza de Triana, una de las que concita mayor devoción en Sevilla junto a la Macarena, el Gran Poder o el Cachorro (de Triana, después hablaremos de él), que bien merece una visita y la parroquia de Santa Ana.

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La parroquia de Santa Ana

La parroquia de Santa Ana, también conocida como la catedral de Triana, es un punto neurálgico de la religiosidad popular del barrio. Fue mandada construir por Alfonso X el Sabio en el siglo XIII. De estilo gótico, este templo católico está declarado Bien de Interés Cultural y fue catalogado como Monumento en 1931. Santa Ana es la abuela de Jesucristo y madre de María, y por ende, abuela de todos los trianeros. En el mes de julio, y coincidiendo con la festividad de la Santa, se celebra en Triana la tradicional Velá de Santa Ana, una de las fiestas mayores de Sevilla. La calle Betis y el Altozano se llenan de casetas donde se come y se bebe, se baila, se canta y en el río, los jóvenes juegan al concurso de la Cucaña.

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Mercado de Triana y castillo de San Jorge

Si volvemos a situarnos en el Altozano, justo a nuestra derecha nos encontramos con el Mercado de Triana, que ocupa el emplazamiento de donde se ubicaba el antiguo Castillo de San Jorge, alrededor del cual se desarrolló el primer núcleo poblacional de Triana, y que después se convirtió en sede de la Inquisición. El mercado, aparte de para comprar alimentos de calidad garantizada, es un sitio ideal para comer, ya que muchos puestos se han convertido en bares y restaurantes donde incluso se pueden degustar los propios productos adquiridos en el mercado. Asimismo, también se pueden visitar los restos del antiguo castillo de la Inquisición en el Centro Temático de la Tolerancia.

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Calle Castilla y el Centro de la Cerámica

La siguiente parada en nuestro recorrido por Triana será la calle Castilla y las vías paralelas, como Antillano Campos o la calle Alfarería que, como su nombre indica, recuerdan el pasado y el presente relacionado con la cerámica de este barrio universal. A la calle Castilla se accede desde el Altozano y la calle San Jorge, y es una vía larguísima que desemboca en la antigua ermita del Patrocinio, hoy basílica y sede canónica de la hermandad del Cachorro. El Cristo de la Expiración es una de las mayores devociones de Sevilla y por tanto, visita obligada para todos los visitantes. Pero antes no hay que olvidar visitar también la parroquia de la O, donde se encuentra la hermandad de la O o de Jesús Nazareno. Junto a la parroquia, un azulejo nos recuerda la existencia de las antiguas almonas reales,  que fabricaban jabón teniendo el aceite de oliva como base. Para poder distribuir el jabón, los barcos llegaban hasta las mismas almonas por el río y el Paseo de la O. Las almonas estuvieron funcionando hasta la segunda mitad del siglo XIX.

El Centro de la Cerámica se encuentra en la confluencia de las calles Castilla, San Jorge y Antillano Campos. Nació en 2014 con el objetivo de poner en valor la historia de la tradición alfarera en Triana, así como servir de centro de recepción, interpretación y estructuración de la visita al barrio.

Está ubicado sobre el conjunto alfarero que fue sede de la empresa Cerámica Santa Ana-Rodríguez Díaz S.L., que se mantuvo activo desde época bajo medieval, produciendo una infinidad de vasijas y azulejos famosos en todo el mundo. La fachada aún conserva el rótulo de la antigua empresa, pintado a la cuerda seca sobre fondo azul. En la planta primera se encuentran la colección permanente, que presenta obras pertenecientes a diversos periodos históricos (desde el siglo XII al siglo XX) y una sala de exposiciones temporales. Es asimismo sede de la Bienal de Flamenco, arte universal declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad; pero también del Festival de Música Antigua de Sevilla.

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Calle San Jacinto

Gracias a la peatonalización de una gran parte de esta vía, la calle San Jacinto se ha convertido en una de las vías principales de la zona más castiza del barrio de Triana. Recibe su nombre de la parroquia de San Jacinto, que regentan los padres dominicos. Está poblada de bares y cafeterías para comer y sentarse en sus veladores. A pesar de la gran afluencia turística, los trianeros y sevillanos viven y hacen su vida en esta calle. En la parte peatonal se encuentra la pequeña capilla de la Estrella, sede de la hermandad de la Estrella. Sus puertas, casi siempre abiertas, permiten entrar para contemplar a una de las dolorosas más bellas de la Semana Santa sevillana.

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Otras zonas de interés

La zona más moderna de Triana se desarrolló con un caserío típicamente urbano, dividido en pequeños barrios que también tienen solera y sabor, como el barrio León, donde está radicada también la hermandad de San Gonzalo -la Semana Santa es una gran vertebradora de la sociedad y la trama urbana de Sevilla- o el barrio del Tardón, construido en su momento para familias desfavorecidas.