Recorriendo la calle Feria de Sevilla de arriba abajo: 12 planes para disfrutar en menos de un kilómetro

En esta lista encontrarás doce propuestas para conocer la verdadera esencia de una de las calles más populares de la capital hispalense en su poco menos del kilómetro de longitud. Desde la Resolana hasta San Juan de la Palma, estos son algunos de los planes que puedes disfrutar.

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Viajar al pasado en 'El Jueves'

El tramo de la calle Feria que abarca 'El Jueves', que va desde las calles perpendiculares Castelar y Correduría, ha sido testigo de una infinidad de regateos, acuerdos e intercambios entre compradores y vendedores. Ofreciendo antigüedades de todo tipo -cubiertos, espejos, cuadros, juguetes, sellos, vinilos, cámaras, etc.- es el más antiguo de los que se celebran en la ciudad. De hecho, su origen está muy ligado con el nombre de la calle.

Este no es el único mercadillo que ha tenido como escenario la calle Feria. En el siglo XIII, el lugar ya era conocido por acoger las ferias que el rey Fernando III de Castilla organizaba en la ciudad, de ahí la tradición que ha heredado de 'El Jueves'.

Como su nombre indica, se celebra única y exclusivamente cada jueves, excepto el Jueves Santo, y dar una vuelta ojeando los puestos es una manera de conectar con el pasado y conocerlo, así como descubrir objetos de lo más curiosos.

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El hachódromo de Sevilla

Ya sea por ocio, por hacer un plan diferente o por liberar estrés y tensiones, solo o en compañía, el Hachódromo es el lugar idóneo para sacar tu lado más salvaje. Situado al principio de la calle Feria, comenzando desde la Resolana, este establecimiento ofrece una experiencia única: lanzar hachas. ¿Serás capaz de acertar en el centro de la diana?

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Tarde de vino y pintura en Wine Gogh

Si te gusta pintar y beber vino, Wine Gogh es el lugar ideal para ti. El objetivo de este taller es pasar un buen rato y dar rienda suelta a la creatividad acompañado de una copa de vino, por lo que el don artístico no es un requisito para participar. Los instructores de la actividad se encargarán de proporcionar las técnicas y herramientas necesarias para crear una obra con pintura acrílica.

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Moda Vintage

Todo vuelve en el mundo de la moda: camisas de los años 80, pantalones campanas, anchos, gafas de colores, chaquetas anchas, y formas peculiares... Lo que hace décadas se llamaba 'tienda de segunda mano', ahora se conoce como 'tienda de ropa vintage', y la calle Feria está plagada de ellas. Además, el barrio se presta mucho a ellas, pues esa zona del Casco Antiguo tiene un ambiente muy alternativo.

Si se busca bien entre las perchas, se pueden encontrar auténticas joyas. Algunas opciones son la tienda solidaria Piel de Mariposa, Gorgeous Vintage, Antro Vintage, Ropero Sevilla y Nonna's Vintage.

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Viajar por el mundo a través del paladar

Conocer la gastronomía de otros países sin salir de Sevilla -y de la calle Feria- es posible. En menos de un kilómetro se pueden probar platos italianos (La Tradizionale, Bottega Italia, Pizzería Piccolo Treviso, Restaurante La Locanda de Andrea o Amoru gastro pizzería italiana); americanos (Hotty dogs o La calle Burger); españoles (Bar Ambigú, Freiduría Cervecería Monte-sión, Bar Casa Vizcaíno o La hermandad del Sushi, que fusiona la comida española con la asiática); mexicanos (Restaurante Casa Chihuahua) o de Oriente Medio (Kebab Mesopotamia y Restaurante Fatouch).

Además, hay opciones más vanguardistas (Abacería Quemedehe o Bar Tripa Vacía), exclusivamente veganas (Veganí) y gourmet (Doña Aceituna o Vinoteca de Sur a Norte Organiz Wine).

Por otro lado, la calle Feria también ofrece la opción de hacer un brunch, y el establecimiento Feria83 es un acierto asegurado y, aunque puedas quedar satisfecho con la infinidad de opciones que hay en la calle Feria para comer, ¡siempre hay hueco para el postre!

No importa si eres más de helados cremosos (Gioelia o Heladería Bolas), de un pastel (Panadería Casa Madre o de Curros), churros con chocolate (Churrería La Esperanza) o un cóctel original (2 monos Bar & Coctelería), en la calle Feria hay muchos sitios para poner la guinda del pastel a cualquier plan.

Para aquellos que disfrutan de los espectáculos acompañados de una caña, un refresco, una copa o un cóctel, Doctor Bar ofrece 'shows' de poesía, música y otras artes en directo.

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Los productos del Mercado de Feria

Una parada recomendable -y prácticamente obligatoria en la calle Feria- es su Mercado. Además de poder degustar comida brasileña, japonesa o castiza en un mismo lugar, se pueden comprar alimentos frescos; desde fruta a carnes, embutidos y pescados.

Este edificio es la plaza de abastos más antigua de Sevilla. Fue levantada en el año 1719, llegando a abastecer a toda la zona norte de la ciudad, y mantiene su función original en la actualidad, aunque ha ido reformando y ampliando su estructura, así como la variedad de productos que se venden en él.

A su vez, la visita se puede llevar más allá atravesando el recinto hasta llegar al Palacio de los Marqueses de La Algaba.

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Palacio de los Marqueses de La Algaba

A pesar de ser una joya de la arquitectura civil mudéjar, el Palacio de los Marqueses de La Algaba es uno de los grandes desconocidos de Sevilla, pues muchos de los sevillanos no conocen de su existencia. El edificio es el resultado de la sinergia de diferentes estilos artísticos: el gótico y el mudéjar.

Un palacio mandado a construir en 1474, siguiendo las órdenes de Juan de Guzmán y Torres, I señor de La Algaba, pasó un largo periodo de tiempo abandonado y, tras haber sufrido una infinidad de deterioros, estuvo a punto de desaparecer. Sin embargo, el Ayuntamiento de Sevilla puso en marcha su restauración y, en la actualidad, es la sede del Área de Educación, Participación Ciudadana y Edificios Municipales, aunque también alberga el Centro de Arte Mudéjar, inaugurado en 2013.

A pesar del paso del tiempo, los expolios y las restauraciones que el palacio ha sufrido, aún sigue conservando la portada original. Por otro lado, la torre situada en uno de los laterales tiene una estructura muy similar a la de la Torre de los Guzmanes de La Algaba.

Sin duda, la visita al palacio merece mucho la pena. Aunque la mayoría de columnas de mármol del patio central procedentes de Génova no se han conservado, la belleza del jardín sigue deslumbrando a los visitantes, al igual que lo hacen el resto de estancias.

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Parroquia de Omnium Sanctorum

Además del Mercado de Feria o el Palacio de los Marqueses de La Algaba, la calle custodia otros edificios emblemáticos como la Parroquia de Omnium Sanctorum, que data de 1249 y es la sede de la Hermandad Sacramental de la Reina de Todos los Santos, la Hermandad de los Javieres y la del Carmen Doloroso.

Para su construcción se reaprovechó parte de una vieja mezquita almohade. El detalle más evidente de ello es la torre situada junto a la fachada, donde se pueden ver elementos como los paños de sebka o los arcos polilobulados. Sin embargo, posteriormente se le incorporó el cuerpo de campanas y el chapitel decorado con azulejos.

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Encuentra un buen libro

Al igual que ocurre con la ropa y las reliquias, en la calle Feria se pueden encontrar libros de épocas pasadas, e incluso alguna que otra primera edición con décadas de historia.

Justo en frente de la Capilla de Montesión está la Librería Baena, que ofrece todo tipo de tebeos clásicos y españoles, cómics, manga y otros libros. Además, si eres fan de la lectura, en la Biblioteca Pública Municipal Alberto Lista, a pocos metros de la Librería Baena, podrás leer una amplia variedad de obras, y el único requisito es adquirir la tarjeta de usuario.

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Juegos de mesa con desconocidos

Si eres una persona sociable o quieres conocer a otras personas, y te gustan los juegos de mesa, el Checkpoint Arcade Bar te sorprenderá. Con diferentes opciones de bebidas y picoteo en su menú, el local organiza eventos, intercambios de idiomas y concursos, todo orientado a los juegos de mesa. ¡Incluso, como su nombre indica, tienen arcades!

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Visita a la Capilla de Montesión

La Capilla de Montesión es el hogar actual de la Virgen del Rosario y al Cristo de la Salud. Partió de un antiguo convento dominico para su construcción, en 1577, aunque posteriormente fue incautado con motivo de la Revolución de 1868. Durante este periodo, muchas de las imágenes pudieron salvarse por haber sido escondidas, e incluso la hermandad se trasladó a la iglesia de San Martín hasta que, tras ser reconstruido el templo, regresó y retomó su actividad religiosa en 1952.

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El broche de oro en San Juan de la Palma

Al final de Feria se encuentra la Iglesia de San Juan de la Palma, que, al igual que ocurre con otras construcciones de la calle, es un templo edificado sobre una antigua mezquita. Es una de las primeras iglesias gótico-mudéjares de la ciudad, aunque su estructura interior y exterior ha sido transformado en reiteradas ocasiones.

El templo rinde homenaje a Juan el Bautista, y en la actualidad da cobijo a figuras de gran importancia en el panorama religioso como son la Virgen de la Cabeza, la Virgen de Montemayor, Nuestro Padre Jesús del Silencio, la Virgen de la Amargura y San Juan Evangelista. Por tanto, en este lugar convergen las hermandades de la Amargura, de Ntra. Sra. de Montemayor y la de la Virgen de la Cabeza.

Por su parte, hay otra figura, aunque, a diferencia de las mencionadas anteriormente, esta no reside en alguno de los altares de la iglesia, sino en una sala integrada al templo a pie de calle. Jesús de los Afligidos -o el Señor de la Ventana- está constantemente observando a los peatones que pasan por su lado, algunos incluso se paran a admirarlo, pues es bastante llamativo.

La Iglesia de San Juan de la Palma desemboca en una plaza -en realidad, está reconocida como una calle- que recibe el nombre del templo, pero que los sevillanos conocen como «la plaza de los botellines», sin duda, el lugar idóneo donde muchas personas ponen el broche de oro a su visita por alguno de los puntos de interés de la calle Feria.