arte
Paco Pérez Valencia: «Le he sido muy infiel a la pintura pero esta ha sido fiel conmigo»
El artista presenta en Di Gallery la exposición 'Poemas incendiarios' con obras de los últimos años
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Paco Pérez Valencia, ante una de las piezas múltiples de su exposición en Di Gallery
Paco Pérez Valencia (Sanlúcar de Barrameda, 1969) tiene una vocación firme con la pintura, pero eso no quiere decir que le sea fiel. Al menos eso es lo que él afirma cuando se le pregunta por su relación con el arte, oficio en el ... que está desde que acabó sus estudios en la Facultad de Bellas Artes de Sevilla, en la que también obtuvo el doctorado. Pintor, pero también profesor titular de la Universidad Loyola Andalucía, es museógrafo y especialista en lenguajes contemporáneos que ha intentado transmitir a sus alumnos a través de conferencias y cursos.
Ahora presenta, tras dos años de trabajo y hasta el próximo 10 de febrero, una exposición titulada 'Poemas incendiarios' en Di Gallery, un espacio de Sevilla donde Paco Pérez Valencia expone nada menos que más de doscientas piezas, de diferentes formatos, estéticas y disciplinas, en las que abunda el óleo sobre papel y collage, y tiene la peculiaridad de que la mayoría de las obras tienen texto.
-Dígame, ¿cuál ha sido la génesis de esta exposición?
-Hace dos años, cuando hice la exposición de Jerez y tuve aquel accidente cayendo al vacío en el desmontaje que casi me quita de en medio, en aquella muestra yo contaba grandes temas que siempre han estado en mi trabajo, como el hombre como lobo y el daño que nos hacemos, el viaje y las estrellas. Eso me permitió reunir en un mismo lugar obras figurativas de los 90 con otras de a partir del 2000. Aquello funcionó como un solo proyecto y me permitía seguir contando lo que me motivaba a pintar.
-¿Qué le motiva seguir pintando?
-Tener una voz. A mí en los años 90 me afectó mucho la guerra de Bosnia. Yo era un pintor sevillano lleno de color y llegó a mi pintura el color negro, y en aquel momento me di cuenta de que el arte tenía que ser algo más, y no quedarse en mero vehículo de placer. Pensé que el arte debería ser voz, y aquello me hizo ser un contestatario. Y esta exposición de 'Poemas incendiarios' viene a reafirmar un poco todo eso. Me estoy haciendo mayor y creo que tenemos que gritar.
-¿Sigue en su pensamiento y en su alma el pintor Paco Molina?
-Sí, sin duda. Él subyace mucho en todo esto. Cada día hace más falta un personaje como Paco Molina. A pesar de que la vida me parece un regalo, creo que la estamos construyendo mal y se trata de redirigir el sueño y la emoción. No vale el placer de hacer cosas que nos gustan. Yo confieso que he sido muy infiel a la pintura, pero la pintura sí ha sido fiel conmigo. He navegado en todos los mares, conferencias, cursos, universidad, y todo me parecía emocionante, y yo decía: «Estoy aquí por el arte». Pero no, estaba fuera del arte. Y cada vez que volvía al estudio, la pintura me esperaba pacientemente, nunca me rechazó.
-¿Esta es la exposición de su vida?
-Sí, porque me reafirma en la relación de la pintura que nunca me abandonó. En la madurez veo a Paco Molina, y me he encontrado con unos galeristas que me han escuchado y el territorio común ha sido muy bonito.
-¿Cuál ha sido su relación con los galeristas a lo largo de su carrera?
-Me he sentido a veces un poco naufragando, porque cuando me iba bien en las galerías hubo muchos cambios. Mis galeristas de Barcelona se separan como sociedad, mi galerista de Madrid se jubila. Ellos eran quienes me llevaban a la feria Arco..., y yo pensaba que ya me llegaría y que me llamarían las galerías porque sabían que estaba ahí. Pero no llegaba y me di cuenta de que iba a ser muy difícil. La única que no me abandonó fue la pintura, y yo seguía pintando como si me esperase el mejor proyecto de mi vida. Así que estar aquí, en Di Gallery, es mantener la reividicación de que sigo vivo. Aún estoy en liza y me siento muy bien en esta exposición.
-¿Su trabajo a partir de esta exposición va a cambiar?
-Yo creo que mi trabajo siempre estuvo cambiando, y ahí encontré mi línea y mi soporte. La obra en papel y collage que presento ahora es como si me hubiera metido en una manifestación y me hubiera quedado con todas las pancartas que no terminan de estar bien escritas. Me encanta el aire de soflama y de pasquín que tiene esta exposición. He recogido telas de barco que ya no son material de navegación y son ahora soporte de mis ideas. Por eso se llama 'Poemas incendiarios', porque es una provocación a que la palabra sea también plástica. Algunos materiales de los collages han estado en mi estudio a veces hasta quince años, y les he dado el pasaporte vitalicio de sobrevivir en una pieza, en un objeto artístico, teniendo un final decoroso. Del estudio a la galería.
-Imagino que para hacer esta exposición ha necesitado de una toma de decisiones, porque no es fácil colocar doscientas piezas en obra múltiple o individual.
-Sí, la verdad. Yo me dedico a montar exposiciones, y en esta exposición los galeristas han sido ellos quienes han decidido, mi criterio no ha imperado, porque me gusta ver mi trabajo con otros ojos.
-En la exposición hay muchas menciones a personajes como Camus, Debussy, Bolaños y Pasolini.
-Yo creo que Camus y Pasolini son mis dos grandes referentes como artista, como dibujante. Además, Pasolini sensitivamente me recuerda a Paco Molina en todos los matices: políticos, personales, carnales, etc. Camus me recuerda mucho a mi padre. Y en ese terreno me he situado muchas veces, pensando cómo lo haría uno y el otro. Camus escribe como yo quiero pintar, y Pasolini piensa y actúa cívicamente como yo quiero hacerlo, y me cuesta, pero es un referente para mí. Bolaños es el visible, el ausente de todo que nunca se rindió. Su libro 'La universidad desconocida' fue la inspiración de mi proyecto de la Universidad Emocional.
-Hay cuadros que aluden a la belleza de forma insistente.
-Esa serie se llama 'Pensar como Pasolini, agradecer como Camus, silbar como Debussy, morir como Bolaños' y nace por la necesidad de explicar a mis alumnos de Estética de la universidad Loyola cuáles son los grandes conceptos en la filosofía y la estética. Les hice un hipergráfico para que entendieran en forma de atlas, este arsenal de ideas. Y cuando terminó la clase, la idea me gustó tanto que seguí explorándola en el estudio.
-Usted reivindica la pintura como un elemento de reflexión.
-Sí, absolutamente. No es una relación ni pasiva ni agradecida en lo formal. Quiere ser el detonante, el golpe y la oración, que también me sirve. Necesito dar gracias por lo que me está pasando, que es maravilloso, porque me hace ver que a pesar de las dificultades no tengo más que motivos para agradecer todo. Parece que estoy a punto de tocar algo, como el final de un verso.
Exposición 'Poemas incendiarios', de Paco Pérez Valencia
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Dónde: Di Gallery.
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Dirección: Calle Muro de los Navarros, 66.
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Cuándo: hasta el 10 de febrero.
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Horario: de martes a viernes, de 11:00 a 14:00 y de 18:00 a 20:30 horas. Los sábados, de 11:30 a 14:30 horas.
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Entrada: libre.
-Pero también hay una parte oscura en estas piezas, ya que habla de Auschwitz coloca la frase de Nietzsche «Dios ha muerto»...
-Sí, claro que sí. Esa zona oscura siempre ha estado. Cuando era más joven me preguntaban cómo era posible que yo, siendo tan sonriente y extrovertido, pintara tan negro. Y yo decía: «Porque soy consciente del mundo al que pertenezco, y este mundo necesita otra mirada». Yo combato lo que detesto y esto es lo que sé hacer y no puedo reprimirlo. A mí me motiva lo que me rodea, es mi gran atlas de inspiración. Siempre tengo material, recorto fotos, artículos, etc. Cuando voy a abordar un tema durante meses lleno las habitaciones del estudio de recortes, fotos y dibujos embrionarios que no llegan a ninguna parte, y lo único que quiero es vivir ese mundo. No me gustan los encargos y rechazo salirme de la línea, yo pinto con todo y no quiero interferencias. Soy muy obsesivo con mi trabajo.
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