Ignasi Aballí: «Reflexionar sobre el silencio en una sociedad con tanto ruido es difícil»

'In ictu oculi' es el título de esta exposición que, comisariada por Geovana Ibarra, presenta una selección de trabajos entre los que se incluyen obras pensadas específicamente para los espacios y el contexto del CAAC y la ciudad de Sevilla. Estará abierta al público del 6 de junio al 10 de noviembre próximo.

Ignasi Aballí, que se presenta en el museo sevillano por primera vez de forma individual, aborda en esta muestra dos temáticas estrechamente vinculadas: el silencio y las reflexiones sobre la pintura.

'In ictu oculi' (parpadeo), es una frase que se ve en una de las dos vanitas de Valdés Leal que están en la iglesia del Hospital de la Caridad. «En uno de los cuadros se ve un esqueleto que apaga una vela, y encima está escrita esta frase como una metáfora de la fugacidad de la vida, en un parpadeo pasa la vida, es una imagen de rapidez, que no sirve para nada acumular riqueza porque al final vas a morir».

La muestra está organizada en salas en las que se exploran aspectos específicos del trabajo de Ignasi Aballí. Los temas incluyen el parpadeo, que simboliza la intermitencia de la percepción visual y la fugacidad del tiempo; lo visible e invisible, que desafía nuestras nociones de percepción y realidad; y la relación entre texto e imagen, que cuestiona cómo entendemos y representamos el mundo a través de diferentes lenguajes.

Ignasi Aballí estudió Bellas Artes y fue alumno de Hernández Pijoan, pero parece que pronto la pintura se le quedó corta para expresarse: «Llegó un momento que me gustaba mucho pintar pero no lo que pintaba y empecé a buscar otras estrategias y otra forma de abordar la pintura incluso sin pintura, analizando la pintura como un lenguaje, su estructura, el color, la palabra... todo lo que la compone y empecé a pintar sin pintar».

En la exposición del CAAC el espectador va a ver una muestra que pivota sobre la pintura y el silencio. «La pintura como interés mío personal y también porque Sevilla es una ciudad muy próxima a la pintura, y porque el CAAC cuando era monasterio tenía obras de artistas del Barroco. Así que reflexionar sobre esto tenía mucho sentido en este museo», dice el artista.

Trabajar sobre el silencio en un lugar donde la norma era el silencio fue algo que inmediatamente interesó a Aballí, «por eso he propuesto trabajos que traten ese aspecto. Pero hacerlo en una sociedad donde hay tanto ruido es dificil. Precisamente el arte es uno de los espacios donde eso se puede cuestionar, quizás no criticar, pero sí reflexionar y proponer una alternativa a ese ruido cotidiano que nos persigue a todos y que opte por lo opuesto: la calma, la reflexión, el tiempo. Sé que no es fácil enfrentarte a unas obras que te cuestionan todo eso, y como espectador sacar algunas conclusiones de que estaría bien no correr tanto, no enviar tantas imágenes y no estar tan hiperconectado».

El artista se muestra muy contento con el resultado del montaje en el CAAC: «Creo que responde bastante a lo que quería hacer, estoy contento con el resultado y también reflejan las ideas que tenía en la cabeza previamente, además, el espacio me ha suscitado ideas para el futuro. Este tipo de exposiciones me gusta plantearlas como un territorio para la experimentación, y aquí sí he planteado trabajos nuevos que aún no sé dónde me van a llevar, pero seguro que lo que aquí se expone va a tener derivaciones y voy a continuar con ideas surgidas en esta exposición de Sevilla».

Para Ignasi Aballí, el arte actual tiene muchas versiones y posibilidades. «Cualquier cosa es posible, pero sí es verdad que hay una parte del mundo del arte que sigue la dinámica del ruido, las ferias, todo el tema del mercado..., algo muy ruidoso«, reflexiona el artista, quien añade que, «eso va un poco a la contra porque le pides al espectador un sobreesfuerzo, que se detenga ante cosas que seguramente son aparentemente aburridas y poco atractivas, comparado con lo que ven en el móvil o en su pantalla, pero yo creo que si hace un esfuerzo podrá ver cosas que no ve cuando mira el teléfono. Creo que en cierta manera el trabajo del arte es generar alternativas a todo esto y proponer otras salidas y explicar la realidad de otra manera».

El trabajo creativo de Ignasi Aballí suele tener relación con lo cotidiano, con lo que le rodea en su estudio o incluso el periódico del que recorta frases y palabras, o al tipex, un material de oficina barato, «y de esa observación salen obras amplían esa cotidianeidad hacia aspectos más ocultos a los que no damos importancia».

Su obra también tiene mucha relación con la prensa diaria, «el periódico es un material sobre el que he trabajado mucho, porque lo que sale es real y filtrar esa información y enseñarla de otra manera y reordenarla es como construir una realidad paralela. Es un material que me interesó hace años y con el que sigo trabajando. Y lo clasifico de una manera subjetiva y extraña. En la exposición del CAAC hay doce collages que cada uno tiene una frase recortada del periódico que se refiere al silencio».

En la muestra hay un vídeo que se titula 'Parpadeo', que es una lámpara estropeada que emite una luz intermitente, «como cuando parpadeamos nosotros. Esa pieza tiene mucho que ver con el tema de la exposición, el acto físico de parpadear». Aficionado al cine de la Nouvelle Vague, esta afición le llevó al lenguaje del vídeo. «La verdad es que me interesan todas las disciplinas y me nutro del cine, pero también de la literatura. El arte es una disciplina muy permeable e inclusiva donde todo cabe. Yo trabajo con el cine como lenguaje visual. Y el vídeo de esta exposición es abstracto y tiene mucho que ver con el cine experimental».

Aballí ha participado en Bienales como la de Venecia, Emiratos Árabes o en la de Sidney, sin embargo es consciente de que la presencia de los artistas españoles en la escena internacional es complicada. «Para nosotros situarnos en el contexto internacional es muy difícil. España como país tiene un mercado muy pequeño y un peso relativo, internacionalmente y eso influye a la hora de que nos vengan a visitar comisarios, directores de museos..., estamos en una zona que no es ni periferia ni centro, una posición un poco neutra, y realmente hay pocos artistas españoles presentes en exposiciones internacionales, y si hay alguno es de manera individual, no como país que tiene una presencia fuera. Es complicado. No estamos ni en la periferia exótica ni en el centro..., esa situación nos perjudica».

Cree Aballí que tras la pandemia el mercado ha remontado, y buena prueba de ello es que a las galerías extranjeras presentes en Arco, les ha ido bien, «y que estén estas galerías es importante para que no sea una feria local. Poco a poco espero que se confirme el proceso de mejora».