Fausto Velázquez, la memoria pictórica de Teatro Algabeño

Ahora expone en la Casa de la Provincia una muestra con el título 'De lo vivido a lo pintado (Recordando al teatro Algabeño)', que recoge en su primera parte la memoria gráfica del Teatro Algabeño, «el primer grupo lo hizo un hermano mío. Hacían una obra que se representaba sólo una vez. Luego se dieron cuenta de que yo tenía más creatividad y me pasaron la dirección, que yo ejercía además de hacer los carteles y escenografías de las obras», dice Velázquez, quien recuerda la obra 'Asamblea general' de Lauro Olmo, «con la que hicimos más de cien representaciones».

En una segunda parte de la muestra se pueden contemplar los dibujos realizados en tinta china de los carteles que realizó el pintor para el estreno en el Teatro Lope de Vega de Sevilla de la obra 'Canto del trigo y la cizaña' de la que fue autor. «Era una obra con la que participamos en muchísimos festivales nacionales e internacionales. Fue un gran éxito, pero claro, todo tiene su fin. La compañía fue fundada con el objetivo de luchar para conseguir la democracia y denunciar las injusticias de la época. Hablamos de los años 60 y 70 del pasado siglo. Llegó la democracia y el grupo se disolvió, duró mientras hubo lucha. Además, se dio la circunstancia, no sé por qué, de que la mayoría de los actores eran estudiantes de Medicina, así que cuando acabaron la carrera, fue difícil seguir en el teatro».

La tercera parte de la exposición es reciente y mucho más personal, pues se trata de un homenaje a la pintura en época del Coronavirus. «A mí el Covid me cogió en mi casa. Me encerré, no vi a nadie en varios meses, y me dediqué por entero a pintar». Entre los cuadros hay, a modo de homenaje, reinterpretaciones de obras de Picasso, Van Gogh y Matisse y de su cuadro 'La danza'. «A mí Matisse me parece un pintor fascinante», dice Velázquez.

La muestra tiene un 'instigador', en este caso el pintor Antonio Sosa, «él llegó un día a mi estudio y vió una serie de dibujos míos del 71, porque yo en mi galería no expuse nunca, me dedicaba a mis pintores. Antonio me dijo que tenía que presentar los dibujos y es lo que he hecho, presentarlos con los de la serie del coronavirus».

Según Fausto Velázquez, su galería impulsó a muchos pintores jóvenes. «Era la galería de la movida sevillana. Allí todo el mundo era bien recibido», recuerda mencionando a Javier Buzón, Ricardo Cadenas, Gonzalo Puch..., «pero siempre fui más artista que galerista. Puse la galería porque Félix de Cárdenas, que era muy amigo, decía que yo me llevaba bien con la gente y que eso vendía. A Félix le vendía sus cuadros cuando estudiábamos Bellas Artes, y con él tenía que haber inaugurado, pero al final fue con Joaquín Sáenz, que con su gracejo habitual decía que era el telonero de Félix de Cárdenas».

Confiesa sentirse profeta en su tierra. «El último ayuntamiento franquista me nombró hijo distinguido; el ayuntamiento comunista me puso una calle, y el último del PSOE puso mi nombre al Centro de Arte de la Algaba, así que no me puedo quejar con mi pueblo».

El cierre de su galería le permitió regresar por completo a su pintura, «me había convertido en un pintor dominguero o de veraneo, y además, la cerré cuando se vendía más». Reclama igualmente tiempo para sus cuadros: «Soy un pintor lento, tardo tres meses en acabar una obra, y también puedo dejar un cuadro contra la pared y recuperarlo al cabo de los años», asegura.