Curro González: «Hago animación para liberar del relato a la pintura»

En este proyecto Curro González toma como punto de partida la canción homónima de Dan Kaplan, titulada 'Her Melancholy Tune', que el artista norteamericano residente en Sevilla ha producido con su grupo Krooked Tree. En la realización de la exposición utiliza González una técnica muy próxima al teatro de sombras para crear efectos ópticos con una fuente de iluminación y una superficie lisa y clara.

«Yo hago animaciones hace tiempo y es un tipo de trabajo que he incorporado en mis exposiciones, es algo que estaba en obra mía anterior, y esa idea del relato no se podía contar en una obra estática. Fue algo así como liberar la pintura», dice el artista. Este asegura igualmente que la exposición muestra ese trabajo más solitario «porque incorporo todos los elementos que tienen que ver con las animaciones y que tienen un carácter muy artesanal. No busco un resultado y un acabado profesional como los de los grandes estudios de animación, con los que no puedo competir ni es mi intención. Las obras tienen ese aspecto lleno de fallos que poseen un valor en sí».

Al hacer animación, el pintor intuyó que para dar vida a las imágenes estáticas que se van secuenciando. Era necesaria la música para tener el ritmo deseado. Por ello en este caso ha trabajado con el compositor Dan Kaplan, «que siempre ha estado muy interesado en trabajar con artistas visuales. Él vive en Sevilla pero nació en New York, y su cultura neoyorquina tiene mucha afinidad con la cultura que he admirado de adolescente. Tenemos una admiración común a Bob Dylan, por ejemplo».

La exposición presenta una animación que hizo González el pasado año para un disco de Kaplan y su grupo Krooked Tree que está en proceso de producción, «por eso el tema que yo he animado de Kaplan se llama 'Her Melancholy Tune', que tiene todas esas sensaciones de añoranzas».

La diferencia de esta muestra con otras animaciones que había hecho anteriormente -como la que presentó en la galería Rafael Ortiz titulada 'Al final de la línea', en las que el guión y la concepción era completamente del propio artista-, es que en esta exposición del Cicus la canción es de Kaplan y el pintor sigue el guión de ése tema. «Yo vi en ese tema una serie de imágenes poéticas que he desarrollado a través de una técnica nueva para mí que es el teatro de sombras al que he incorporado transparencias. Es un trabajo que se hace por amor al arte, porque es muy laborioso y artesanal. Mi hija me ha ayudado en la elaboración del trabajo final, porque siempre viene en el trabajo audiovisual tener más ojos».

Asegura González que «en los tiempos que corren todos estamos pendiente de móviles y pantallas, y yo quería buscar otra alternativa». Este expone su obra en la sala del MDD del Cicus, destinada a los procesos de creación. «Es un espacio -prosigue- donde se puede ver el proceso de elaboración de la obra, y eso está bien. No hay relato común, son tres animaciones que cada uno cuenta algo diferente».

Hace años, en algunos de sus dibujos empezaron a aparecer algunos personajes grotescos, que, según el creador, «me recordaban a caricaturas que empleaba Bruce Bickford, animador de muchos temas de Frank Zappa, y con quien codirigió la película 'Baby Snakes'. Entonces descubrí que había posibilidad de crear ese tipo de imágenes que empezaban como una cosa y finalmente se convertían en otra.

Paralelamente, continúa con su trabajo pictórico en el que el dibujo, según confiesa, está más cerca que nunca. «A mí me libera muchas veces hacer otra cosa, porque aparecen ideas y hay una alimentación mutua. El arte no puede estar cerca de esa cosa seria que es la academia, ese imperio de la seriedad. no, el arte es un juego y como tal tienes que crear disonancias y romper. Para mí eso es fundamental para que lo que yo haga tenga un valor. Entiendo que ese valor luego lo tienes que transmitir a los demás, pero si tú no crees lo que estás haciendo, difícilmente lo transmites a otros, si no harías lo que la gente espera, lo estándar, y eso es lo menos creativo, es la muerte de la imaginación».

No cree que el mundo de Internet y las pantallas esté acabando con la imaginación. «Se generarán otras maneras, no le tengo miedo ni siquiera a la Inteligencia Artificial. Creo que hay una cierta idea de que las cosas tienen que ser perfectas, y la perfección para mí es lo contrario de lo que está vivo, es algo como muerto. Nosotros estamos llenos de imperfecciones y sería una contradicción un mundo perfecto en el que se impusiera ese canon creativo».

El pintor comenzó a trabajar con ordenadores en los años 90 «porque es una herramienta valiosa para lo que quería hacer y porque suponía ayuda y soporte, aunque con el tiempo he ido dejando de usar el ordenador». Sobre este asunto, añade que «no creo que lo digital sea el problema, lo es la tentación de acabar como si todo fuera una imagen publicitaria».

En este momento Curro González prepara su nueva exposición de pintura que será en octubre en Santander. «En Sevilla todavía no lo sé, de momento», concluye.