Take That pone el broche de oro al Icónica Santalucía Sevilla Fest

Desde el primer acorde de 'Greatest Day', la conexión con el público fue inmediata. Los gritos de emoción y los aplausos se mezclaron con la música precisa de la banda, creando una atmósfera cargada de energía y nostalgia. La boy band, que inició su carrera con cinco miembros y se consolidó como trío en 2011, hizo un recorrido por sus mayores éxitos y presentó su último disco 'This Life'. La lista de canciones fue un viaje a través del tiempo, arrancando con 'Giants' tema que hizo que los fans se animaran aún más con palmas y saltos.

También hicieron un recorrido por clásicos como 'Everything Changes' o 'Shine', que provocó una oleada de manos que ondeaban en el aire, durante esta parte del concierto, los diferentes integrantes fueron turnándose para tomar protagonismo. Cada tema fue recibido con entusiasmo por una audiencia multigeneracional que no dejó de cantar y bailar, porque aunque el concepto de boy band puede relacionarse con un público más juvenil, estos tres genios demostraron que tienen unos seguidores muy fieles que llevan acompañándoles en toda su carrera. Si algo llamaba especialmente la atención es que eran muy pocos los móviles que se encontraban grabando, la mayoría de los presentes prefirió dejarlo de lado, dejarse llevar y disfrutar de una noche difícilmente mejorable.

Completamente conjuntados con las mismas chaquetas de cuero y lentejuelas y una coreografía que despertó algunas risas, disfrutaron con 'I found heaven', algo que se repitió también con el segundo tema 'Pray'. Presentando cada uno de los temas y con una atmósfera completamente diferente entre ellas, pero con el sello de la boy band, con continuos cambios de vestuario, coreografías perfectamente coordinadas y una multitud que coreaba cada tema.

Aunque sin ningún tipo de duda el momento más especial llegó con 'How deep is your love' y 'Patiente', dos de las canciones más conocidas del grupo que ha dejado una marca indeleble en la historia de la música pop, ambas fueron recibidas con gritos, aplausos y cantando a toda voz. Otro de los instantes más destacables fue la interpretación de 'This Life'. Take That sacó al escenario un mantel de picnic y una cesta de la que sacaron un botellín de Cruzcampo con el que brindaron y bebieron, unas naranjas, un abanico y las banderas de España y Andalucía, este gesto simbólico, resonó con fuerza entre los asistentes del festival. El concierto también destacó por sus elementos teatrales que daban ritmo a la noche y hacían diferente cada momento, Gary, Mark y Howard compartieron historias de su carrera, y se mostraron muy emocionados de cantar en Sevilla. Esta narrativa íntima permitió a los fans sentirse aún más conectados con la banda, ofreciendo una visión detrás de las canciones que han definido generaciones.

El repertorio continuó con éxitos como 'Windows', 'Relight' y 'These days', cada uno interpretado con una pasión y energía que desataron el entusiasmo en la Plaza de España. Encarando la recta final de la noche, 'Back for good' hizo que los tres integrantes recorrieran la valla del escenario y saludaran a los fans de las primeras filas que portaban gran cantidad de pancartas. Aunque el punto y final definitivo se dio con 'Never forget' y 'Rule the World', un cierre épico que ponía fin a un festival que será recordado por su espectacularidad y la magia de cada una de sus noches.

La velada fue una celebración de más de tres décadas de música de Take That, una banda que ha sabido reinventarse y mantener su relevancia en la industria musical. Con más de 45 millones de discos vendidos y una serie de premios en su haber, la capacidad para conectar con audiencias de todas las edades sigue siendo uno de sus mayores logros. Así, Sevilla despidió a Take That, con la certeza de haber presenciado un evento inolvidable, donde la música, la historia y la emoción se unieron para poner el punto y final una temporada memorable del festival.