Paloma San Basilio: «El artista tiene la obligación casi moral de fluir y creer en él»
Ha sido la suya una carrera en los escenarios tan trabajada y libre como exitosa. La cantante se despide con la gira 'Gracias' y, a sus 74 años, con la agenda repleta de proyectos
El espectáculo con el que repasa medio siglo de trayectoria musical llega al Cartuja Center de Sevilla el 28 de marzo
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Paloma San Basilio (Madrid, 22 de noviembre de 1950) se despide con la elegancia que la caracteriza. Dando las gracias por 50 años sobre los escenarios, recordando a la larga lista de autores que firmaron algunas de sus grandes canciones y reconociendo a las nuevas ... generaciones que también apuestan por la buena música. Fiel a sus principios, dice adiós cuando se ha sentido preparado para cerrar una etapa. Pero cambia la letra, no se acaba la melodía. Esta dama de la canción, actriz, escritora y también compositora se embarca en nuevos proyectos. Aunque hasta después del verano y tras hacerlo en Latinoamérica, la cantante madrileña que se crió en Sevilla, recorrerá España. En la capital hispalense estará el 28 de marzo en un concierto en el Cartuja Center donde sonarán éxitos como 'No llores por mi Argentina', 'Luna de miel', 'Porque me abandonaste', 'Juntos' y 'Cariño mío', entre otros muchos.
-Después de 50 años, ¿cuándo siente uno que es hora de ir despidiéndose?
-Creo que en esto tenemos que aprender de la naturaleza. Cuando los frutos en el árbol van madurando y ya llega un momento donde ya están perfectos para desprenderse de la rama y formar parte de la vida de la gente. Esto es así, es algo de dentro que tú vas notando que hay un ciclo que quieres terminar y terminarlo bien en un momento bueno, que no quieres deterioro, que no quieres sensación de pesadez o de cansancio, porque no sería justo. En mi caso coincide en los 50 años, pero podría haber sido otro año cualquiera. Evidentemente todo es una carrera de relevos. Porque en medio de esta despedida tengo ya dos proyectos muy bonitos para afrontar. Uno es mi próximo libro que saldrá en abril y el otro una obra de teatro que estrenaré a final de año y que me tendrá un año y pico dando vueltas por pequeños teatros con una historia. Todo eso me parece muy estimulante, me ilusiona, me da la sensación de que tengo mucho todavía que aprender y crecer y estar en el escenario de otra manera también, es un ejercicio muy regenerador. Y la verdad es que no siento la sensación de horror esto termina y se acabó, sino acaba un ciclo y empieza otro.
-¿Entonces no ha habido nada determinante?
-No, es algo que va fraguándose, que va madurando dentro de ti, la sensación de decir 'este es el momento, este es el momento'. Creo que antes hubiese sido pronto y más tarde creo que hubiera hipotecado mi futuro por un proyecto único. La obligación del artista es proponer cosas, arriesgar. A veces te salen mejor, otras veces peor, pero es una necesidad natural tuya de expresarte, de comunicarte, de crear espacios nuevos. Y creo que hay que ser valiente, responder a ellos y no quedarte en la zona que siempre conoces, donde siempre sabes que más o menos te puedes manejar. Yo creo que es todo lo contrario, el artista tiene la obligación casi moral y artística de fluir y de creer en él. Como alguien que es capaz de generar cosas incluso más allá de lo que se piense, buscar tus límites, me parece que es muy interesante.

-¿Qué espera de estos sus últimos conciertos?
-Estuvimos en Málaga y ha sido maravilloso. El público maravilloso, cálido, el teatro lleno... Es muy bonito porque es como recoger el fruto de tantos años de estar ahí de una u otra manera. He tenido lapsus en los que he estado distante, en los que no he estado ahí presente, aunque he estado presente de otra manera haciendo otras cosas. Es un privilegio, estoy muy feliz, porque hace mucho que no hacía gira en España y me encanta saber que mi tierra me echaba de menos y me quiere y va a compartir conmigo este vuelo.
-Lo hace agradecida. En el título de la gira,'Gracias', y con el tema que abre la noche, 'Gracias a la vida'. ¿A qué le tiene que dar las gracias por estos 50 años sobre los escenarios?
-Pues tengo que agradecer mucho. Seguramente tendría que empezar a agradecer desde mucho antes, cuando una niña se cría en Sevilla con una familia maravillosa y esa niña se disfraza, canta, baila y les parece bien y la dejan que sea así y le fomentan esa manera especial de ser, ¿no? Y ahí empieza todo, porque si desde el principio alguien entiende que tú eres un verso suelto y que te gustan cosas que aparentemente a los demás no tenían por qué gustarles, entonces te empiezan a cortar las alas. A partir de ahí ya hay todo un recorrido muy importante de muchas cosas. Pero sí es cierto que tengo que agradecer a la gente que vio en mí algo y decidió apostar por mí, cuando al principio alguien de mi compañía de discos me oyó una grabación y dijo algo tan bonito como que yo era un diamante en bruto. Yo pensaba que tan bruto no era, pero me encantó pensar que alguien apostaba por algo que estaba por hacer. Y luego toda la gente que me ha acompañado en mi recorrido, desde mis managers, gente de mi equipo, mi familia, todos los medios de comunicación, donde me he sentido siempre muy respetada y muy valorada también. Y, por supuesto, la gente. Yo creo que lo que más agradezco es el hecho de que yo haya estado tocando distintos aspectos del mundo del espectáculo y siempre la gente me haya seguido, haya decidido viajar, hacer esa aventura conmigo. Eso es maravilloso.
-¿Y las sombras? Habrá tenido también.
-Claro, también tienes sombras porque hay momentos en donde las cosas que propones no te salen tan bien. Otras veces es un viaje en solitario, a veces tienes que decir que no a cosas que luego te traen consecuencias porque alguien decide que tú tenías que haber dicho que sí. O sea, el ser el rebelde, el ser coherente a veces tiene un precio que es muy pequeño en relación a todo lo que luego consigues a cambio. Cuando tienes ese comportamiento y cuando quieres no traicionarte a ti mismo. El no tener una vida familiar como otras personas, no poder estar con mi hija, no poder a veces tener recuerdos con ella. Hay muchas cosas que te dejas en el camino. Pero todas las madres y que trabajan saben de qué estoy hablando. Yo creo que no hay ninguna elección en esta vida que no te obligue a dejar algo, porque por eso eliges, porque eliges entre algo y algo y lo que dejas siempre también en algún momento te puede pasar factura, pero es una elección que tú has hecho y tienes que asumirla con responsabilidad y siendo también generosa contigo misma, no siendo dura y con un sentimiento de culpa cada cinco minutos porque eso no te sirve para nada.
-Ha mencionado que pese a ser distinta y en la época en la que empezó, tuvo el apoyo de todos. ¿Cree que ahora el mundo de la música es mucho más fácil?
-Creo que es distinto completamente. Ahora hay muchas más oportunidades. Antiguamente pues tú dependías de una compañía de discos que apostaba por ti, pero que te tenía totalmente atada de pies y manos, que prácticamente era tu dueño, tú no conseguías nada. También es cierto que esa compañía de discos trabajaba para que la gente te conociera, te hacía recorrer países buscando mercados nuevos. O sea, yo creo que cada etapa es distinta. Yo creo que ahora hay muchas más vías de expresión, pero también es cierto que todo está muy saturado. Hay demasiada oferta, demasiada propuesta. A veces hay cosas demasiado parecidas. Yo tengo la sensación de que la individualidad está un poco perdida porque hay como una necesidad de mimetizarte con algo que funciona y todo es demasiado voraz, demasiado rápido, y veo que hay talentos maravillosos que se están quedando por el camino con una gran efervescencia en un momento determinado, pero luego de pronto se apagan. Me da pena porque creo que esos talentos necesitaban también su tiempo para desarrollarse, pero no les dan tiempo porque ya viene alguien más que va a ocupar ese espacio. Ahora mismo hay una gran facilidad de expresión, de comunicación, de conexión, pero también es muy peligroso y muy frágil, muy difícil de sujetar con tus manos.
«La individualidad está un poco perdida. Me da pena, hay muchos talentos con una gran efervescencia que de pronto se apagan»
-Lo más difícil con medio siglo de éxitos debe ser elegir el repertorio con el que decir adiós.
-Lo más difícil es decir ¿qué hago yo? ¿qué digo? La palabra gracias yo creo que me ha servido mucho, porque en el momento en que tú tienes ya claro que lo que quieres es agradecer todos estos 50 años, aparecen miles de ideas. Las ideas de canciones con las que creciste, ideas de canciones de tu adolescencia, de cuando tú empezaste, compañeros tuyos, grandes autores. Entonces empieza a aparecer un mundo. También es un agradecimiento a los autores. Algunos de ellos jóvenes de los que ahora mismo están llenando estadios. Y luego, por supuesto, un gran recorrido por mi repertorio, o sea, que hay un recorrido muy grande por todas las formas de música posibles hasta terminar en mis canciones donde trato de agradecer a compositores porque creo que esos compositores que te dieron un texto, que dieron una historia y una partitura de altura universal tienen que ser también reivindicados.
-Hay dos compositores que han marcado su carrera, Juan Carlos Calderón y su hija Ivana.
-Mi hija está conmigo, es una gira donde la tengo allí en el escenario y es una maravilla. Cantamos juntas una canción que ella compuso para mí. Lo primero que digo al principio del concierto es que quiero que canten todos conmigo, les hago trabajar la voz y luego cantan todos conmigo y a veces me callo y oigo todo el teatro cantando y es una sensación que te pone el vello de punta. ¡Qué bonito!
-Ese es el poder de la música.
-El poder de la música, el poder de unir. ¿Por qué no aprenderemos? ¿Por qué no aprenderá la sociedad de la música que une? Hay gente que piensa de distinta manera, pero todos pueden compartir y convivir, porque hay algo común que es la emoción, el sentimiento, la admiración, la belleza.
-Por cierto, hemos hablado de las oportunidades hoy en la industria pero y las composiciones, ¿ya no se hacen temas como los de antes?
-Es otro lenguaje completamente. Ahora es un lenguaje donde la tecnología se ha impuesto al hombre. Es algo que nos puede seguir pasando con la inteligencia artificial. La tecnología a mí me encanta al servicio de la creatividad, pero no como protagonista absoluto. Hay temas que suenan maravillosamente bien, la música se convierte en algo diríamos comunitario. Grandes masas de gente bailando al mismo tiempo, algo como tribal, como algo lúdico que es maravilloso, pero detrás de eso me falta una buena partitura y me suele faltar un buen texto. Al final somos palabra. Y al final la palabra te llega, ¿no? Hoy día es un poco siempre lo mismo, siempre el mismo lenguaje, un lenguaje que incluso a veces desde el punto de vista literario diríamos que es bastante cuestionable. Ahora mismo el maltrato al idioma, el maltrato al lenguaje, me choca mucho, a veces me río porque me parece muy curioso. Y no es una crítica, es simplemente un análisis, pero lógicamente eso no es fácil que quede porque no hablamos así.
-Son los tiempos.
-Yo creo que hay que respetar los tiempos, yo creo que cada época es la consecuencia de sí misma. Yo creo que cada momento hay una serie de necesidades que se cumplen de una forma determinada y hay que entenderlo y respetarlo y luego ver cómo evoluciona y además lo bueno de esto es que hay mucha propuesta y cada uno puede elegir lo que le guste y lo que hace sentir bien y tú puedes seguir oyendo el 'Spartacus' y de pronto pues puedes irte a un sitio y bailar un reggaeton y no pasa nada.
-Juan Carlos Calderón compuso 'La fiesta terminó' con la que participó en Eurovisión. Pese a que no obtuvo un buen resultado, el tema sí fue acogido por el público de buen agrado. Un ejemplo más de que ya no se hacen canciones como las de antes...
-La verdad es que sí, nosotros quedamos como a mitad de la tabla, pero éramos conscientes de que era una canción difícil. Nosotros elegimos una canción del disco que estábamos grabando los dos y que estaba a punto de salir y decidimos que esa era una gran canción y que era la que había que defender, aunque no fuese la más comercial. Pero sí es cierto que esa canción tuvo muchísima repercusión, se tradujo a idiomas, sigue siendo un himno en muchos aspectos. Era una gran canción pero, claro, en ese momento ganó un grupo nórdico que eran muy graciosos, que bailaban, que cantaban y que tenían otro tipo de música. Pero Juan Carlos Calderón, uno de los grandes autores del siglo XX, no iba a ir con una cancioncita, él quería ir con un gran tema y yo lo defendí y creo que eso es lo que ahora mismo falta, un poco de autenticidad, hay demasiada dependencia de las tecnologías. Cuando tú ves Eurovisión que es una maravilla como espectáculo audiovisual, no hay músicos. La imagen ha cogido tanta fuerza que es como que devora todo lo demás y eso es lo que a veces me echa un poco para atrás.
-Le tengo que preguntar porque estamos en Sevilla y este año la representante de Eurovisión es sevillana, ¿qué le parece la canción 'Esa diva' de Melody?
-Vamos a ver, a mí ella me parece una chica estupenda y canta muy bien y baila y yo creo que va a hacer un papel estupendo porque ella está muy bien. La canción es otra cosa. No es la que más me hubiera gustado para ella, pero ella la va a defender y va a sacar adelante el tema, estoy segura que de una manera muy brillante.
-Por cierto, ¿usted se volvería a presentar?
-No, ya con una vez tuve bastante. La verdad es que no soy muy aficionada a los concursos. Me parece que es como poner a toda la gente saliendo de una meta en una carrera de caballos y yo creo que cada uno tiene su sitio. ¿Cuánta gente pierde y luego resulta que son los grandes triunfadores porque la gente decide que ellos son los que les gusta? ¿Cuántas canciones que alguien tiraría a la basura luego son éxitos? Es que no sabemos nada de nada. Creo que hay que dejar que la gente vuele libremente sin condicionarla, sin que de pronto un fiasco como que quedas último pueda perjudicar tu carrera y truncar tus sueños. Yo no me lo jugaría todo ahí.
-¿Cuáles son los recuerdos que guarda de su infancia en Sevilla?
-Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla, como diría Machado, y la verdad es que tengo miles. Cada vez que vengo a Sevilla y paseo, aparece Sevilla, aparece la niña que iba de la mano de su abuela al parque y donde me pasaba la tarde, aparece la niña que va a ver a un teatro o galas juveniles. Veía a las cantantes jóvenes que cantaban copla y yo me quedaba allí fascinada pensando que no había nada más bonito en el mundo que marcharte con un desplante y con un abanico y una cola arrastrando. Recuerdo a la niña que se subía a la terraza para ver la única vez que nevó en Sevilla y empezamos a hacer bolas en la terraza de mi casa. Que iba a la feria por las mañanas con la flauta y el tamboril a bailar a la caseta de mis padres. Los recuerdos de la Semana Santa. Yo veía al Cristo de las Penas y ponía mi manita para que mis hermanos, que yo intuía que eran ellos, me diesen caramelos o para coger la cera y hacer una bola. Es que tengo tantos recuerdos que no podría acabar nunca con ellos.
-Si Sevilla le marcó, también lo hizo un personaje, Eva Perón.
-Recuerdo sobre todo que fue una oportunidad única, que yo me jugué ahí todo a una carta porque el personaje era maravilloso. Todo el mundo quería hacerlo y aparecieron muchos enemigos. Yo recuerdo que aposté por esa carta y pensaba en mi hija, pensaba en que yo estaba trazando un futuro para ella y que no me lo iba a quitar nadie. Tuve que hacer 11 funciones a la semana, era una cosa absolutamente inhumana y titánica. Pero las hacía. Yo pensaba: «Paloma, o sigues o te vas a tu casa».
«Mi vida es mi vida, no he querido hacer transacciones porque eso al final te va desalmando»
-Pero, ¿por qué estaba convencida de que ese era el papel de su vida?
-Porque era el papel. Porque Evita fue el gran papel femenino en toda esa parte del siglo XX. Era un papel que quería hacer todo el mundo y cuando lo tenías en la mano te abría todas las puertas. Estuve tres años y después la gente me preguntaba qué iba a hacer. Yo decía: «Pues ahora quitarme la peluca y seguir cantando». Y efectivamente esos teatros que me abrieron las puertas con ese personaje me volvieron a abrir las puertas cuando yo fui con mis conciertos. Esa fue la gran semilla para el resto de mi carrera. Así que le debo mucho a ese personaje, pero no me lo regaló nadie y lo sudé muchísimo. Yo no veía a mi hija, yo había días que no sabía ni dónde estaba, porque yo terminaba la 1 y pico. Era una batalla diaria. Yo tenía que conseguir que la gente y que los medios me diesen un espacio como cantante y como actriz y sabía que era una oportunidad única. Esa es la lucha por la vida.
-El género del musical siempre la ha acompañado a lo largo de la carrera, pero también otros muchos como la zarzuela o la música clásica, ha cantado en varios idiomas... ¿El secreto de su éxito ha sido no quedarse acomodada?
-Sí, yo creo que sí, yo creo que es el moverte, apostar por ti, arriesgarte, a veces incluso tener a lo mejor todas las cartas en la mano, no pasa nada, porque de ahí vas a aprender y de algo que a lo mejor no sale también sigues aprendiendo. Yo no creo en el concepto de fracaso ni en el error y acierto. Yo creo que todo es una experiencia que nace de ti y que te va a aportar, te va a enriquecer. Unas veces es mejor el resultado y otras veces peor, pero eso luego lo vas acumulando y en la siguiente a lo mejor ya el resultado es mejor. Yo creo que lo importante de un artista es arriesgar. Los seres humanos en general deberíamos arriesgar más, creer más en nosotros. La vida es muy complicada y lógicamente hay gente que tiene miedo y que se agarra a lo que tiene. Y es muy humano y muy normal, pero también es cierto que ahí se pierden muchos sueños por el camino.
-También es muy importante la formación, como demuestra su caso. No vale sólo con el talento.
-Yo creo que todo es importante, también tu educación, tu familia. ¿Qué sentido de cómo andar por la vida aprendes en tu familia? Eso te ayuda mucho porque tienes que caminar por un terreno que no conoces, muy resbaladizo. Tienes que tener unos principios muy claros sobre por dónde no quieres pisar o si no es muy fácil que te devore el espacio nuevo lleno de luces, de gente que te da mensajes. Mi paso por la Universidad también fue muy importante. El haber estudiado Filosofía y Letras, el haber estado en contacto ccon el pensamiento de los grandes pensadores, el haber leído, el enriquecerte como persona. No importa qué hagas después. Si lo que haces es hacer cine fenomenal, si lo que haces es trabajar en un banco, da igual. Tienes que enriquecerte como ser humano porque seguramente la vida la vas a contemplar desde un sitio distinto y vas a sacar partido de todo en las pequeñas y grandes cosas, porque creo que ese es el gran secreto de la vida. Que cada pequeña o grande cosa que tú hagas tenga para ti importancia y sepas disfrutarla y sepas aprender de ellas. Y eso es algo que cuando quieres darte cuenta han pasado 50 años y no te has enterado.
-En este medio siglo de carrera, ¿puede decir que siempre ha hecho lo que ha querido?
-Bueno, he intentado estar bastante cerca de lo que quiero hacer y lo que me gusta. A veces un poco contra viento y marea, a veces luchas contra las circunstancias y contra los estereotipos. A veces te quieren hacer comulgar con ruedas de molino y tú tienes que decir que no y quedarte fuera, aunque eso signifique perder cosas. Pero yo creo que hay que ser coherente y sobre todo hay que creer en la materia intangible. Esa es la materia de la que están hechas los sueños. Mi frase favorita es '¿por qué no?'. Siempre habrá alguien que te va a decir que estás loca por hacer algo, pero no hay que hacer caso, porque esa gente seguramente no sabe de qué están hechos tus sueños y posiblemente ha dejado morir los suyos y no puedes ir con gente que te acompaña de esa manera por el camino.
-Entonces alguna vez le han impuesto algo con lo que no estaba de acuerdo.
-Siempre te imponen algo, siempre tienes una deuda con la compañía de discos. Yo siempre he sido muy flexible, he sido muy moldeable. Pues por eso también soy actriz, porque me moldea el director. En general he intentado defender mis sensibilidades y lo que me apetece hacer. A veces es difícil porque tú puedes buscar caminos más fáciles, más comerciales, puedes exhibir más tu vida para sacar a cambio unas prebendas, de estar en primera línea siempre, pero todo eso es un coste que tienes que saber si estás dispuesta o no a a pagar y yo creo que eso siempre lo tuve claro, yo creo que mi vida es mi vida y por ahí no quiero hacer transacciones porque al final te vas desalmando.
-¿Qué colaboración le ha faltado?
-He cantado con tanta gente maravillosa... He cantado con José Carreras, con Plácido Domingo, con Raphael, con Juan Pardo, con Mocedades, con tanta y tanta gente... Yo siempre me quedo con lo que tengo, no con lo que me falta. Porque como lo que me falta no he pensado en ello, posiblemente no me falta.
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