CRÍTICA DE MÚSICA
Nevermind/Rondeau: una sonrisa abarrocada
Nuevamente tuvimos aquí al joven clavecinista Jean Rondeau como uno más en su grupo Nevermind, para ofrecernos una maravillosa versión para cuarteto de una obra colosal: las 'Variaciones Goldberg' de Bach.

TEMPORADA 2024/25
Música Antigua en Turina
- Programa: Variaciones Goldberg BWV 988. [Transcripción de Nevermind liderada por Robin Pharo y Jean Rondeau].
- Intérpretes: Nevermind: Anna Besson (flauta), Louis Creac'h (violín), Robin Pharo (viola da gamba) y Jean Rondeau (clave).
- Lugar: Teatro Turina.
- Fecha: 30/04/2025.
Tenemos la suerte de que Jean Rondeau se ha acostumbrado a venir a Sevilla, bien solo o en formación (Nevermind) y con frecuencia, nos atreveríamos a decir. Es en este último formato con el volvió, con una obra verdaderamente colosal: las 'Variaciones Goldberg' BWV 988, una obra escrita por Bach para clave, lo que significa que la estructura de cuarteto de Nevermind les obligaba a adaptar la obra, algo que han hecho entre el propio Rondeau y el violagambista de la formación, Robin Pharo.
En otras circunstancias podríamos sospechar que el prestigioso y joven clavecinista quisiera camuflarse entre sus compañeros para adoptar una posición cómoda, lo que en el fondo podía ser así, ya que fue el que más tiempo/variaciones estuvo sin participar. Lejos de esta primera falsa impresión, nos parece que había un proyecto fantástico -el de abordar las Goldberg 'en color'- y lo iban a hacer con un conjunto a la altura de la estrella del mismo, pero con el añadido de que han aprendido a oírse, han estudiado -o intuido- la manera de ensamblarse de manera que parezcan un solo ente con sonidos distintos -y muy afines-. Es más, podíamos verlos empezar o terminar una variación sin mirarse y hacerlo con una sincronización absoluta.
Bach quizá sea el compositor que más y mejor aguante las transcripciones, los experimentos, las revivificaciones, seguramente con el jazz a la cabeza. A principios del siglo XX Albert Schweitzer afirmó: «no nos queda otro remedio que modernizar a Bach», y se hicieron intentos en los años 30; pero no fue hasta los 60 cuando Jacques Louissier (al que vimos en esta misma sala, en el Lope de Vega o en el Maestranza) dio la campanada con su 'Play Bach' en 1959. O el gran Uri Caine en el FeMÀS. Pero si Bach admitía tantos estilos ¿por qué no colorearlo con instrumentos afines, queridos por él, frente al solo teclado?
-U01866172784pAF-760x427@diario_abc.jpg)
Rondeau da un paso más y participa con un clave y un órgano. Tradicionalmente, el primero se usa en la música profana y el segundo se relaciona con la religiosa: ¿pero ha podido pensar Rondeau -o lo ha sentido así- que hay variaciones en las que Bach no puede evitar que le salga un impulso religioso o, al menos, profundamente espiritual? Seguro que sí.
Como sabemos, se trata de un tema (aria) con 30 variaciones y ¿creerán que los miembros del cuarteto hicieron combinaciones entre ellos para introducir unas variaciones no previstas (o sí), las tímbricas, y no sólo para que no disonaran sino para parecer asignadas por el mismísimo 'kantor'. Cuánta belleza, cuánta musicalidad, cuánto resplandor, qué recogimiento, cuánta reflexión…
Como reclamo sirvió precisamente el aria inicial (que colgaron en' youtube'), con un paso lento, parsimonioso, ligeramente solemne si se quiere, entonado por la flauta de Anna Besson, que refrendó su hermosura al oírlo en directo y que sublimaron entre todos en el 'Da Capo final', y en ambas ocasiones parecieran tocar fuera del tiempo físico, lejos de la estricta barra de compás; y sin embargo conseguían ajustarse ceñidos a un compás intuido.
Si Besson se había presentado de manera tan sugerente, el violinista Louis Creac'h optó por una manera más agitada (courante), para mostrar un violín animado, sugerente, inspirador, apto para estos movimientos rápidos como para los más intimistas. Tras esta primera variación, la segunda los unía a ambos, y flauta y violín se enredaban en un movimiento sinfín, con el fiel de la balanza equilibrando desde el órgano. En la tercera variación adoptaba un papel preponderante la viola 'da gamba' de Robin Pharo, un joven músico que protagonizó momentos también muy intensos, tanto solo como con el grupo. Insistimos en la noción de equilibrio que constantemente procuraban todos. Y como decíamos, Rondeau estuvo a todo, tanto en el clave que sonaba espectacular (bien colocado, con la tapa puesta) o al órgano: o para pasarle la página a un compañero.
En suma, un concierto espectacular con dos solas máculas. La primera, que no se llenara, cosa que consiguieron en Nueva York de donde acaban de llegar dentro de esta gira. Por otro lado, si bien comentamos habitualmente el excelente comportamiento del público del Turina -y lo mantenemos- esta vez pasó algo inaudito, y de lo que no recordamos un antecedente: creemos que fueron tres las personas que en diversos momentos del concierto salieron de la sala, la última a poco de terminar y zapateando, como para demostrar su enfado porque aquello duraba una hora y tres cuartos de manera ininterrumpida y debió parecerle que no iba a acabar nunca. La pregunta es si se puede entender que la gente pague una entrada y no sepa lo que va a oír ni quién se lo va a ofrecer. Pero no consiguieron que nos marchásemos con una sonrisa abarrocada.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete