Mikel Izal: «Sentía que necesitaba expresarme en primera persona teniendo el control creativo absoluto»

El resultado de todo este proceso es 'El miedo y el paraíso', un disco en el que se abre en canal y que fue escrito en un momento anímicamente delicado para Mikel por unos problemas personales. La soledad y la playa de la Malvarrosa jugaron un papel terapéutico y sanador que acompañaron el proceso creativo de un disco visceral y personalísimo.

La importancia de unas letras cuidadas y llenas de sensibilidad siguen siendo el mascarón de proa de un artista que ha vuelto por la puerta grande y con aires renovados en lo musical, flirteando con un minimalismo electrónico que añade nuevas betas a su propuesta.

Este sábado, contraprogramando la final de la Champions League y el segundo concierto de AC/DC en Sevilla, presenta en el Auditorio Fibes la nueva cosecha de canciones que tanto está calando entre su fiel y numerosa legión de seguidores.

- Sus primeras actuaciones se remontan a la etapa de su llegada a Madrid para trabajar como ingeniero de telecomunicaciones, labor que complementa tocando como cantautor en garitos de la ciudad durante los fines de semana. Digo esto porque en el fondo este comienzo de carrera en solitario con 'El miedo y el paraíso' no es un comienzo como tal, es en cierto modo una suerte de regreso a sus comienzos, ¿no cree?

Bueno, mis inicios fueron bastante diferentes a lo que estoy teniendo la suerte de vivir ahora. No se puede comparar demasiado, ni siquiera a nivel musical. Me siento muy lejos del sonido que entonces hacía, del sonido de cantautor, a guitarra y voz. Quizás te refieras a la composición en soledad y demás, pero eso es algo que ya hacía en mi anterior proyecto con Izal. Precisamente el proceso de composición es lo que menos ha cambiado en todo este tiempo, ya que sigo componiendo letra y música en mi casa, de una forma muy íntima, en soledad.

- A tenor de su respuesta entiendo que, a pesar haber abandonado una banda de éxito para emprender un proyecto en solitario en el que escribe y canta, no se siente identificado con el concepto de cantautor.

El género cantautor tiene una musicalidad propia que no es precisamente la que yo desarrollo, ahora mismo estoy mucho más cerca del pop, del rock o del pop electrónico. Pero si hablamos de cantautor como alguien que canta sus propias canciones, ya sean pop, rock o electrónica, eso sí que lo soy. Porque por encima de todas las cosas me considero compositor, más que cantante y, sobre todo, instrumentista, que soy bastante mediocre. Cuando hablamos de cantautor hay que diferenciar entre el género musical y la figura artística, porque en este sentido todos los que cantamos nuestras propias canciones lo somos.

- En este disco se ha acentuado algo que ya se adivinaba en las letras de 'Hogar', el último disco de Izal. Me refiero a que los textos son mucho más viscerales y personales, frisando con lo autobiográfico.

Así es. Me abro mucho más en canal. Sentía que necesitaba expresarme en primera persona al cien por cien, teniendo el control creativo absoluto de cómo quiero mostrar en todos los aspectos esas emociones que desnudo en los textos. Desde el arte del disco a la escenografía, lo que ocurre durante el concierto o los visuales que salen en pantalla…

- En referencia a los sentimientos que pueden aflorar al contar o cantar experiencias personales muy intensas, se me viene a la mente la famosa cita de la cantaora flamenca Tía Anica la Periñaca: «Cuando canto, la boca me sabe a sangre». ¿Ha llegado a tener una sensación cercana en el escenario durante esta gira?

Me encanta la imagen que describe la cita porque es muy así, pero en mi caso cantar me alivia bastante. Y lo de sangrar suena a que te quedas peor, y a mí me da la vida cantar las cosas que me preocupan, mis malos momentos, relativizo los problemas a través de las canciones. Cuando cuentas a un colega algo que te ha pasado creo que empieza a pesar un poco menos, y para mí este disco es contarle a mucha gente lo que me ocurre. El resultado es que me siento más acompañado.

- En 'El paraíso', con su aire festivo y luminoso, has encontrado la canción perfecta para despedir los conciertos. No todos lo consiguen con el primer disco…

¡Totalmente! 'El paraíso' fue una maravilla para mí que ocurriera. Me ha dado muchísima visibilidad, se convirtió en la canción más viral del verano pasado, es una canción que me encanta. Mira, uno de los lujos de esta gira, sin ninguna duda, es que cuatro o cinco temas de este primer álbum ('La fe', 'El grito', 'El paraíso, 'La gula' y 'La rabia') están al mismo nivel de las canciones que las canciones más emblemáticas de Izal que también toco durante el concierto y que tienen un recorrido de muchos años. Eso es un auténtico lujazo para alguien que empieza una aventura nueva.

- Por cierto, ¿da rabia que después de una disección tan sincera y profunda de sus sentimientos, miedos, inseguridades, el himno del disco sea 'El paraíso'?

Estoy de acuerdo en que no es la que mejor define el disco a nivel lírico ni musical, pero es una puerta de entrada al disco. Me encanta que esos dos mundos, la luz y la oscuridad, convivan en este disco. Es la última parada de un viaje complejo y difícil, y representa la alegría y el sitio en el que queremos estar. Para nada reniego de esta canción. Uno no elige las canciones más escuchadas, lo que pasa es que 'El paraíso' ha hecho que muchísima gente escuche todo el disco.

- Además de unas letras mucho más personales, también se atisba desde la primera escucha que musicalmente ha explorado y experimentado más que nunca en este primer disco en solitario, dando como resultado un minimalismo electrónico muy interesante.

Sin duda. Salta a los oídos. Ha perdido peso la guitarra eléctrica, porque ya no está Alberto (Pérez) y porque lo que escuchaba últimamente me llevaba a sonidos más cercanos al pop electrónico, a una experimentación en los sintetizadores, etc. También hay batería electrónica, aunque también hay muchísima batería acústica. He intentado que el 'menos es más' esté más presente que antes. Antes éramos cinco dando ideas, y todas eran buenas, esta vez el proceso ha sido en soledad, entonces ha sido más sencillo no tener que elegir entre tantos arreglos, porque muchas veces se quedaban todos. El objetivo ha sido encontrar el arreglo único.

- El setlist de esta gira está compuesto por los diez cortes del nuevo trabajo y unos quince de los más representativos de su etapa en Izal, por cierto, modificadas gracias a una brillante producción, mucho más cercana a lo que le interesa ahora musicalmente.

Sí, junto a Pau Corea, que es un artistazo y ha sido maravilloso trabajar con él, hemos reinventado las canciones dándoles una nueva vida con arreglos que se acercan mucho a este primer disco en solitario. Creo que es lo lógico para que todo el repertorio tenga más sentido. Además, para mí no tendría sentido tocar estas canciones exactamente igual a como sonaban antes. En primer lugar, porque de todo te cansas, y para mí es mucho más enriquecedor reinventar las emociones musicales de las canciones de siempre. De hecho, he vuelto a emocionarme mucho con estas canciones gracias a los nuevos arreglos, con unos sintetizadores muy cálidos, que a mí me tocan más el corazón en este momento. Y aparte creo que también es bonito que las versiones originales queden en su sitio y cada uno las escuche en las plataformas. Es una manera de pasar página y respetar el pasado.

- ¿Cómo está siendo la respuesta a esta nueva propuesta musical por parte de sus fans, acostumbrados a una dinámica más indie, pop-rock? Incluso con los mencionados arreglos a los clásicos de Izal.

Pues es la otra gran noticia para mí acerca de la otra gran duda que tenía, y que me han resuelto rápidamente. Siento que han entendido a la perfección el cambio y me flipa, además, que estén abrazando las nuevas versiones con tanto cariño, con tanto respeto. No es nada fácil tocar a tu público las 'vacas sagradas'.