Conciertos
Javi Ruibal presentará en Sevilla 'Luz', su nuevo trabajo: «Ha sido un proceso dilatado, muy poco a poco, y lo he disfrutado mucho»
El artista del Puerto de Santa María presenta en Asejazz el próximo 8 de febrero el que es su segundo disco de estudio, acompañado de sus músicos habituales

Para sacar un disco a veces es necesaria una paciencia de semilla. Respetar los tiempos, disfrutar la espera, entender la siembra con espíritu de futuro. Así ha trabajado Javi Ruibal (Cádiz, 1983) el que ya es su segundo disco, 'LUZ' , un álbum conceptual, pero más jazzístico que el anterior, «inspirado en la vida de ocho mujeres, reales o imaginarias» que desde ayer se encuentra disponible en formato físico y en distintas plataformas de streaming.
Ahora, se abre para Ruibal la época de recolectar todo lo que ha ido sembrando durante estos años con estas ocho canciones: «Estoy muy bien, empezando el año con ilusión y toda esta excitación que rodea al lanzamiento del disco», confiesa Ruibal. «Es muy ilusionante la primera vez que lo tocas en directo», comenta el artista gaditano, que ya tiene algunas citas confirmadas: Chiclana (25 enero), Lucena (7 febrero), Sevilla (8 febrero) y Madrid (9 febrero). En estos conciertos de presentación estará acompañado de sus músicos habituales (Manu Sánchez al piano, Ale Benítez al bajo y Víctor Vega a la trompeta), además de algún invitado sorpresa.
Javi Ruibal en Sevilla
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Dónde: Asejazz
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Dirección: C. Escarpia, 2, 41008, Sevilla
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Cuándo: 8 de febrero
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Horario: 21:30 horas.
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Precio: 15,30 euros (en Entradium)
-Ha tenido mucho trabajo, tanto por la gira junto a su padre, como por trabajar en otros proyectos como Glazz, así como por su labor de instrumentista y productor, entre otras. ¿Cómo ha compaginado todo esto junto a la composición del disco?
-Lo he ido haciendo poquito a poco. Este disco es un disco que surge entre los huecos que van dejando otras ocupaciones. Lo he ido haciendo con mucho cariño, poquito a poco y disfrutándolo mucho. Al final el proyecto personal siempre es el que más ilusión hace, el que más te satisface.
Así ha sido, con ilusión y seleccionando muy bien lo que hago. Aunque he hecho todas esas cosas en este tiempo, me he permitido tener tiempo para mí y para lo que no es trabajo. Me lo tomo con bastante calma porque me gusta invertir en las cosas toda mi energía. No me involucro en demasiados proyectos. En este periodo han aparecido posibilidades de hacer ciertas cosas, de llenar más la agenda, y no lo he hecho porque estaba centrado en esto, en lo de mi padre… Así ha ido surgiendo, poco a poco.
-La semilla del disco es la canción 'Liziqi' y la inspiración surge durante la pandemia a raíz de una youtuber. ¿Cómo llega la inspiración, el momento en que sabe que ahí hay una canción?
-Es coincidente. En esos días estábamos viendo muchos vídeos de ella y, al mismo tiempo, estaba empezando a componer. Cuando compones, no siempre tienes muy claro lo que va a salir. Empiezas con la página en blanco hasta que aparece algo. En concreto, ahí aparecieron unos pasajes que sonaban a melodías más asiáticas y como estábamos con Li Ziqi pensé en dedicarle el tema. Ahí empezó todo.
-¿Qué es lo que más le inspiró de sus vídeos?
-Cuando la descubrimos creo que todavía hacía sus vídeos, además del contenido, era quien lo rodaba. Me parecía brutal, aparte del contenido, cómo filmaba y montaba, cómo encadenaba los planos, la estética, el encuadre, el ritmo al que te cuenta las cosas. Muy admirable. Luego, el contenido es increíble: desde que siembra una cosita hasta que la cultiva y a los meses hace una receta que tiene una pintaza increíble o desde que va a recolectar los gusanos de seda hasta que hace un bordado de seda, a mí me impresionó mucho.
-El mensaje de la paciencia.
-Y del trabajo bien hecho, de la dedicación y la confianza en algo. Tú dices, en qué momento esta mujer podría pensar que podía dedicarse a eso, con el esfuerzo que supone. Ella, para hacer una secuencia, tiene que esperar y rodar todos esos meses. Me parece que es tener una gran confianza en lo que haces.
-¿Cómo se traslada ese mensaje a la cultura o la música?
-Veo similitudes. De hecho, no me deja de parecer lo suyo una producción artística. Lejos de ser una documentación pura y dura, hay una música, un montaje de planos, secuencias que parecen cine, porque aunque esté en un canal de YouTube la calidad es muy alta. Hay una similitud con lo artístico y es algo ejemplar.
-Han sido tres o cuatro años de composición, ¿en qué momento ve que esto puede ser un disco?
-En este caso, empecé a pensar en piezas con una producción más potente, más cara, apoyar los primeros temas en vídeo, lo cual implica que todos los músicos vengan el mismo día. Ten en cuenta que son músicos diferentes en cada tema y que tienen que viajar, llegar, ensayar y tocar. Cada tema me lo planteaba como una producción aislada, aunque sabía que en el momento de tenerlas todas ya iba a tener un disco. Me lo planteé poco a poco porque así era más fácil, teniendo apoyo audiovisual, darle píldoras al público y que vayan entrando en la película del disco sin perder el momento de atención en el que ahora mismo estamos. Haciendo que cada lanzamiento fuera potente, también, con los cuatro o cinco primeros había mucha producción previa.
Esa era la estrategia, hacer algo que tuviera vida independiente, por sí misma, y ha funcionado bastante bien. En todo este tiempo se ha mantenido la atención. Cuando ha llegado el momento del disco ha tenido buena recepción. Dentro de mis posibilidades y de la música que hago, que es para la gente que le gusta el jazz y ese estilo, está bien, tiene una pequeña estrategia detrás el lanzamiento.
-¿Cómo ha sido la composición de estas canciones? Este disco se sostiene en la frescura del directo y en la improvisación de los músicos, pero también en una producción previa.
-Empiezo con la composición de una pieza que normalmente tiene una melodía y una armonía básicas, un poco esquelético, un cimiento. En este disco los temas han estado en manos de un productor y un arreglista, en cada uno distintos. En 'Lubna', por ejemplo, que es un tema que habla de una esclava del califato de Córdoba, erudita e intelectual… Ese tema lo puse en manos de Faiçal Kourrich, que es un violinista que aparece en ese tema, y que es un gran músico y compositor, y él propone ciertas cosas, las lleva al terreno árabe, la articulación que hace con los cuartos de tonos y medios tonos.
Ahí, simultáneamente con el productor, voy decidiendo qué instrumentos va a llevar: laúd, guitarra eléctrica, etc. Hacemos una especie de maqueta en MIDI, en digital, donde lo real es la percusión y el bajo, u otro elemento, y eso se le manda a los músicos que van a venir a grabar, junto con la partitura. Vienen, ensayan y luego tocan en directo. Es muy interesante porque todo lo que ocurre es muy fresco, porque esos diálogos entre músicos están pasando en ese instante. Entonces, tenemos eso pero también la pre-producción de un disco de estudio más metódico porque antes hay un tema que ya han escuchado. Eso hace que estén las dos técnicas juntas, sin perder la frescura del directo, pero también un poco controlar la improvisación y libertad que se les está dando.
-En la música instrumental es todo un reto transmitir un mensaje o un concepto. ¿Cómo ha sido ese trabajo en su caso?
-Para todas las músicas es difícil conseguir una música así tan coral. Incluso la música con letra. He utilizado técnicas y sonoridades de la música instrumental. Luego, también se han utilizado guiños a escalas asiáticas o con tintes árabes, todo muy sutil sin llegar al cliché. No hay un tema que sea una caricatura, por decirlo de alguna manera. Se usan levemente ciertas cosas para estimular la imaginación. Lo bonito es que si tú le das un pie a la gente, la imaginación rellena los huecos.
No quiere decir que yo te diga, por ejemplo, en el tema 'Valentina', que si fuera otra mujer podría colar. Puede que sí, es música instrumental. Pero es un pretexto para redirigir la imaginación de la gente. Es verdad que es un poco subjetivo, desde mi punto de vista. Es como a mí me parece que sonaría, como en 'Ms Autumn', cómo sonaría una mujer si fuera el otoño. Es un ejercicio mío para visualizar eso, pero habría tanta interpretaciones como personas, y lo van a imaginar así porque yo lo digo, claro, si no, podrían imaginar cualquier otra cosa.
-Decía antes que su música está destinada a un público más nicho. ¿Cómo se sobrevive en los márgenes del algoritmo y de las playlist de las plataformas?
-A veces teniendo suerte, como le pasó a 'Ms. Autumn' que entró en una de esas playlist. A veces, con esa suerte, haciendo bien todo el enorme trabajo que nos platean estas plataformas de hacer un pitching muy concreto, con tantos días antes del día que se lanza… si cumples todas sus reglas entras en una especie de lotería en la que puedes entrar en esa playlist. Pasa a veces, otras veces no. A mí por suerte me ha pasado con una.
El resto del tiempo lo haces dando el máximo cariño a la gente que te ha mostrado interés. Cuando has ido a un sitio a tocar y alguien se te acerca después, tomarte ese tiempo para hablarle y decirle que se suscriba para no perderse todo el trabajo que haces, casi reclutándolos de uno en uno. También, haciendo material de calidad. Creo que los vídeos tenían un nivel interesante de producción y eran llamativos.
Al margen de la música, son vídeos agradables de ver. Le decía a los de los vídeos y a los técnicos que mezclan los temas que intentaran que fueran agradables, como si estuvieran con nosotros allí, que se quisieran quedar ahí un ratito viéndote. Buscando ese formato tan cercano de los Tiny Desk que ha tenido tanto éxito. No hay una invasión ni una fantasía, es algo muy real pero muy bien hecho, con elegancia. Eso es lo que he intentado usar para que la gente conecte conmigo y quiera el disco o verme en directo.
-Es su segundo disco y llega además en una época en la que muchos artistas y bandas abogan más por singles que por álbumes. En su experiencia, dentro y fuera de la industria, ¿cómo ve la salud de los álbumes?
-Por ahora, en primera persona, creo que hay un pelín menos de interés en el formato físico de los cedés. Aunque yo todavía no he abierto envíos para ver cuánta gente lo pide, en tiendas llega el viernes, entonces tampoco he tenido respuestas, pero me lo dicen compañeros míos. Me dicen que me prepare porque me van a demandar menos. Luego, estoy seguro que la cantidad de unidades que he hecho, los voy a acabar vendiendo en mis conciertos sin prisa ninguna, como hice con el primero.
Pero sí creo que está acorralado el formato. Te venden los ordenadores sin cedé y los coches sin cedé. Ahí hay un interés o un pacto no escrito entre industrias para que todo vaya hacia lo digital. No descubro nada, lo vemos todos, el formato está acorralado y está muriendo. El vinilo tiene filón, pero fabricarlo es mucho más caro. No tiene muy buena pinta. Ahora mismo vivimos todos ya del directo, incluso a gente a la que le iba bien la venta de discos. No hay nadie, que yo sepa, que no esté en el mainstream de estadios, que saque algo de rentabilidad al disco.
-Pero, como artista, hay que seguir haciéndolos.
-Lo hacemos porque es nuestra única carta de presentación. Luego ocurre que esa estrategia del single está muy bien, en teoría, pero cuando llamas a ciertos festivales, incluso a algunos medios de comunicación, no te contratan o no te hacen una entrevista. Por un lado estamos medio obligados a hacer el disco y por el otro se queda ahí para que lo vendas poquito a poco en los directos que, por mí, estupendo, porque mi planteamiento implica a muy poca gente.
En mi disco estoy yo, se ha pagado ya a todos los implicados, se ha fabricado una cantidad modesta y ahí no hay riesgo, pero gente que tire de bandas más grandes o se haya gastado más dinero en el disco, y que por el escalón en el que está tenga que ser más costoso, eso es un dinero que no recuperan luego. Nuestro trabajo es hacer discos, hacer directos, pero la forma de pasar a otro directo es hacer una colección de canciones, dejarlas registradas, que sea una obra y luego pasar a otra. Es como hemos trabajado siempre.
-Componer un disco tiene etapas más fáciles o más duras, pero, en su caso, ¿qué ha sido lo más gratificante de este proceso?
-Que haya sido dilatado y tan de poco a poco ha sido lo que más he disfrutado. Ahora viene la etapa del directo que me apetece mucho, pero he disfrutado enormemente cada momento porque es un disco que está hecho con mucha ilusión en el sentido de que cada tema tenía músicos nuevos.
Son músicos que yo admiro y que son gente con la que más o menos me había planteado algún día tocar con ellos… El hecho de que te digan que sí, que vengan, que disfruten, ha sido muy bonito. No ha habido momentos de atascarse, ha habido suerte. Ponía una fecha, venían, se hacía… no había contratiempos de tener que parar grabaciones, que podía haber pasado. O un tema que no acabe de sonar, no encontrar el hueco de algún tema en el disco. Ha sido bastante rosadito y cómodo, lo he disfrutado mucho.
-¿Cómo se plantea un directo con un disco en el que han colaborado tantos músicos?
-Con mi cuarteto habitual, con ellos lo voy a defender. Se están haciendo algunas modificaciones como cuando hay una tecla, pues por ejemplo Manu Sanchez, nuestro pianista, está viendo cómo hace para tocar vibráfono en el piano, o adaptando de pronto instrumentos que no van a estar porque somos cuatro y hemos llegado a tener seis o siente instrumentos…
Eso es muy bonito, porque se queda lo más importante y con colores básicos, la paleta básica sobre la que se ha construido el disco (bajo, piano, trompeta y batería) y suena además más clásico de jazz. Esos temas con más fusión o étnicos por los instrumentos árabes, por ejemplo, ahí le damos un sonido más clásico de jazz, que luego vamos a ir a festivales y clubes de jazz y tener ese sonido más tradicional es muy bonito, muy elegante. Es una adaptación a cuarteto.
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