Historias de sirenas y pastores en una calurosa noche de verano

Darrel Ang dirigió con autoridad y precisión la obra de Núñez Hierro, que nos mostró el amplio repertorio de sonoridades que pueden ofrecer los instrumentos de la orquesta invitando a cerrar los ojos, dejarnos llevar y transportarnos a una onírica atmósfera veraniega que obliga a conectar en determinados momentos con las armonías del otro sueño veraniego, el de Felix Mendelssohn, en un juego interesante para conectar las imágenes que ambas obras evocan con tan sugerente título. La obra cierra también el ciclo de encargos a compositoras andaluzas actuales de gran proyección para festejar las cuatro estaciones del año. La obra es un encargo de la Orquesta de la Radio de Berlín y la Embajada de España en Alemania para un ambicioso programa que busca acercar la música a los niños desde la más tierna infancia e involucrando también a los padres.

Cinco ciclos de canciones componen la obra más conocida del francés Joseph Canteloube, 'Les chants d'Auvernie'. Escritas en dialecto auvernés, variedad del occitano, son canciones extraídas del folklore de la Auvernia (Canteloube fue también musicólogo especializado en el estudio de la música popular de su tierra) y orquestadas de manera exquisita por el compositor. Hemos escuchado un ramillete de cinco de ellas que bien podían haber sido ocho o diez pues el cálido timbre de Meigui Zhang hacía olvidarnos de que escuchábamos a una soprano de melodías y tesituras exigentes para introducirnos en un ambiente lejano, bucólico de una Arcadia remota, entre cuitas de pastores y pastos verdes. A pesar de estar escritas en la década de obras vanguardistas y nuevos planteamientos musicales (entre 1923 y 1930) las estructuras formales estróficas son tradicionales y las armonías siguen las propuestas románticas sin renunciar al choque disonante cuando el tema y el carácter de la pieza lo requieran (Lou coucout). La orquesta dirigida de manera más flexible no olvidaba nunca su papel de acompañamiento de la voz solista dejando cantar los timbres sugerentes del corno inglés, el oboe, las flautas y otros. La voz de Meigui Zhang nos involucraba en cada una de las historias narradas, ya fuera de desamor (La delaïssádo) como de diferentes escenas campestres entre pastores ('L'aïo de Rotso').

Zemlinsky no es un compositor desconocido para el público sevillano pues ya nos ha visitado en dos ocasiones con valientes propuestas operísticas en la temporada de 2008 ('Eine florentinische Tragödie' –«Una tragedia florentina»- y 'Der Werg' –«El enano»-) y en la de 2016 (Der König Kandaules –«El rey Kandaules»-). En esta ocasión hemos escuchado el portentoso poema sinfónico 'Die Seejungfrau', 'La sirenita', basado en el famoso cuento de Andersen. La obra fue estrenada en 1905 y aunque compartía programa con el 'Pélleas y Mélisande' de su alumno y cuñado Arnold Schoenberg no fue precisamente un éxito. Estuvo olvidada hasta que un grupo de musicólogos británicos la rescató y pudo interpretarse en 1984 para, desde entonces, convertirse en la obra más apreciada e interpretada del compositor.

Brillante interpretación nos ha ofrecido la ROSS de la mano de un director, Darrel Ang, seguro, preciso y también más relajado cuando la ocasión lo requería. Densas sonoridades orquestales ampliamente preparadas dinámicamente en los momentos más visuales de la historia (la tormenta, la llegada del barco del príncipe, …) Estos clímax orquestales, abundantes a lo largo de la obra, muestran el dominio y robustez de la composición así como la magnífica respuesta de la orquesta a las exigentes propuestas de la dirección. Precisión y sutiles matices de dinámica y dramáticos silencios han evocado los diferentes momentos emotivos por los que pasa nuestra sirenita y su singular historia perfectamente evocados por el violín de Alexa Farré, cantarín y bella sonoridad en la primera parte y adaptándose a los distintos estados de ánimo hasta el final. Numerosos solos han obligado a saludar a numerosos integrantes de la ROSS gracias al lucimiento que la partitura ofrece.

Una nueva vista de Zemlinsky que esperemos no tarde en sorprendernos de nuevo. En cualquier caso, no dejen de ver con sus pequeños 'La sirenita' de Disney pero siempre que les descubran algo más tarde la otra, la que merece que asociemos a la pequeña escultura de Copenhague.