Concierto de Niña Polaca en Sevilla: «No queremos hacer canciones para TikTok, queremos contar historias para la gente y ser parte de ellos»

De este flechazo han pasado ya cinco años, pero la chispa no ha hecho más que crecer. Varias giras y tres discos después, Surma, Beto, Kobbe, Rubén y Claudia forman parte de uno de los grupos 'rock-indie' que más está creciendo en España. Con él, se ven inmersos en una gira por más de 20 ciudades, con tres fechas en la Riviera, y que estará pisando esta noche Sevilla, no por primera vez, pero sí con la fuerza y la ilusión de saber que la Sala X los espera con el noveno cartel de «sold out» de este tour.

Entre la vorágine que supone cambiar de ubicación cada dos días, y tras tocar con las salas llenas en Murcia y Alicante, Álvaro Surma, el cantante de Niña Polaca y abogado de profesión, no ha tenido problema para hacer un hueco en su agenda a este periódico, para que así pudiéramos conocer un poco mejor las entrañas del grupo y sobre todo la esencia de su música.

Al contrario de lo que muchos puedan pensar, Niña Polaca no se fue gestando con la conciencia de quien quiere hacer algo grande, o al menos no para convertirlo en algo profesional. «En mi casa desde pequeño se ha escuchado todo tipo de música, pero nunca me imaginé dedicándome a ella», explica Surma. El alicantino, ya afincado en Madrid, reconoce que siempre le ha gustado escribir y juguetear con las canciones, pero que nunca lo hizo con el afán de conseguir fama. «La exposición nunca me ha gustado, era algo esquivo para mí», confiesa.

Ahora que sus caras aparecen en más carteles, y sus voces suenan en más bares de los que esperaban, afirma que les hace mucha ilusión saber que hay gente a 500 kilómetros que está deseando verles y comprar sus entradas. «A veces me escribe gente por redes sociales y me cuenta que alguna canción le ha ayudado mucho a superar ciertas cosas que están pasando en su vida, la verdad es que eso nos llena un montón y es muy fuerte», explica.

Y es que, según el vocalista, con el orden de Rubén, el desorden de Beto, la creatividad de Kobbe y la entereza de Claudia, se creó el 'cóctel molotov' perfecto para hacer explotar las posibilidades, y dejarse llevar por los sonidos que iban saliendo allá por 2020 entre amigos y cervezas. «Ahora cuando escucho el primer disco, 'De la Línea Diez a Sol', flipo, porque era una locura, pero me parece guay que la gente siga escuchando algunas canciones como 'Máster en imbécil', porque define nuestra esencia», recuerda Surma.

Y es que, la vida cambia de un día para otro y de repente han tenido que volverse un poco más nómadas, pero sin dejar de tener los pies en el suelo. Son más conscientes que nunca de la música que hacen y sobre todo de la que quieren hacer.

Después del primer disco, la búsqueda de nuevos sonidos se volvió algo mucho más serio. 'Asumiré la muerte de Mufasa' llega en 2021, con canciones como 'Nora', y con él la forma de producir los temas fue evolucionando. «Antes era una combustión más libre, no había estructuras claras al componer y los estribillos se repetían…. después del primer disco aprendimos a cómo queríamos hacer el siguiente».

Que los opuestos se atraen no es un secreto, y el alicantino reconoce que los miembros del grupo y sus influencias musicales son muy diferentes entre sí y esa ha sido percisamente la clave para crear 'Que adoren tus huesos'.

Este caos, más favorecedor que limitante, hizo que la banda pasase de nivel y el trabajo siguió siendo divertido pero mucho más minucioso. «Queríamos hacer un disco que se pudiera escuchar entero, que no fuera demasiado complicado pero que las canciones tampoco tuvieran la típica estructura de verso, estribillo y puente», explica el vocalista.

De esa idea nacieron temas como 'Los días malos', 'Lo que yo te he querido' o 'Te vi en el concierto', en los que se puede apreciar la riqueza de los sonidos: mucho más raros, que viajan desde el punk, el rock, o incluso el folclore, acompañados por la profundidad de las letras con sentimiento y rabia, pero sin dejar de lado la parte más divertida con la que los oyentes puedan disfrutar. «No queremos hacer canciones para TikTok, lo más importante para nosotros es contar historias con las que la gente se sienta identificada y poder formar parte de ellos»

Es una motivación para Niña Polaca ver que grupos como el suyo van creciendo en la industria musical, y que tanto el público como las productoras están apostando por ellos. «Es verdad que a veces esto va por modas, pero es una realidad que el indie se está desarrollando más en los últimos años, tiene mas medios e infrastructura que antes, y grupos como Sexy Zebras o Sidonie que ya llevan tiempo tocando lo confirman», destaca Surma.

Con toda una gira por delante, esta vez mucho más preparados que en la primera, los miembros de Niña Polaca disfrutan lo que pueden de las ciudades que los reciben como a ellos les gusta: gritando sus canciones y dándolo todo en cada nota.

Le preguntamos a Surma si vende más el amor o el desamor en las letras de sus canciones, pero ni siquiera él tiene la respuesta: «Yo creo que hay muchas de llorar y muchas de decir: ¡joder, cuánto te quiero! Es un misterio, cuando sacas una canción nunca sabes si va a funcionar», explica.

Lo que sí sabe con certeza Niña Polaca es que el público de su concierto en la Sala X no va a defraudar a nadie, porque ya en experiencias previas en la capital andaluza se han sentido muy acogidos. «Los conciertos que hemos dado en Sevilla, tanto en la 'Monkey Week' como en el 'Interestelar' siempre nos dejan muy buen sabor de boca y este tiene toda la pinta de ser igual, porque ya hemos visto que la sala va a estar llena y sigue habiendo gente buscando entradas», confirma el cantante.

A este 2024 solo le piden poder disfrutar en los escenarios, seguir creando nuevas canciones y aunque les pasen cosas cada vez más grandes no dejar de ser «peña normal», como ellos se definen. Incluso se atreven a soñar con el Wizink.

Sin duda, ese pequeño Surma de ocho años al que le encantaba escribir pero que nunca se imaginó llenando salas por toda España, estaría muy orgulloso de ver cómo ha evolucionado: «Siempre he sido un poco desastre, pero estoy muy satisfecho conmigo mismo por la persona en la que me he convertido, tanto en el ámbito profesional como en el personal».

Por nuestra parte, como no queremos seguir siendo intrusos de esta historia de amor que se fraguó en Malasaña, dejamos a la banda descansar para su concierto en Sevilla. Porque esta noche parece que va a llover, pero no hay mejor sitio para huír 'los días malos' que aquel en el que Niña Polaca se sube a un escenario.