crónica
Un colorido Pablo Alborán ilumina Sevilla
El cantautor planteó anoche un interesante concierto repleto de sensibilidad y grandes dosis de alegría en una Maestranza con más de 7.500 personas
Fernando Rodríguez Murube
Sevilla
'Es de las veces que más estoy disfrutando, no voy a olvidar nunca este día'. Con estas palabras y un sincero brillo de ojos devolvió anoche Pablo Alborán el extraordinario cariño que el público sevillano le transmitió durante las dos horas que duró ... su concierto en la Plaza de Todos de la Maestranza. El caudal de emoción que se sentía entre la multitud fue realmente llamativo, algo que el malagueño percibió desde el minuto uno y que se encargó de acrecentar mostrando en todo momento todo el talento que tiene, que es mucho, y una actitud alegre, positiva y presta a retroalimentar el feedback, que dicen los modernos.
Cinco años sin oír su voz en directo a orillas del Guadalquivir era demasiado tiempo. Un lustro en el que ha pasado de todo, incluso una pandemia mundial, pero en el que no ha cambiado ni un ápice la pasión y admiración de Sevilla por Pablo Alborán.
Es verdad que en junio de 2018 congregó nada menos que a 32.000 personas en el Estadio de la Cartuja, mientras que anoche 'solo' se dieron cita 7.500 en la Maestranza. Pero no es menos cierto que el malagueño agotó las entradas para su reencuentro con la capital andaluza, incluso se tuvo que ampliar aforo –al igual que el día anterior con el gigante Raphael– para atender en la medida de lo posible la alta demanda de entradas.
Alborán es uno de los artistas pop españoles más aclamados del panorama musical actual, algo que anoche se palpaba en el ambiente desde mucho antes del inicio del concierto. Ni siquiera la amenaza previa de lluvia ni el constante y tímido chiribiri que predominó durante gran parte de la velada pudieron con las ganas que había de la estrella andaluza. El cantante y compositor se presentó frente a la Puerta del Príncipe, elegantemente engalanada para el disfrute musical de estos días, para presentar 'La cuarta hoja', su último álbum de estudio.
'Solamente tú', la canción con la que el ídolo se convirtió en ídolo hace más de trece años subiendo aquellos versos románticos a Youtube, refrendó la fantástica comunión entre el público y el aclamado artista. No le fueron a la zaga, incluso la superaron por momentos, temas más recientes como 'Saturno' –con un inmenso mar de globos azules y blancos generado por los espectadores–, 'Pasos de cero', 'Aves de paso', 'Miedo', 'Quién', 'Tanto' o 'Te he echado de menos'.
Su voz destacó sobremanera cuando quedó desnuda de instrumentos, como por ejemplo, en 'Prometo', donde mostró un torrente admirable, y 'Sevilla', el clásico que popularizada Rocío Jurado y que ya empieza a estar un poco manoseado. Cada vez son más los artistas que recurren a él en los conciertos que celebran en la ciudad andaluza para congraciar con los asistentes, estrategia que se lleva a cabo con desigual suerte. No obstante, Pablo Alborán firmó anoche una versión más que digna, con un final muy elaborado e interesante a nivel instrumental.
Homenaje a María Jiménez «desde el respeto y la humildad'
El cantautor también tuvo un bonito recuerdo para la trianera María Jiménez, a quien rindió homenaje interpretando «desde el respeto y la humildad» la sabiniana 'Camas vacías', un título que la artista recientemente fallecida se llevó a su terreno en su momento con grandísimo acierto y reconocimiento.
Durante la cita de ayer, el autor de 'Volver a empezar' mostró un repertorio en el que las canciones optimistas doblegaron a las del estereotipo de este artista criado en el barrio de El Limonar, esto es, romanticismo desgarrado y lacrimógeno. El resultado fue francamente interesante, ya que, sin perder ni un ápice de su identidad, exhibió muchísima fuerza operando en unas coordenadas alejadas de su estilo primigenio para dar cabida al color, la alegría, el baile, mucho baile, y la fiesta.
Buenas muestras de ello fueron 'Vivela' y la inédita 'Si quisieras', un animado merengue aflamencado que anoche caló desde sus primeras notas y que a buen seguro va a ser un rotundo éxito en cuanto suene en las radiofórmulas. Ambas, ya en el último tramo de su cita hispalense, fueron la antesala de los tres bises ganadores: 'Llueve', 'Amigos' y 'La fiesta'.
Un emocionante colofón repleto de complicidad que supuso, además, un magnífico broche de oro a la segunda edición del ciclo Noches de la Maestranza, que ayer se despidió hasta el próximo año. El evento ha sido todo un éxito de organización y asistencia desde que arrancase el uno de septiembre con el gran concierto de Joaquín Sabina, ofreciendo a lo largo de estas casi tres semanas ocho directos de artistas y géneros muy variados (el citado cantautor jiennense, David Bisbal –ambos por partida doble–, Carlos Rivera, India Martínez, Raphael y el propio Pablo Alborán) en un marco tan especial como el majestuoso coso del Baratillo y en un ambiente muy cuidado, los cuales han tenido el respaldo del público.
Las cifras así lo atestiguan. Casi 45.000 personas han pasado por la segunda edición de esta propuesta cultural que, sin duda, ha llegado para quedarse, dando una media de espectadores que supera las 5.500 por show. Además, la mitad (4) de los conciertos han agotado las entradas.
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