CRÍTICA DE MÚSICA
Bustamante/Arauzo: 'Limital'
Este dúo sevillano de adopción nos presentaba su último disco en un recital que nos dejaba oírlo entero en vivo, con las maravillas del directo y algún otro desmayo, prácticamente inapreciable. 'Limital' es el nombre y el nudo que une las obras y autores del CD.

TEMPORADA 2024/25
Música de cámara en Turina. Presentación discográfica.
- Programa: Fauré, Granados, Lorca y Poulenc.
- Intérpretes: Alejandro Bustamante (violín) y Patricia Arauzo (piano)
- Lugar: Teatro Turina.
- Fecha: 01/04/2025.
Decíamos recientemente que uno de los valores del Turina es el de dar a conocer a músicos sevillanos, ya sean de nacimiento o adopción, tanto para oírlos o, como en este caso, para presentar un disco de esta pareja que lleva 12 años juntos, un ... disco que responde al nombre de 'Liminal' y que reúne, como en este concierto, cuatro grandes nombres escritos o transcritos para violín y piano. Se trataba de unir diferentes mundos en los que ellos se mueven, empezando por Francia con compositores como Fauré y Poulenc; o el que une el mundo de la poesía y la música, como las canciones para voz y piano de Granados, que escuchamos para violín y piano, o la dedicatoria que Poulenc hacía de su sonata a Lorca, etc.
Con la 'Sonata para violín y piano nº1 en La mayor Op.13 de Gabriel Fauré se iniciaba el camino, en principio algo dubitativo por parte del violín ante una obra que ya en su momento se sintió como nueva, muy diferente, tanto que ninguna editorial francesa quiso publicarla, y Fauré tuvo que ir a Alemania, y editarla a cargo de Breitkopf y Härtel, con la condición de no recibir ningún beneficio, en caso de que lo hubiere. Como se ve, una apuesta arriesgada por parte de la editorial, pero sin embargo, se debieron beneficiar bien porque finalmente la sonata ha conseguido hacerse un hueco hasta hoy, integrando habitualmente programas de cámara. Tras el pequeño tropiezo de incertidumbre melódica, el resto nos pareció que rápidamente se fue enderezando, con algunas pequeñas muescas que también fueron desapareciendo, diríamos que con el típico 'crescendo' hasta culminar con el Poulenc final. El piano fue estable desde el principio, muy claro prácticamente siempre, y con especial cuidado en dinámicas medias y a solas, donde se agradecía semejante transparencia. Ya en el segundo movimiento de la sonata, 'Andante', exhibía el violinista un 'legato' muy hermoso y destacable.

No sólo parecen cómodos en un estilo que dominan (romanticismo, música española, ambos estilos teñidos de una componente francesa notable), sino que los años vividos como pareja artística se nota mucho sobre todo a la hora de mover expresividades y dinámicas bajo un mismo impulso. Pudimos verlo en todo el concierto, pero un ejemplo palmario lo tuvimos en las dos muestras de las 'Doce tonadillas en estilo antiguo' H.136 de Granados, primero en 'La maja dolorosa' y luego en 'El majo discreto'. Antes de nada recordemos que estas piezas originalmente son cantadas, de manera que el violín debe 'aclararse la voz' para hacernos creer su cambio de tímbrica y luego que es capaz de adoptar ese 'pathos' doloroso, al que -nos parece- le se le podría haber quitado todavía un poquito más de vibrato; aún así, alcanzó un dramatismo notable, acentuado inconscientemente por el paso mucho más ligero y chispeante a la segunda pieza elegida, terminando con otra transcripción de la 'Nana de Sevilla', popular, recogida por Lorca.
Es verdad que no es fácil oír a Poulenc con tal 'seriedad' como en la 'Sonata para violín y piano' FP 119 «en memoria de Federico García Lorca». Y también que la mayor parte del tiempo el piano acompaña al violín, aunque en contadas ocasiones por su condición de instrumento melódico, puede él también acompañar. Pero esto no quiere decir que el trabajo del piano sea fácil, sino muy al contrario: sostener, por ejemplo, el ritmo destemplado de este 'Allegro con fuoco' inicial no es nada fácil, además de que le es necesaria una conjunción con el violín como la que tienen ambos músicos. Añadamos que con un sonido grande, en todos los sentidos, no sólo en la potencia (sobresaliendo siempre sobre un gran cola con la tapa completamente abierta), sino en expresividad y contrastes. Porque no es sencillo conseguir esa descarnadura sonora violinística, vehemente, en el repetitivo motivo inicial de la obra, en pugna continua con el piano. Esta célula motriz a la que nos referimos abre la obra, como decimos, y reaparece en los dos movimientos siguientes, y no es otra idea que el del conocido estándar jazzístico 'Tea for two': a pesar de la sordidez de la pieza, Poulenc no puede dejar ser un compositor 'travieso'. En suma, el entendimiento entre Bustamante y Arauzo es admirable, además de mostrarse como dos excelentes músicos que convergían en un mar de contrastes antagónicos.
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