Antoñito Molina: «Siempre he sido consciente de que no soy un gran cantante, de que no tengo una gran voz»

Este 10 de mayo, el artista gaditano presenta ante el público sevillano 'La Aventura Tour' en un concierto en el Live Sur Stadium, la zona exterior del Estadio de la Cartuja.

- Actualmente se encuentra en uno de sus mejores momentos profesionales, pero lleva muchos años en el mundo de la música. ¿Cómo lleva el éxito que ha conseguido después de tanto de trabajo?

- La verdad es que lo llevo con mucho agradecimiento, con mucho compromiso y responsabilidad porque me parece algo muy bonito. Es un regalo de la vida que después de tantos años componiendo canciones, haciendo kilómetros, cantando en ferias, en chiringuitos... Soñaba con cosas grandes, pero realmente no para tanto. No podía imaginar que me pudiera pasar todo lo que me está pasando ahora, que para mí, aunque no sea muy viejo, es mi vejez porque llevo cantando desde que tengo dieciséis o diecisiete años y acabo de cumplir treinta y cinco. La vida me ha dado un cambio para bien y parece que todo se ha transformado para que esté viviendo esto. Entiendo que es una suerte, aunque la he trabajado mucho, pero por mucho que uno trabaje, la música tiene ese toque de magia que te hace llegar o no al corazón de la gente, y yo ahora mismo soy un afortunado.

- ¿Qué diferencia a Antoñito Molina del resto de artistas?

- Pues no lo sé. Quizás que soy extremadamente natural con todo. Soy un enamorado de la verdad y me gustan las cosas que son de verdad, las canciones, las palabras... Me considero una persona muy cercana a la verdad y quizás sea eso lo que le guste a la gente y lo note en mis letras, en mi forma de interpretar, en mi forma de contar. Siempre he sido consciente de que no era un gran cantante y que no tenía una gran voz. De hecho, yo me veía en los vídeos y decía «fatal cantado». He sabido a lo que podía aspirar en cada momento: cantar en un chiringuito, aprovechar un circuito de feria para que la gente me conociera... También he sabido diferenciar cuando mi momento era el de no estar, hiciera lo que hiciera. Yo lo sentía, lo olía, lo presentía. Ahora lo que presiento es que sí es un buen momento.

- Si tuviese que decidir, ¿cantar o componer?

-Está claro. Podría vivir sin cantar, aunque sería un rollo, y más ahora que viene la gente a verme, pero sin componer no viviría. Si mañana me meten en la cárcel y no hay un papel y un boli lo pasaría mal, porque tengo la memoria fatal y no podría apuntar algunas frases buenas. Yo necesito escribir canciones. Soy millonario cuando tengo una canción buena que enseñarle a algún amigo. Si tengo un tema casi terminado que creo que puede provocar 'cositas', invito a un amigo a comer a casa con toda la maldad porque lo que quiero en realidad es enseñársela. Es como mi poder, yo me siento empoderado y pienso «va a flipar con este tema», aunque a lo mejor, después me dice «no ha sido para tanto», pero yo necesito estar en plena búsqueda de una canción. Me imagino pegándome un año sin cantar por cualquier motivo, pero en un descanso que tenga que darme más pronto que tarde, no me imagino sin componer. Yo seguiría haciendo canciones. Es más, diría que si pudiera elegir un súper poder, sería darle al stop y parar la mente, porque las ideas no paran de salir y las apunto para que no se me olviden. Componer, para mí, es una obligación moral.

- ¿Cuáles son sus inspiraciones?

- Lo que tengo lejos no me inspira nada. Me costaría mucho trabajo dedicarle una canción a alguien que no conozco y al que no le tengo aprecio y cariño. Me considero una persona con mucha inspiración, la cual me llega muchas veces de cosas que están muy cerca: la familia, los recuerdos, lo que me imagino que me puede pasar, los amigos, el sentimiento que me crea echar de menos a un colega al que hace tiempo que no veo. La gente me dice «qué bonita la canción de tu madre» y si supieran que yo ya le he dedicado a mi madre 32 canciones... Lo que pasa que no está la palabra 'mamá'.

- Algo parecido ocurrió con uno de sus mayores éxitos, 'Yo soy pa' ti', una canción que se dedican muchas parejas pero la realidad es otra...

- Exacto. Esa canción se la dediqué a mi sobrina Sara, que en aquella época tenía tres años. Yo siempre esperaba que llegara en el escalón de la escalera de casa de mi madre. Pasé una época complicada en la que no me encontraba muy feliz y me di cuenta, o quizás fue ella la que me hizo sentir esa responsabilidad, que necesitaba regalarle tardes bonitas, desordenar el salón para jugar... Entonces compuse 'Yo soy pa' ti', porque en ese tiempo creo que nunca fui tanto de nadie. Se puede pensar que cuando digo «el tercero o cuarto, qué me importa», me refiero a una expareja, pero no. Esa letra se refiere a que en mi casa somos muchos hermanos y muchos primos, y me da igual que para mi sobrina yo sea el último con el que quiera merendar o jugar, porque sé que soy especial para ella.

- ¿Qué nos cuenta de su nuevo tema, 'Laberinto'?

- Trata de una persona que se pierde en el laberinto de olvidar a alguien cambiando de ciudad, de perfume o de número, pero que por mucho que se aleje, sigue atrapado en ese camino que le vuelve a llevar a esa persona porque su mente está ahí en bucle.

- Es la típica canción que nunca imaginé que iba a hacer porque últimamente no escribo muchos temas de amor, me gusta más hablarle de cosas de la vida como 'La Aventura', 'El Club de los Soñadores' o 'Por si mañana', pero es cierto que yo mismo me dije «me apetece hacer una canción de amor, durita, oscurita con sus tonos marrones». Siempre voy escuchando mis sensaciones y a mi corazón y nunca me dejo llevar por ningún guion. Me apetece hacer lo que llevo tiempo sin hacer, y como ahora se acercan los conciertos, quería componer algo que sonase a directo, a banda, con tintes poperos. Puede que también sea producto de la gira del año pasado donde me vi en escenarios grandes que yo no controlaba, con pasarelas enormes en las que veía a la gente muy lejos y no me gustaba porque yo era muy de guitarra, de chiringuito... En un escenario tan grande te sientes solo con tu guitarra. Cuando empecé a vestirla con la producción de Tato Latorre le dije «quiero que esto suene a banda, quiero dejar la guitarra flamenca aparcada y coger la guitarra eléctrica sin perder mi esencia». No hay que tenerle miedo a cambiar de sonidos.

- ¿Qué le espera a la gente que acuda a sus conciertos?

- Yo espero que ilusión y alegría. No soy ejemplo de nada ni de nadie, pero si hay una cosa con la que la gente se pueda sentir identificada conmigo, quizás sea que a veces la ilusión le gana al talento, y el trabajo le gana al talento, y los sueños le ganan al talento también. Me gustaría que la gente que viniese a mis conciertos, a parte de cantar, disfrutar, gozar, divertirse y llorar en algún momento también si hiciera falta, saliese con esas ganas de estudiar algo que en su momento no pudo, o de llamar a esa persona que sabe que tiene que llamar desde hace tiempo. No sé, me gustaría que la gente saliese de mi concierto con las mismas ganas que yo le he puesto a esto para conseguir lo que he conseguido. Todo el mundo tenemos dentro de nosotros una voz que nos dice «esto sí y esto no» pero, ¿por qué «esto sí y esto no» si yo lo que quiero verdaderamente es esto? Con que haya una persona que se despierte al día siguiente y coja el toro por los cuernos dando un pasito más en algo, ese será mi premio. Espero que la gente sienta ese entusiasmo de vivir, y de vivir de verdad, en primera fila. Que si hay un tiro el primero que se muera sea yo, pero que si hay un beso, el primero que se lo lleve sea yo.