Roba joyas a su suegra y las vende en un «compro oro» por 11.900 euros

Según ha informado la Benemérita en una nota, fue la propia víctima la que denunció que se había dado cuenta de que le faltaban gran cantidad de joyas que guardaba en cajas de seguridad, pues se trataba de joyas familiares de gran valor sentimental para la denunciante, además de una pérdida económica, puesto que alcanzan un valor aproximado de 12.000 euros.

La Guardia Civil realizó una minuciosa investigación y localizó varios contratos de venta de piezas de oro cuyas características coincidían con las descritas por la víctima. Finalmente, identificó y detuvo a la persona que vendió las joyas, compañero sentimental de la hija de la víctima.

Esta persona, presuntamente, fue vendiendo poco a poco las joyas que robaba a su suegra, de las que solo se han podido recuperar parte, ya que el resto, transcurrido el tiempo reglamentario, fueron fundidas o vendidas.

En otra actuación, un vecino denunció ante la Guardia Civil que unos desconocidos habían realizado extracciones con su tarjeta bancaria por valor de 1.500 euros y no se explicaba cómo lo habían hecho.

A raíz de esta denuncia, los agentes sospechaban que al denunciante también le podrían haber robado joyas, ya que, tras hacer comprobaciones de contratos de compra-venta de oro de la localidad, compararon datos de la filiación de la víctima con nombres y fechas grabadas en joyas, coincidiendo en algunas de ellas.

Por todo esto, los agentes avisaron al denunciante, quien comprobó que la faltaban numerosas joyas que guardaba en su casa. Una vez realizadas las comprobaciones pertinentes, los investigadores esclarecieron esta denuncia, y en concreto que el novio de la hija menor de edad del denunciante, J.A.R.F., había sustraído las joyas y las había vendido en establecimientos de 'compro oro'.

La hija colaboró con su novio y le proporcionó el PIN de la tarjeta bancaria de su progenitor, con lo que realizaron extracciones de dinero. Con todo lo obtenido se hacían regalos mutuamente e incluso invitaban a sus padres en restaurantes, según manifestaron ellos mismos a la Guardia Civil.

En ambos casos, los dueños de los establecimientos de compra-venta de joyas presentaron a su vez denuncia por estafa, como partes perjudicadas, puesto que compraron las joyas de buena fe y cumpliendo con la normativa legal.