Ángela y Erik llegaban a 'First Dates' y nada más verse surgía la química. No solo porque ambos compartían oficio, ya que los dos jóvenes trabajaban de tatuadores, sino porque físicamente eran sus respectivos prototipos.
Con este inicio prometedor, la cita de 'First Dates' se observaba prometedora y se vaticinaba que los dos jóvenes podrían salir de allí enamorados o al menos dispuestos a darse una segunda oportunidad. Sin embargo, un hecho inesperado ocurrió que estuvo a punto de dinamitar el encuentro en el programa de Cuatro.
Erik y Ángela charlaban animadamente y la sensación que se palpaba en la mesa del restaurante de Cuatro era que parecía que ambos se conocían de toda la vida. Tal era ese sentimiento que se generó durante la velada que el joven no dudó en lanzarse a hacer una broma de mal gusto a Ángela a colación de un comentario que esta le hizo de su vida personal.
«Yo soy catalana porque nací en un pueblo catalán. ¿Tú sabes dónde está Berga? Pues, yo nací allí», le indicaba Ángela a Érik durante la cena, ofreciéndole un dato que el joven usó para realizar un chiste soez. «Yo tengo una verga», le respondió el soltero delante de las cámaras de'First Dates'.
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Ángela se quedó sin palabras y no supo que responderle. «Sí, sé dónde está», aseguró de inmediato el joven evitando el silencio en la mesa. «Sabes dónde está, ¿no? No hacía falta la broma», le espetaba la joven en el restaurante del programa, a lo que el chico le replicaba: «Era necesaria, me la has dejado botando».
No obstante, la cita en 'First Dates' siguió adelante y la broma no pasó factura a Erik, ya que en la 'Decisión final', tanto él como Ángela decidieron darse una segunda oportunidad.
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