En este caso en concreto, lo que se hacía «era congelar la yuca e introducir la droga dentro. Llegó al puerto de Algeciras y rápidamente se siguió el rastro»… Similar lo sucedido en Alicante con plátanos en este caso, que incluían en las cajas hasta 13 toneladas de cocaína y que puso a los investigadores tras la pista del «jefe de la UDEF, el conocido como 'el anodino', pues estaba tras este tráfico ilegal. Él fue el que se dio a conocer por tener 20 millones de euros emparedados en las paredes de su casa», ha recordado Jiménez. En este expediente en concreto, había una empresa detrás, Abadix. De hecho, al propietario, Miguel, se le conocía como 'el frutero de la coca'.
Yuca, plátanos y… ¡naranjas! María Gómez ha comentado sobre el hecho de que en las cárceles se dejó de permitir que se metiera fruta, que se entregara a los presos, porque se dieron cuenta de que las naranjas llevaban droga inyectada.
Y del sur y la zona de levante, al norte, concretamente a Vigo. Aquí la 'fruta prohibida' ha sido el melón. ¿Cómo lo hacían? «Se cortaban por la parte de arriba, se les quitaba la pulpa y se introducía dentro la droga envuelta como en un globo. Debían tener mucha habilidad, claro, para que no pasara nada. Después se sellaban con esa parte de arriba del melón, se empaquetaban y listo. La policía llamó a esta operación Sapo, en honor al melón piel de sapo. Eran piezas que venían desde Brasil», ha narrado el periodista de investigación.
Otro caso sonado es el que ha tenido también por la vertiente norte de España, en Cantabria y con piñas de por medio, «piñas preñadas», como se le llamó en algunos medios. Similar al caso de los melones: la red criminal abrían la piña por la parte de arriba, «le quitaban el casquete, introducían los estupefacientes y volvían a sellarlas». En este caso «más precavidos que con los melones, porque aquí introdujeron seis kilos en más de 20 toneladas de piña y en el caso anterior fueron hasta 13 toneladas de droga las que usaron». Jugar con juego, en este caso con fruta, y acabar quemándose…
Por último, se ha tratado sobre lo sucedido en Guadalajara. En este caso no fueron «frutas kinder, con sorpresa dentro», como bromeaba Dani Mateo. Recurrieron al brócoli. Las cajas por arriba iban con brócoli troceado congelado y, por la parte de abajo, había droga. En este caso, «la mercancía se exportaba a Manchester, tanto cocaína como hachís», ha terminado diciendo.
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