Así fue el accidente de tráfico que truncó la carrera de Supersubmarina: dónde, cuándo y cómo ocurrió

Pero ¿cómo reconstruyes tu vida después de ver cómo todo lo que tenías se desvanece con tanta fragilidad? Con esta premisa nació 'Algo que sirva como luz', el libro del periodista Fernando Navarro, publicado hace apenas unos meses, que recoge entrevistas a los cuatro miembros de la banda y en el que se relata el duro recorrido que ha tenido que atravesar cada uno de ellos desde entonces.

Desde que la novela vio la luz, la banda ha vuelto a estar en boca de todos: los homenajes de compañeros de profesión han sido continuados y también les vimos juntos en la mítica Plaza del Trigo de Aranda de Duero. Con motivo de este renacimiento, los cuatro integrantes de Supersubmarina serán el epicentro de la nueva entrega de 'Salvados', el programa de Gonzo en La Sexta, que recabará la parte más luminosa de su éxito musical y el camino de superación que han tenido que afrontar tras el accidente.

Corría el año 2005 cuando cinco amigos de Baeza, José, Juanca, Jaime, Terry y Pope, comenzaron a aprovechar sus ratos libres para tocar música y divertirse. Lo que empezó como un simple juego de niños, que se había gestado en el garaje de los padres de José y más tarde en el estudio fotográfico del padre de Jaime, acabó por convertirse en uno de los grupos más prometedores de la música española.

Tras grabar su primera maqueta y confirmar la salida de Terry, el hasta entonces vocalista de la banda, el grupo confirmaba su estallido: en 2010, la discográfica Sony Music se hacía con sus servicios para lanzar su primer disco, Electroviral, que acabaría siendo todo un éxito y el inicio de una exitosa, pero corta carrera. Dos discos más tarde, el cuarteto comenzaba a desmarcarse como toda una revolución en el pop-rock español, ocupando los grandes escenarios de todos los festivales nacionales (Sonorama, SOS 4.8., Arenal Sound, Festival de los Sentidos...) y sonando en las cadenas radiofónicas... hasta que llegó el 14 de agosto de 2016.

Aquel fatídico día era domingo. La banda regresaba por carretera del Medusa Sunbeach Festival de Cullera (Valencia), donde habían tocado sólo unas horas atrás ante miles de personas. La intención inicial era pasar unos días en su Baeza natal para recargar pilas antes de volver a coger los instrumentos y continuar con su gira de verano, que estaba previsto que pasara desde agosto hasta septiembre por Lucena, Albacete, Guadalajara, Murcia y Salamanca. Jamás llegaron a completarla.

A las 08.00 horas de la mañana de ese caluroso día de agosto, durante el trayecto de vuelta a casa, el Seat Alhambra gris en el que viajaban impactó contra una Mercedes Sprinter blanco en una colisión frontolateral. El impacto se produjo en el kilómetro 168 de la carretera N-322, en la localidad de Úbeda, y fueron los conductores cercanos quienes, tras ver el accidente, dieron la voz de alarma a los servicios de emergencia.

En el choque, seis personas resultaron heridas, siendo cuatro de ellas los integrantes de la banda, que aún a día de hoy conviven con las secuelas. «Tras el accidente queda un pitido, un pitido que no se va. Estás durmiendo y lo sigues escuchando. Solo quién lo vivió lo sabe», reconocía el bajista, Pope, que conducía en el momento del siniestro y que, casi ocho años después, admite que el sentimiento de culpa sigue con él. «Tenía siempre en la cabeza que yo era el que conducía, el que había parado todo», explicaba en esta misma charla.

Desde entonces, han pasado ocho años, pero la banda, tal y como la conocíamos, no ha regresado jamás a los escenarios. Las duras secuelas que les provocó el terrible accidente, entre las que se incluyen múltiples roturas, les ha mantenido apartados de la música durante mucho tiempo, hasta el punto de que muchos han tenido que despedirse para siempre de la posibilidad de regresar a su vida anterior. Es el caso de José Marín, más conocido como Chino, el cantante de Supersubmarina, que se llevó la peor parte de los cuatro integrantes del vehículo.

El vocalista jiennense estuvo varias semanas en la UCI del Hospital Neurotraumatológico de Jaén por un traumatismo craneoencefálico y una contusión abdominal y, aunque ha conseguido salir con vida del siniestro, padece una secuela neurológica derivada de las lesiones que ha lastrado su recuperación. De hecho, a día de hoy, es el único que no puede recordar nada de la tragedia ni de los ocho años anteriores al accidente. Asímismo, Chino luce una enorme cicatriz en el lado derecho de su cabeza y lucha aún para recobrar la movilidad de su mano derecha y su capacidad para hablar y recordar con normalidad.

El que más tiempo pasó ingresado en la UCI fue Juanca, el batería, que pasó varios días en coma inducido tras el siniestro. Cuando despertó, creyó que el accidente había tenido lugar en su despedida de soltero y lo primero que hizo fue pedir perdón a su familia y a su mujer. A pesar de ello, es el que más ligado se ha mantenido al mundo de la música desde la desaparición de Supersubmarina: en 2019 formó la banda Melifluo junto a su hermano Antonio, con la que han pasado por algunos de los festivales más importantes.

No fue fácil tampoco para Jaime, el guitarrista del grupo, que en estos ocho años se ha sometido a más de 40 operaciones para salvar su pierna: «Ahora puedo caminar bien, de hecho tengo pierna. No puedo quejarme, me ha tocado», contaba en la presentación del libro que cuenta su historia. Sin embargo, más allá de la recuperación física, la peor parte se la llevó a nivel mental: tras el accidente, tuvo que hacer frente a una grave depresión que le llevó incluso a plantearse el suicidio.