Un grito desesperado tras «el horror» presenciado en el hospital Nasser, en Gaza, donde ha ejercido como médico durante los últimos cuatro meses. Así podría presentarse la intervención del doctor Raúl Incertis, que ha pasado más de 120 días en mitad de la catástrofe. Ha ... regresado de la experiencia y está tratando de dar visibilidad a lo que sucede allí: «El foco debe estar no en si bombardean hospitales como en el que yo he trabajado, sino en que lo que está produciéndose allí es un genocidio».
Para hablar de ello ha conectado en directo con 'Todo es Mentira' (Cuatro) y Pablo González lo ha entrevistado. Raúl Incertis ha sido contundente, afirmando que, a diario, llegan «cientos de personas heridas y muchas fallecen al poco tiempo». Respecto a cómo es trabajar en un hospital como este, en tales circunstancias, ha querido reflejar «el horror» que ha sido para él pero especialmente para sus compañeros. «Pensemos que yo trabajo con locales y estos ven llegar de forma constante a sus vecinos, a amigos, a sus compatriotas, en condiciones horribles, tras bombardeos y ataques masivos», ha sentenciado. Ha continuado destacando que esos mismos compañeros de hospital, sanitarios gazatíes, llegan al centro sanitario «tras pasar noches en vela, pues están bombardeando los sitios en los que viven, chabolas que se han instalado para refugiarlos ante lo que está ocurriendo». «Trabajan con miedo a ser bombardeados todo el tiempo», ha especificado.
Este médico ha estado cuatro meses sobre el terreno. En ese tiempo ha llegado a adelgazar 12 kilos por la tensión y el estrés experimentado. Durante su intervención ha querido insistir en que lo que sucede «es un genocidio». El presentador le ha preguntado sobre los bombardeos de Israel a hospitales y zonas de refugiados. Raúl Incertis ha afirmado que el hospital Nasser, que es de los más grandes de Gaza, ha sido atacado en hasta seis ocasiones durante ese periodo de tiempo.
Raúl insertas ha acudido a otros programas para transmitir su experiencia y denunciar la situación. Este ha dado detalles sobrecogedores, como es el hecho de que tenían que «drogar a los niños con un poco de ketamina para que no sintieran dolor cuando sufrían bombardeos». Sobre los efectos del trauma en las personas que siguen allí, son muy duros para mayores y pequeños. «Los niños están mudos, c on la mirada perdida, en estado de shock», ha llegado a apuntar. Respecto a la ciudadanía, «muchos desarrollan esquizofrenia o depresiones severas. El horror ha disparado el brote. Los ves por la calle delirando, intentado suicidarse. El estrés es tan inhumano que algunos han enloquecido».
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