Karina se sincera sobre el momento más duro de su carrera: «No me lo esperaba»

«Se lo van a pasar muy bien», aseguró la artista. La razón de ser de 'Yo soy Karina' es contar su propia historia, una historia de la que demasiada gente ha opinado. Ese batiburrillo con su vida y con su carrera ahora la artista lo ordena ella misma, «pongo el puzzle en su sitio, porque estaba todo desbaratado».

En el 'show' va contando su vida en una entrevista radiofónica. La acompaña en el escenario su ex marido, el actor Carlos Manuel Díaz. El intérprete de películas como 'La voz dormida', 'Libertarias' o 'La hora de los valientes', es el padre de su hija Azahara y siguen manteniendo una excelente relación. «Nos unió el teatro, nos separó la vida y nos ha vuelto a unir el teatro. Y también los nietos, que tenemos tres niños preciosos», contó la invitada al ser preguntada por cómo es trabajar con un ex.

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Durante la entrevista hubo muchos momentos para la risa, sobre todo al narrar anécdotas de Karina en Instagram, como el vídeo viral dirigido a Vladimir Putin pidiendo que 'don't press the button'. «Cuando empecé con mi perfil tenía 400 seguidores. En la pandemia me monté un set en mi casita. Empecé a hacer videos animando a la gente de mi edad, cantándoles y eso. Y ya voy por 80.000».

Pero la vida de Karina ha sido una montaña rusa; de ser una super estrella a pasarlo muy mal en un suspiro. El antes y el después en su carrera le llegó a los 29 años, cuando estaba en lo más alto y vendiendo sin parar. Sin esperárselo, la despidieron de la casa discográfica porque «llegó un director joven y me dijo que ya no renovaban a 'horteritas'», rememoró la arista. «Me quedé cortada, no supe qué decir. Puede que fuesen canciones sencillas, te lo compro. Pero ¿dónde está el baremo?».

«Eran otros tiempos, antes un directivo te podía hundir. Un directivo del que no nos acordamos, aunque toda la vida sí nos acordaremos de todas tus canciones», apuntó el presentador. Karina lo recuerda todavía como «un golpe bajo y no me lo esperaba, porque yo vendía mucho». Y por propia experiencia, sabe que «lo peor que le puede pasar a una artista es la indiferencia, que te veten, que llames a puertas y nunca estén».

Con todo, dejó una sabia reflexión. «Lo he pasado mal, pero he aprendido mucho. He aprendido a ser más paciente, a saber perdonar, a tener alegría y a sacar lo bueno de lo malo. Es un trabajo diario, como la gimnasia. Sobre todo para no caer en depresión, que es muy fácil cada vez que te dicen 'ya te llamaremos' y esa llamada no llega nunca. Aparte de haber buscado sello discográfico, ahora ya no porque estoy la mar de contenta con Instagram, he buscado justicia. Creo que conmigo se ha hecho un silencio que no merezco, porque no le he hecho daño a nadie. He cantado para ser yo feliz y para hacer felices a los demás, y pienso que la felicidad se vende muy cara».