Desde su helicóptero, Jesús Calleja acecha el municipio cántabro de Suances: busca campos de fútbol, él sabrá exactamente para qué. Al rato, acaba dando con algo «maravilloso» y «catalizador». Ardiéndole el estómago, se cita rápido y corriendo con José Emilio Amavisca, exfutbolista del ... Real Madrid en los noventa y natural de la tierra, y le cuenta a fondo, no sin darle cuerda a él también.
Así luce parte de la sinopsis del último episodio del célebre programa 'Volando voy, volando vengo' donde Amavisca, efectivamente y entre otras cosas, expone a qué dedica su día a día hoy, tantos años después de su irrupción en el fútbol profesional.
¿A qué se dedica Amavisca hoy?
«¿Por qué te fichó el Valladolid del Laredo?». «Porque era rápido y cuando llegaba contra el portero hacía gol». Bajo este pretexto, y aunque «luego en el Real Madrid acabé jugando en banda», Amavisca pudo amasar suficiente dinero para ahora «hacer lo que me gusta», esto es, dirigir la Escuela Municipal de Fútbol de Santander.
«Apostamos por el fútbol base de verdad: no echamos niños para fichar a otros, y todos tienen que jugar lo mismo. Si suspenden más de dos asignaturas, yo les castigo y no les dejo jugar hasta que no las recuperen. Me da igual que se trate del mejor jugador del equipo».
José Emilio Amavisca, en una imagen de archivo con el Real Madrid
ABC
Llegado este punto, Calleja va al grano: «Pues mira, aquí en Suances hay 20 equipos de fútbol base, y ocurre algo que es maravilloso, un catalizador para que el pueblo vuelva a ser pueblo: todos se reúnen en este campo los fines de semana, cenan, hacen barbacoas, se cruzan los padres... Uno de los 20 equipos es femenino. Las chavalas no tenían vestuario, y hemos decidido hacerles uno: el mejor vestuario para chicas de España. Luego te lo enseño».
Para finalizar la pequeña charla, y antes de avanzar en el programa, Amavisca explica qué le ha llevado a ser el director municipal de la escuela de fútbol de Santander: «Sí, hago todo esto porque me gusta y porque querría que alguno de todos los niños que están con nosotros pudiera vivir lo que he vivido yo».
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