Chenoa: «David Bisbal ha trabajado mucho más de lo que se ve»

—Con su vuelta a la Academia se cierra el círculo. ¿Da miedo recordar? ¿Que vuelvan las cosas buenas pero también se reabran viejas heridas?

—Sí que se puede abrir alguna herida. Me he emocionado hasta con el vídeo-homenaje [se emitió en la presentación]. Pero todo, tanto lo bueno como lo malo, me sirve. Es como si quisiera quitar de mi vida eslabones que no me gustan. Todo es nutritivo, es lo que te da haber vivido, tener una mínima experiencia sobre cómo caer y levantarse. Aprendes a ver que no todo es tan lineal. La vida es así.

—Empeñó su adolescencia trabajando desde muy pronto. ¿Cómo viene esta generación?

—Son muy diferentes las cosas ahora. Yo los veo 3.0, han crecido con las cámaras. En mi época se picaba mucha piedra, se trabajaba en muchas salas, en bares... es una parte que reivindico mucho.

—Ganar su edición no mejoró la vida de Rosa, todo lo contrario. Lo pasó mal. ¿Cómo se lidia con la presión? ¿Cómo se protege a los concursantes?

—Con un elenco de profesores que son gente joven que sabe lidiar con eso, los aconsejan bien. Hay un punto pedagógico, una confianza, que incluso va fuera de la asignatura. Elegirán con quién conectar. Al final el profesor se vuelve un poco figura paterna o materna. Aparte, la generación de ahora es más preguntona, no se queda tanto pensando.

—¿Y por qué cree que el que tuvo más éxito fue David Bisbal?

—David ha sido una persona que ha mantenido un sello constante en carrera, ha trabajado muchísimo, mucho más de lo que se ve. Se juntan muchos ingredientes, pero entre el talento y el trabajo, al final se consigue llegar. Luego hay cosas que no controlas, es verdad.

—¿Qué pasa entonces?

—La frustración no sirve para nada. Si no te sale trabajo, hay que provocarlo, ir creando, buscarte la vida. El hambre es el mejor motor para poder buscarte la vida.

—El éxito conlleva una exposición. ¿Cómo lleva esa intromisión en su vida?

—Los silencios ayudan mucho, a veces hay mucho ruido. Tienes que aceptar esa parte del trabajo, hay que ser consciente de dónde te estás metiendo y no decir, esto lo quiero y esto no. Va junto. Tampoco te puedes hacer mucho la loca, pero hay que gestionarlo hacia algo positivo, aprender.

—¿Le molesta eso de 'triunfitos'? Hay quienes lo han usado como descalificativo, de forma despectiva.

—Siempre he aclarado que nosotros fuimos los que nos pusimos la etiqueta, los 16 inventamos lo de 'triunfitos' en un autobús y empezamos a cantar: «Somos los triunfitos». Pero luego se volvió despectivo, porque lo llevaron ahí.

—¿Quiénes? ¿Los mismos artistas consolidados que les menospreciaron por salir de un concurso? ¿Qué pasó?

—Lo de siempre, lo desconocido. Cuando no conoces algo, te da un poco de cosa, dices, bueno, no me gusta, pero al final nos hicimos querer hasta por los que no se convencían.

—La música y la televisión son dos mundos muy competitivos. ¿Pasan factura?

—Yo es que los malos momentos los acepto, no los bloqueo. Esto es como cuando alguna vez algo es crucial en tu vida y dices, tengo ansiedad por el futuro. O nostalgia y depresión por el pasado. Me molesto bastante en estar en el presente. Luego no sé qué va a pasar, eso no lo controlo, yo controlo esto.