Caperucita y el lobo suben la temperatura en 'First Dates': la cita más surrealista del especial de Halloween
El principal mandamiento para Paula en una relación es que su pareja pueda darle cuatro 'asaltos' al día. Al ver a Alfonso se llevó un chasco, pero al darle una oportunidad comprobó que las apariencias engañan
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Iniciar sesiónEl restaurante de 'First Dates' se ha vestido con sus galas más aterradoras para celebrar Halloween con doble ración en Cuatro. Este jueves 30 de octubre el 'dating show' congregó a una nueva ronda de soltero caracterizada para la ocasión: diablos que se ... han escapado, una 'Draculina' llegada directamente desde Transilvania y una Caperucita muy ardiente que encontró a su hombre lobo. Aunque más que terror, en la cita de Alfonso (43) y Paula (31) predominó el surrealismo.
El soltero se presentó ante Carlos Sobera como «un hombre polifacético». Y es que este mecánico de Teruel también es 'showman' en sus ratos libres, faceta que demostró imitando el cacareo de una gallina y provocando que el jefe del restaurante estallara en carcajadas.
En el amor, presumió de ser un hombre muy apasionado, «en el amor y en el sexo lo entrego todo». Por ese motivo no salió huyendo cuando conoció a Paula, una pretendienta muy muy exigente.
Dos solteros de 'First Dates' protagonizan uno de los momentos más tensos que suelen darse en primeras citas
Maria Sánchez PalomoSamuel y Guiomar han tenido una cita tranquila en la que ha quedado clara la conexión. El único punto de desencuentro ha sido a la hora de abonar la cuenta. «Yo es que soy muy rata», ha dicho él.
La soltera, camarera residente entre Mallorca y Córdoba, empezó la entrevista en 'First Dates' compartiendo un recuerdo de Halloween que nunca olvidará. «Me encanta, sobre todo desde que me fui de fiesta una vez y acabé follando en un cementerio». Pero Paula se siente defraudada con los hombres, aduciendo que «ninguno me funciona en la cama». «Siempre ha sido infiel porque no le han dado lo que necesitaba», le confesó a Sobera, que se quedó alucinado cuando la soltera comentó que su primer mandamiento en una pareja es «mínimo, cuatro asaltos al día».
«Es una barbaridad lo que me acabas de decir», espetó el maestro de ceremonias, que avisó directamente a Alfonso del requerimiento de su cita. «Si no te sientes capaz, dímelo y te levanto de la mesa», le propuso al turolense. Pero el comensal, atraído por «los pechos impresionantes, el buen culito y la figura espléndida» de su acompañante puso todo su empeño por estar a la altura. Ella, sin embargo, al conocerlo pidió por «favor, tierra trágame». «Me he llevado un chasco», reconoció.
Paula cambia de opinión sobre Alfonso
Alfonso no casaba en absoluto con el prototipo de hombre que Paula tenía en mente. Aún así, el soltero confió en que podía atraerla con su forma de ser y no cejó en su intento de conquistar a la cordobesa.
Rompieron el hielo hablando de lo básico para empezar a conocerse. El soltero reveló que en Palma de Mallorca no había estado «porque me aterra el hecho de viajar en avión y que me pierdan la maleta». Comentó también el motivo de visitar 'First Dates', encontrar a alguien compatible con sus gustos e inquietudes.
Conversación que, no obstante, no interesó mucho a Paula, como ella misma reveló en los totales. «Yo ahí me pierdo, si no me hablan de sexo desconecto». La soltera decidió entonces desviar el tema e ir al grano dejándole cristalino a Alfonso que buscaba «un buen empotrador, todavía no ha llegado ninguno que me empotre bien».
«Aquí donde me ves, yo aguanto. No hay problema. Me considero bastante fogoso y me gusta probar posturas de toda clase. Iba a clubes liberales de parejas», desveló su cita, que empezó a mirarlo con otros ojos y a plantearse que «tiene que hacerlo muy bien».
De hecho, pasó de querer salir huyendo a reconocer que se sentía a gusto y sin ganas de que la velada acabara. A las personas hay que darle oportunidades, «porque yo tampoco soy una top model ni la mujer perfecta», señalaba ante el equipo del programa.
En un giro inesperado de los acontecimientos, Paula y Alfonso acabaron la noche en el reservado del restaurante dando rienda suelta a sus fantasías. El lobo se escapó por la luna llena y cazó a Caperucita, si bien la versión del cuento reinterpretada por los dos comensales no era apta para todos los públicos.
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