Año uno de José Pablo López al frente de RTVE: de levantar las audiencias a la división interna entre los trabajadores
El presidente de RTVE ha conseguido ocupar la agenda política con asuntos como Eurovisión, transformar las tardes de La 1 y convertirlo en una parrilla política, y ocupar un espacio mediático asociado al sanchismo que se había quedado huérfano
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José Pablo López, presidente de RTVE, junto a presentadores y colaboradores de programas de la casa
Tras un año con José Pablo López al frente de RTVE, La 1 ha recuperado cifras de cuota de pantalla que no se veían desde 2011. En apenas un año, José Pablo López ha transformado la Corporación hasta convertirla en una cadena competitiva que se ... acerca a las privadas y que ha conseguido ser el tema de conversación de muchos: RTVE se ha instalado en el debate público, en las terrazas de los bares, en el Congreso, en la conversación diaria y en la inundación de X con la cara de su presidente, elogios, críticas y memes constantes. El ruido mediático ha sido tal que incluso Eurovisión y la participación (ahora ya no) de España en el festival si participaba Israel se convirtió en un asunto de Estado. José Pablo López ha sido capaz en poco más de un año de ocupar la agenda política con asuntos como Eurovisión, tal y como ha ocurrido recientemente. Lo que hace un año parecía irrelevante para la mayoría hoy es motivo de controversia, análisis y discusiones. RTVE está, de nuevo, en el centro.
José Pablo López aterrizó en RTVE con un poder que ningún presidente anterior había tenido antes en los últimos años. Llegó con el «decretazo» del Gobierno que aprobó con premura al día siguiente de la Dana, y cambió por completo el sistema de mayorías del Consejo de Administración, redujo las capacidades del órgano y blindó el poder de la presidencia, que ahora puede contratar cualquier contenido audiovisual sin apenas impedimentos.
Este movimiento llegó después de meses de ceses encadenados: primero, el suyo propio como director de Contenidos tras la batalla del fichaje de David Broncano; después, el de la expresidenta interina Elena Sánchez, que había ordenado echarlo, y que fue destituida horas más tarde. Desde ese momento, el Consejo se convirtió en un órgano prácticamente representativo y de consulta. El peso recayó entonces sobre López, periodista y ejecutivo curtido que alzó Trece y estuvo al frente de Telemadrid, que asumía un reto doble: levantar la Corporación y demostrar que su nombramiento, avalado por una mayoría parlamentaria sostenida por el PSOE y sus socios.
Broncano y una nueva forma de hacer
Su llegada marcó una nueva forma de decir y hacer televisión. El punto de inflexión fue el fichaje de David Broncano para presentar 'La Revuelta', un movimiento que voló por los aires al anterior equipo directivo y desató una guerra en Prado de Rey. La operación Broncano también sirvió para competir contra el entonces imbatible Pablo Motos en Antena 3.
La nueva RTVE que soñaba José Pablo López tampoco se puede entender sin los movimientos en la dirección. López incorporó a Sergio Calderón, vinculado durante años al universo 'Sálvame' y con un largo recorrido en Mediaset, como director de TVE. Con él desembarcó La Osa Producciones, responsable de haber llevado a Belén Esteban o María Patiño a las tardes de Telecinco. Su entrada fue ya de por sí un terremoto interno: una sacudida para los sectores que defendían un modelo de servicio público y un aviso de que ese tipo de entretenimiento ocuparía un lugar central en la estrategia de la cadena.
Este fichaje, de nuevo, fue una especie de profecía de lo que se iba a desarrollar en TVE. Las idas y venidas del universo de 'Sálvame' en la televisión pública ya anticiparon las nuevas tardes que llegarían después con 'La familia de la tele', con Belén Esteban, María Patiño, Aitor Albizua e Inés Hernand al frente. Pese al enorme despliegue, carrozas, un desfile que paralizó Prado del Rey y un presupuesto millonario, el formato se hundió en cuestión de semanas.
Sin embargo, la tarde nunca ha dejado de ser una oportunidad de experimentación para López, ya que poco a poco esa franja ha comenzado a mutar hacia un espacio político y de actualidad, de tono firme y con rostros reconocibles como Jesús Cintora, Gonzalo Miró o Marta Flich. Los cambios no han sido drásticos ni al principio evidentes, sino un goteo continuo: las idas y venidas de Cintora, de La 2 a La 1 con 'Malas lenguas', la progresiva colonización política del tramo vespertino a través de rostros como Bob Pop, durante mayo y junio y presentando en septiembre una nueva parrilla vespertina con 'Directo al grano', el nuevo programa de Flich y Miró, y 'Malas lenguas'.
Aunque 'La familia de la tele' desapareció como formato, su esencia nunca se fue: Óscar Cornejo y Adrián Madrid, los padres de 'Sálvame' y 'La familia de la tele', permanecen ahora en la sombra de programas como 'Malas lenguas' o 'Directo al grano' como productores. La 'bulla' y el 'grito' han entrado de lleno ahora también en el debate político, donde tertulianos activistas y vociferantes se convierten en protagonistas. A través de rostros como Sarah Santaolalla, célebre por llamar «idiotas» a votantes del PP, se han ido consolidando en formatos de actualidad, a pesar de que sus intervenciones detonaron innumerables polémicas. En esa franja sucedieron cosas impensables, como que el Consejo de Administración emitiera un solemne comunicado para defender a Santaolalla frente a ataques externos: «Ni nos vamos a acostumbrar ni lo vamos a consentir».
La 'bulla' y el 'grito' han entrado de lleno ahora también en el debate político, donde tertulianos activistas y vociferantes se convierten en protagonistas
Más allá de una mirada hacia la política como espectáculo, la crispación también se ha ido colando en pantalla como una mecánica más. Fuentes relacionadas con el análisis de audiencias consultadas por ABC reconocen que RTVE trataba de conquistar un espacio mediático asociado al sanchismo que había quedado huérfano en los últimos años, un territorio donde el debate combativo, la tertulia identitaria y el discurso marcadamente ideológico tenían una demanda latente. Ya ocurrió anteriormente, que con los gobiernos del PP, LaSexta creció gracias a formatos como 'Al rojo vivo' que empleaba recursos similares a los que usa ahora RTVE, jugando con la música, la tensión y las cámaras. La estrategia de RTVE, lejos de fracasar, ha permitido que rostros como Silvia Intxaurrondo o Jesús Cintora se consoliden como figuras centrales del relato político de la casa y se convirtieran en motores de esta nueva manera de entender la actualidad: una televisión donde la tensión sirve como combustible y donde el tono firme, casi militante, genera fidelidad.
Viernes negros
En paralelo, la Corporación acumula frentes abiertos. RNE vive un momento especialmente delicado: entre los trabajadores hay «una sensación de abandono», lo que reactivó los viernes negros, unas medidas de protesta que comenzó hace años en la Corporación para denunciar las condiciones o situaciones particulares en la televisión pública. Las quejas se han multiplicado tras el fichaje de perfiles veteranos para las franjas principales, Juan Ramón Lucas, David Cantero, Isabel Gemio, y por la decisión de mover el histórico informativo cultural 'El ojo crítico' a Radio 5. El malestar se resume en una frase del sindicato: la situación «roza el esperpento».
Otro conflicto creciente es el del Consejo de Informativos, enfrentado a la «externalización» masiva. Denuncian que programas como 'Malas lenguas', 'Directo al grano' o incluso 'Mañaneros', presentado por Javier Ruiz y Adela González, asuman funciones informativas que por ley corresponden a los Servicios Informativos de RTVE. Han señalado «sobrecostes, falta de separación entre opinión e información y una pérdida grave de independencia».
A ello se suma el caso de Silvia Intxaurrondo, que ha demandado a RTVE tras pasar de ser externa —cobrando 269.000 euros anuales a través de su empresa— a personal no fijo con salario de convenio, después de que Inspección detectara una relación laboral encubierta. Los sindicatos ven en su reclamación un «privilegio injustificable»: «RTVE no puede vulnerar su marco jurídico ni abrir la puerta a excepciones», advirtió USO recientemente.
RTVE trataba de conquistar un espacio mediático asociado al sanchismo que había quedado huérfano en los últimos años, un territorio donde el debate combativo y el discurso marcadamente ideológico tenían una demanda latente
El ambiente interno también está marcado por los rumores de recortes de pluses, cambios forzosos de destino y lo que los trabajadores llaman 'el Valle de los caídos': la tercera planta de Torrespaña donde, aseguran, acaban quienes «no comulgan» con la línea editorial. La pérdida de credibilidad preocupa tanto como la creciente externalización. Algunos redactores también denunciaban a ABC sentirse arrinconados mientras programas externos cubren asuntos políticos sensibles con un sesgo que, consideran, daña la imagen del servicio público.
A lo largo de este primer año, López ha logrado posicionar la televisión pública a pocas décimas de Antena 3, mientras que ha tenido que enfrentarse a la transformación de una nueva RTVE, cargada de un entretenimiento que en ocasiones se acerca al activismo, quejas de los trabajadores a través de sindicatos y la crisis con el Consejo de Informativos de TVE. Y ahora, enfrentarse al conflicto abierto contra la UER tras la continuidad de Israel en Eurovisión.