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Jesús Calleja: «El Everest te destruye psicológicamente»

La estrella de Cuatro se lleva a diez novatos, sin oxígeno, a 7.300 metros de altura y se compromete a llegar a la meta al menos con dos de ellos. Mañana arranca un «reality» en la alta cumbre

Jesús Calleja: «El Everest te destruye psicológicamente» ABC

FEDERICO MARÍN BELLÓN

Acaba de volver de la Antártida y mañana domingo, a partir de las 22.30 horas, estrena «Desafío Everest» como quien hace transbordo en la línea 6 del metro. Jesús Calleja es un entusiasta del riesgo que en su último programa para Cuatro se lleva a diez montañeros neófitos, sin oxígeno, hasta la denominada «barrera de la muerte», allá donde la vida empieza a escaparse del cuerpo.

—Han montado casi un reality en el Everest.

—Hemos inventado un formato que no existía. Tenemos miles y miles de mensajes y de tuits de gente que quería venirse de aventura. Hicimos un casting y seleccionamos a diez personas que físicamente estuvieran bien para correr una aventura extraordinaria. Algunas no habían visto ni la nieve y nos hemos ido a por la barrera de la muerte, a 7.300 m, en invierno, cuando ni siquiera hay profesionales. Nos comprometimos a subir al menos a dos personas hasta ahí arriba.

—Las condiciones en invierno debían de ser durísimas.

—Había que superar el vértigo, la altitud, aprender técnicas de montaña, prepararse física y sobre todo mentalmente... Es una montaña que psicológicamente te destruye. Hemos demostrado que querer es poder, que nada es imposible, sobre todo en estos momentos de crisis. No debemos cruzarnos de brazos, porque todo tiene solución.

—¿Hubo problemas de convivencia con los novatos?

Convives 24 horas al día y duermes en una tienda de campaña con gente que no conoces, cuarenta días, haciendo las necesidades al aire libre con temperaturas de veinte o treinta grados bajo cero. Pues claro que surgen problemas. Son historias que también contamos, pero es lo propio de una expedición de verdad, con personas muy complejas y que no tienen experiencia. Por eso tiene tanta magia.

—Esto no se había visto nunca.

—No existen referencias. Y todo es una grandísima verdad, sin decorados ni repeticiones ni segundas oportunidades. Entre los profesionales del equipo televisivo también había gente sin experiencia. Han sufrido lo inimaginable. Y de los que sí son montañeros y expertos, alguno ha tenido que regresar, porque no pudo con la dureza de la expedición. Luego, fue extraordinario ver la épica de estos chicos superándose a sí mismos.

—¿No buscaban la fama?

—Al principio había quien iba para salir en televisión, pero luego se olvidaban de las cámaras y lo que querían era pelear por ese objetivo.

—¿Hasta qué punto es realista o peliculero el nombre de «barrera de la muerte»?

—Los montañeros lo pusieron hace muchísimos años. Se calcula que a 7.000-7.300 metros el cuerpo no puede más, porque te estás muriendo. Es como un reloj. Unos aguantan un poco más, otros menos, pero todos nos morimos. A esa altura empieza la degradación del cuerpo, la hipoxia, el hematocrito elevado, el edema cerebral y pulmonar... nadie puede soportar vivir ahí arriba mucho tiempo.

—¿Cuáles fueron las situaciones de mayor peligro?

—Teníamos un anillo de seguridad, porque íbamos con los mejores sherpas, con todo mi equipo, que tiene mucha experiencia, y con mi amigo Damián Benegas, que tiene once cimas. Crees que lo tienes todo controlado, pero luego te viene una grandísima avalancha que nos pasó muy cerca, como se verá en el programa. Una chica desarrolló un edema peligroso, hay grietas donde no tenían que estar... De hecho, no les garantizamos al cien por cien la seguridad y los participantes tuvieron que firmar un documento.

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