Volverte a ver

Dabiz Muñoz: «La culpa de mi madurez la tiene Cristina Pedroche»

El cocinero acudió al programa de Telecinco para sorprender a dos jóvenes con los que comparte la pasión por los fogones

Dabiz Muñoz en el plató de «Volverte a ver» MEDIASET ESPAÑA

Play Televisión

04/01/2020 a las 00:25h.

Este viernes, el cocinero Dabiz Muñoz acudió al plató de «Volverte a ver» para sorprender a dos jóvenes cocineros que, desde niños, soñaban con convertirse en unos chefs tan reputados como el madrileño. Al llegar al plató, agradeció poder tener unos fans tan especiales. «Que bien, que maravilla. No se me ocurre mejor regalo que ser el regalo de unos niños que adoran la cocina».

Dabiz Muñoz ha tenido que sufrir mucho hasta poder convertirse en el reputado cocinero que es. «Es un oficio sufrido en cuestión de horarios y de vicisitudes de la profesión, pero si adoras lo que haces, se convierte en un hobby. Comemos, al menos, tres veces al día, y es uno de los placeres fisiológicos. No solamente necesitamos comer para vivir, sino que un mal día con un plato rico es menos complicado» , señaló el dueño de Diverxo.

Hasta poder llegar hasta la cima y poder obtener tres estrellas Michelín, Dabiz Muñoz ha sufrido mucho. «Fue muy difícil, porque hay gente que ha sabido de mí gracias a programas de televisión. En una primera época, de mucho sufrimiento , me costó mucho cumplir con las expectativas generadas». De hecho, tal y como reconoció en «Volverte a ver» , empezó «a disfrutar de verdad como cocinero en los últimos tres o cuatro años», algo de lo que se responsabiliza. Pero, sin duda, le debe el cambio de mentalidad a su pareja de vida, Cristina Pedroche. «La culpa de esto la tiene mi madurez y, sobre todo, Cristina» , apuntó.

El origen de la marca «Dabiz»

Una de las curiosidades que desveló fue cómo ese niño que jugaba al fútbol en La Elipa terminó cambiando su nombre y logró convertirlo en su marca personal. «En realidad la explicación es más sencilla de lo que parece. Empezamos a hacer nuestra vajilla, y poniendo "David" no generaba marca . Y, como soy de Madrid, decidí que iba a quedar bien escrito. Al principio creó controversia, decían que estaba atontado, y empecé a escribirlo en todos lados, hasta hoy que es algo natural», expuso.

Pero es de lo poco que ha cambiado de ese joven madrileño que soñaba con la cocina. «Del niño queda las ganas de superación y las ganas de comerme el mundo. No sabía ni cómo ni por qué, pero quería comérmelo», explicó en «Volverte a ver» . De hecho, aunque era «habilidoso y con mucho gol» con el balón en los pies, su vocación por la cocina le llevó a la escuela de hostelería en una época en la que «nadie quería ser cocinero». «El único que quería ser cocinero era yo. Tenía el boom de la cocina en mi ADN. Nadie de mi familia se ha dedicado a esto», explicó, aunque destacó que a sus padres siempre les ha gustado comer bien, por lo que señala también que pueden tener algo de responsabilidad en su profesión.

Pero lo importante era la sorpresa que le iba a dar el cocinero a Gonzalo y Beltrán en «Volverte a ver» . Con la ayuda de sus padres, Gonzalo y Mónica, los dos niños podrían conocer al chef, uno de sus ídolos. A ambos les atrae la cocina, y Dabiz Muñoz es un espejo sobre el que mirarse. «Es un absoluto lujo que haya gente que mire lo que haces , y si es gente tan joven, se incrementa con creces. Que les guste tanto la filosofía de XO es algo muy grande», dijo el cocinero ya con los padres en el sofá.

Ya con los jovenes cocineros delante, les quiso dedicar unas palabras maravillosas para que siguieran luchando por su sueño: la cocina. «Me han dicho que os gusta mucho cocinar, y creo que alguno se ha presentado a un concurso de cocina. Lo importante es que, hagáis lo que hagáis, nunca perdáis la ilusión por lo que hagáis. Que nunca nadie os diga lo que podéis o no hacer. Que lo importante es que os levantéis siempre , y que nunca nadie os diga, salvo vuestros padres, lo que está bien o mal». Además, quiso tener un detalle con los jóvenes, y les entregó un par de camisetas y gorras de sus restaurantes, y algo muy exclusivo: las pinzas con las que montan los platos en sus restaurantes.