Cómo ponerse al día con «Supervivientes» antes de la final

«Este concurso no se acaba nunca», dijo jocoso Jorge Javier en una de las noches de confinamiento. Lo cierto es que se acabará. Y más pronto que tarde. Pero las audiencias del programa y de sus satélites son muy elevadas (en la semana del 10 al 17 de mayo, los tres espacios más vistos fueron los tres principales que Telecinco dedica a «Supervivientes»), y Mediaset ha querido estirar el chicle lo máximo posible. De hecho, el jueves los supervivientes cumplieron 91 días de concurso , lo que convierte la actual en la edición más larga de la historia.

Los protagonistas ya no daban más de sí en la isla. Las tramas tampoco se podían estirar más. «Estamos todos un poco de bajón», confesó Rocío Flores el pasado domingo durante «Supervivientes. Conexión Honduras». «¿Cansados?», preguntó Jordi González . «No es cansado. Es como esperando al final y deseando volver a casa», replicó la hija de Antonio David . «Esto es la historia interminable», resumió Ana María Aldón . Los participantes ya ni se inmutaron cuando les dijeron que harían una prueba en la que el premio consistiría en una suculenta tortilla de patatas. Aunque permanentemente hambrientos, lo escucharon como quien oye llover. Pero a 45 grados, que se dice pronto. En resumen, que a estas alturas solo una noticia podría provocarles saltos de alegría: la repatriación.

Tras tres meses de emoción y con el final difuso, pero en el horizonte, es tiempo de balance. Esto es lo más destacado de lo que ha ocurrido en la isla.

«Es un Quijote que le ha salido a Telecinco. De tanto ver «Sálvames» pasó a creer que vivía en uno. Lo asombroso es que ha acabado siendo así», ha escrito Hughes en «ABC» sobre el personaje que la cadena amiga promociona como «la revelación» de «Supervivientes 2020» .

Famoso de nuevo cuño, antes de ir a la isla era presentado como un periodista colaborador de «Viva la viva» . Esos eran sus galones. Insuficientes para permanecer más que un par de semanas, acaso un mes. Pero, entre tanto sol, el andaluz supo convertirse en la sombra de Rocío Flores . Y con eso le bastó para hacerse fuerte. Se convirtió en su principal apoyo en la isla. También hizo migas con Barranco . Al final se peleó, y mucho, con los dos. Fue Yiya , la modelo extremeña, quien mejor lo definió: Radio Macuto . No se calla ni debajo del agua. Marea hasta los peces con su verborrea kilométrica.

Era el «pesado» y el cotilla de la isla. Parecía que era su papel, y lo interpretaba más que bien. De hecho, lo bordaba. Pero finalmente ha tenido otro rol, porque han trascendido sus tropelías antes de ir a Honduras. Y sus embustes: el más gordo, que no es periodista.

Como se trata de Telecinco, que Avilés sea mentiroso y moroso son detalles que, lejos de penalizarle, le han servido para subir como la espuma en ese universo paralelo que es la telerrealidad. Se ha venido arriba y se siente la Pantoja . La pasada semana Telecinco dedicó una noche de «prime time» a una entrevista con este personaje .

Por cierto, poco se ha hablado del «outfit» de Avilés en esa interviú-río: esa camisa de un tono tan apreciado en España en esta pandemia como el «verde sanitario». Preparó su intervención como quien ensaya una obra de teatro. Se cree su propio personaje. De hecho, ya hace un tiempo que habla de él en tercera persona. «La gente me quiere ver a mí. Soy José Antonio Avilés» . Y usted no, que decía Emilio Aragón .

En esta edición hay un planeta y el resto son satélites. El planeta es Rocío Flores , famosa desde la cuna. Y hay que cuidarla. A ello se ha dedicado la organización, a la que se ha acusado de cierto favoritismo en los juegos. Las tramas en torno a la nieta de Rocío Jurado , por mínimas que fueran, se han explotado hasta el hartazgo.

En las primeras semanas sufrió el azote de Yiya , que la rebautizó como «Rocío Florero» . La modelo extremeña sostenía que la muchacha era un adorno más de la isla y que daba tanto juego como una palmera allí plantada. No le faltaba razón. Lo de «Rocío Florero» fue lo más suave que le dijo. También la llamó «morsa», «animal», «eccehomo», «sibilina», «florero», huelemierda», «peída» y «paralítica mental», entre otras lindezas. A Antonio David le salió su vena de padre coraje y sus esfuerzos en plató se centraban en defender las bondades de su hija en contraste a las maldades de Yiya . Funcionó.

Cuando a la modelo la mandaron a la isla B , Rocío empezó a soltarse. Desde entonces ha ido a más. Era muy temido por su familia el reencuentro con la extremeña tras la reunificación, pero al final no saltaron chispas. Pulieron sus diferencias y puede que hasta se tomen una caña «#CuandoAcabeTodoEsto». Y es que como le dijo JJ el día de su despedida, a Yiya el papel de mala no le pegaba.

Cada semana que pasa, Rocío adelgaza unos kilos y engorda su cuenta corriente. «Soy la que más cobro», llegó a decir en la isla a sus compañeros, según contó Fani en el último «Lecturas» . Es más, dio una pista sobre lo que recibe: «¡Si me dicen que venga yo aquí por 20.000 euros [a la semana] no vengo ni de broma!». Conclusión facilona: se embolsa más de 20.000 euros por semana

Con ese caché, normal que se haya esforzado en ofrecer a Telecinco un momento cumbre. Nos referimos a la reconciliación con su madre, tras años sin hablarse. Se preocupó mucho por su estado, y hasta tuvo un ataque de ansiedad , cuando todos los concursantes fueron informados de que la pandemia del coronavirus hacía estragos en España. Días después, habló de dar una oportunidad a la reconciliación . Pero Rocío Carrasco , al contrario que los peces de La Palapa , no pica, por mucho anzuelo que lance su hija.

Tampoco lo ha hecho Ortega Cano, al que le preguntaron en la revista «Corazón» si le habían conmovido las palabras de Rocío dirigidas a su madre. «Es un tema muy complicado por lo que prefiero no opinar [...] Sé tanto que prefiero no decir nada».

Hablando de picar y de O rtega Cano , Ana María Aldón se ha revelado como la mejor pescadora de la edición. Y eso que en la piscina de casa no nada, como precisó en «Sabado Deluxe» el retirado coletudo.

Ana María –a la que en Telecinco siguen presentando como «La frutera de Sanlúcar» – no ha sido el escudo en la isla el escudo que Rocío esperaba. No lo fue con Yiya y no lo fue en la última gala con Elena , cuando ésta llamó «vieja del visillo». La hija de Antonio David le ha reprochado en varias ocasiones que no le haya echado capotes ante las embestidas rivales. Pero Ana María ha sido autónoma a lo largo del concurso y lo quiere seguir siendo. «Ni se mete ni se moja», dice de ella Yiya . Cierto, pero con esa táctica, siempre entre dos aguas, le ha ido bien. Como a tantos otros y otras en «realities» anteriores, se desarrollen en islas exóticas y en casas de Guadalix.

Si Avilés ha sido la revelación negativa, por su pesadez y sus mentiras, Ana María ha sido la revelación positiva. Ni ella misma daba un duro por su futuro como superviviente, y de hecho se llevó ropa para dos semanas, que es lo que contaba estar. Superará los tres meses.

Ha habido muchos momentos de vergüenza ajena en esta edición, sobre todo propiciados por el hambre del personal, pero ninguno mayor que el protagonizado por Elena , la madre de Adara Molinero. Y no nos referimos a cuando se despelotó sin venir a cuento (o quizá por un puñado de votos), sino el test cultural. Convirtió a Velázquez en «Beladqued» y a Gauguin en «Gogen» . Eso es tener arte. La misma que tiene para taparse la boca con una cantidad inusitada de churros .

Para intentar librarla del escarnio público (en las redes sociales no es que se hiciera sangre, es que se hicieron ríos de sangre), su hija salió al paso para decir que su mamá era disléxica. Como en Telecinco no dan puntada sin hilo, ya ha habido en los platós quien le ha recordado a Adara que, de serlo, la de Elena es una dislexia muy rara, porque el resto de las veces que ha escrito no se le ha notado.

Además de con la ortografía, Elena ha sufrido en la isla por su relación con sus compañeros. Con Rocío e Ivana se ha llevado especialmente mal. Y con Hugo , padre del hijo de su hija, ha habido altibajos: empezaron por firmar un pacto de no agresión, se pelearon, se reconciliaron, volvieron a tirarse de los pelos y, en la hora del adiós de Elena a la isla, enterraron el hacha de guerra. La sinuosa relación Elena-Hugo ha sido, sin duda, una de las grandes tramas de esta edición.

En los días más oscuros del confinamiento, especulamos con un futuro distópico en el que solo quedasen en el planeta los protagonistas de «Supervivientes 2020», y que del apareamiento entre dos de los concursantes naciese un bebé de nombre «Jorge Javier». Pero ni la pandemia finalmente acabará con el planeta ni el Predictor se tiñó de rosa , que cantaba Sergio Dalma . La audiencia vivió con tensión esos minutos en los que Ivana se ausentó para hacerse la prueba de embarazo mientras Hugo , que ya había roto la pareja, aguardaba con cara de suto. Para no hubo raya rosa.

Las razones del desamor de Hugo no han quedado muy claras. Insistió en que Ivana le había fallado un par de veces, pero la argentina siempre ha pensado que el amor se le rompió cuando ella le ganó en una prueba. A quien no conozca al uruguayo podría sorprenderle, pero es de largo el tipo más competitivo que hay en la isla. Y seguramente también en los platós de Telecinco, que ya es decir. Se conoce que en su etapa como jugador profesional de baloncesto no cultivó el valor de la deportividad. En todo caso, Ivana se fue de La Palapa sin comprender las razones: «No lo entiendo», ha sido la frase más repetida del concurso, y la dijo –hasta el infinito y más allá– la argentina en relación a la actitud de Hugo .

Desde que rompió con Ivana , el uruguayo ha ido aún más a su bola, relacionándose lo menos posible con sus compañeros. Es así. Es «hugoísta» . Este nuevo adjetivo es una feliz invención reciente de Ana María Aldón . Le ha ido bien: es el primer finalista .

De los doce que fueron expulsados de la isla, cuatro dieron mucho juego ( Avilés, Yiya, Elena e Ivana ) uno dio mucho menos que ese cuarteto pero algo dio ( Nyno ), y siete pasaron sin pena ni gloria ( Bea Retamal, Ferre, Pavón, Vicky Larraz, Christian Suescun, Alejandro y Estefanía ). De estos últimos la gran decepción ha sido Fani . Su problema es que tenía el listón demasiado alto: recordemos que cayó en los Cayos Cochinos por la inesperada repercusión que tuvo su traición a Christofer en «La isla de las tentaciones» .

Visto el plantel masculino de «Supervivientes» se iniciaron las especulaciones sobre quién sería el nuevo Rubén –la «tentación» en la que cayó Fani –. Así de altas estaban las expectativas : Christofer, de nuevo novio de la madrileña, sería otra vez «corneado» en un «reality». Pero las semanas iban pasando, y nada. Seguía en la isla, pero muy tapada. Parapetada detrás de la estrella mediática. Y es que Fani se pegó como una lapa a Rocío Flores , incluso desde antes de pisar la arena. Su táctica era clara: la hija de Antonio David era la rueda a seguir por ella. Primero fueron súper amigas, después se distanciaron un poco, y luego volvieron a ser uña y carne.

Un día que la audiencia libró de la expulsión a la novia de Christofer , Sofía Suescun puso voz a lo que pensaba buena parte de la audiencia: «Se ha salvado porque queremos ver cómo Fani 'ronea' con otro. Yo he votado para eso», admitió abiertamente la ganadora de «Supervivientes 2018». Pero no «roneó» con nadie. Salió de su zona de confort un día para enfrentarse al hercúleo guardia civil , otro para dar la nota con un episodio de ansiedad y poco más. Al final se marchó a casa y a nadie, ni siquiera a ella, le importó demasiado.

Arriba hemos citado a la pamplonica Sofía Suescun . «Supervivientes» no solo crea tramas en la isla. Los que visitan su plató se tienen que ganar los euros que cobran, que en el caso de Gloria Camila son muchos . Se supone que mucho menos caché tiene Sofía, pero da más juego. En especial, cuando se enfrenta a la hija de Ortega Cano y Rocío Jurado . En las primeras galas, Jorge Javier buscó el choque de trenes entre ambas. Saltaron más que chispas .

Incomprensiblemente, la ganadora de «Supervivientes 2018» y de «Gran Hermano 16» ha desaparecido de la gala de los jueves. Sí, se puso como excusa que su hermano –a quien defendía– había sido expulsado, pero ella mismo dijo que tenía contrato con la cadena y que Gloria Camila no se libraría de ella tan fácilmente. Pero se ve que Mediaset ha optado por prescindir de sus intensos cara a cara.

Desde entonces, el plató es de lo más aburrido. Yiya intenta animarlo con arrebatos puntuales , pero no le siguen mucho el juego.