Una soltera sin filtros destroza a su cita en 'First Dates': «Soy alérgica a los penes pequeños»

Antonio (46), la cita que el programa le tenía preparada, se define como muy romántico. Pero a la soltera no le valió, puesto que a primera vista ya advirtió de que no había nada que hacer para encender la chispa. Al menos reconoció que es cosa suya. «Lo que más me gusta en esta vida es tocar los cojones; no sabes lo bien que se me da».

Contó a Carlos Sobera los momentos previos a conocer a su compañero de velada que no le ha ido tan mal en el amor. Una vez estuvo casada, y tiene dos hijos. A divorciarse, además, le ve el lado positivo. «Me gusta haber sido una cornuda, porque así me lo he quitado de en medio. Es lo que mejor me ha venido en esta vida».

La barcelonesa se vendió al presentador como espontánea, loca y divertida. También exigente a la hora de la verdad, por eso cree que no ha encontrado a su media naranja «Es que soy alérgica a los penes pequeños. Me da sentimiento de tristeza cuando se baja los pantalones y no se la veo», reconoció sin tapujos.

Así que, para perder el tiempo, prefiere quedarse como está. Solo le bastó un saludo y un primer vistazo a Antonio para llegar a una determinante conclusión. «No es mi tipo. Físicamente no es adecuado para mí. Lo he visto poco atractivo. Le falta cuidarse. No me gustan los hombres tan bajitos y barrigones», comentó a cámara.

Aunque tampoco se cortó a la hora de decírselo a él «¿Siempre has ido al gimnasio? Pues no se te nota mucho». Por educación, el gruista no expresó lo que pensó en ese momento. Sí que lo hizo ‘off the récord’. «Me he quedado mirándola y he pensado ‘pues tu de gimnasio, hasta poco’. Pero bueno, no se lo hago saber».

No así Paulina , que no se calla una. «Te salta con una, con otra… No puedes tener un tema serio con ella. Se hace su mundo y suelta cualquier cosa», señaló Antonio , un tanto harto de los desaires de su cita.

En cuestiones de sexo tampoco congeniaron. «Son de los que te agarran dulce, pero no de los que te empotran contra la pared. Para dulce y cariñito ya tengo a un animal en casa», reiteró la soltera.

Estoico, Antonio aguantó hasta el final educadamente, pero acabó hasta la coronilla. «Si Paulina fuera la última mujer en el mundo, me cambio de acera».