Quítamelo
Señor Ábalos, yo el único yunque que conozco es ese que aplasta a la gente en los tebeos
Me molesta que me llamen homófoba. Yo no odio a los homosexuales. Odio a todo el mundo por igual, empezando por mí misma, como dice Joan Rivers en su libro llamado así: «Odio a todo el mundo (empezando por mí misma)». Antes de entrar en ... materia, por consejo legal, la cómica hacía unas advertencias. Algo así como «Si es usted tan idiota como para no entender que esto es un libro de humor…». Es que no puedo tomarme esto de la animadversión de Netflix de otra manera que no sea a chufla. Como abonada (además, de las que no comparten contraseña). Como lectora de ABC y Vocento. Como juntaletras de ABC y Vocento escribiendo todo el rato de Netflix. Porque vaya que no se ha elogiado aquí a Ryan Murphy. Por todo. La última vez por «The politician», esa estupenda serie que es mucho más de lo que parece. O por «Glee». Por la maravillosa Sue Sylvester de Jane Lynch. ¿Y «Pose»? ¿Y «Ru Paul»? Vale, no voy a citar más creadores homosexuales o personajes homosexuales porque estoy haciendo el ridículo.
Me veo como Yola Berrocal y Malena Gracia cuando se sintieron aludidas por Aznar en «Hotel Glam» (se había referido a «gente que no se sabe quién es, de dónde ha salido, contando miserias, insultándose…»). Yola y Malena interpelaron al presidente del Gobierno. «Señor Aznar, no somos telebasura. Somos personas que enseñamos cosas. Hemos pintado camisetas, tocado las castañuelas», empezaba Yola. Malena: «Y somos católicas: hay que creer en Dios. Dios existe y está con nosotros. Yo en mi habitación tengo un crucifijo que era de mi abuela». Por mi parte, y con menos tetas, añadiría: señor Ábalos, yo el único yunque que conozco es ese que aplasta a la gente en los tebeos.
En el epílogo de «Eso nunca funcionará. El nacimiento de Netflix y el poder de las grandes ideas» (Planeta), de Marc Randolph (cofundador y primer presidente de Netflix) están las reglas de Randolph para alcanzar el éxito. La número 7 es «Sé abierto de mente». Ay. Para mí que a este señor Ábalos le ha pasado como a Yola Berrocal cuando creyó estar poseída y gritó «¡Quítamelo, quítamelo!». Él verá el demonio en el ABC.
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