OT 2020
La lección de generosidad de Maialen pone la guinda a la noche de las mujeres
La pamplonica, elegida favorita por el público, regaló la inmunidad a Bruno
Las cinco chicas que quedan en el programa cruzaron la pasarela. Jesús dijo adiós. Gèrard y Hugo, nominados
La actuación de Dora, hija de Bimba Bosé, fue lo mejor de una gala marcada por la celebración del 8-M
Rubén Ventureira
La octava gala de «Operación Triunfo» fue una nueva descarga de «girl power». Ya lo había sido la séptima, en la que las cinco chicas que quedan en el concurso tomaron el mando y el resto, chicos todos, pasaron a un plano ... secundario. En el Día Internacional de la Mujer ellas confirmaron su poderío en un programa que da trabajo a 144 mujeres (el dato lo aportó Roberto Leal , que no dio la cifra de hombres currantes, lo que no nos permite concluir si «OT» es igualitario laboralmente hablando).
Solo el jurado –compuesto por dos mujeres y otros tantos hombres–, quebró el tono femenino de la noche, y fue implacable al proponer para la expulsión al dúo formado por Samantha y Anaju . Pero al final las dos se libraron. El siguiente expulsado será un hombre: Gèrard o Hugo . Éste último no iba a ser nominado, pero fue la generosidad de Maialen la que «condenó» al cordobés a costa de salvar a Bruno . La directora de la academia, Noemí Galera , no ocultó la discrepancia de los profesores con el criterio del jurado, pues a su juicio hubo quien cruzó la pasarela sin merecerlo y quien fue propuesto para la expulsión cuando con su actuación se había merecido evitar ese trago.
El guión estuvo marcado por la señalada efeméride del 8 de marzo, pues todas las canciones que sonaron fueron popularizadas en su día por mujeres excepto las de los dos nominados (al estar en capilla, ellos pudieron elegir, y eligieron a Allen Stone y a Alejandro Sanz ). La gala de un domingo tan especial culminó a lo grande una semana consagrada a la mujer que no estuvo exenta de polémica .
Cuenta a menudo Carlos Pumares que el productor Cecil B. de Mille estructuraba así sus películas: «Empezando con un terremoto, y desde ahí hacia arriba». La noche se abrió con un terremoto. Mejor dicho, con «una terremoto». En lugar del tema grupal, irrumpió Nathy Peluso. Como una ola, que diría la Jurado . Estrenó su nuevo single, «Bussiness Woman». Presentada como «icono del empoderamiento femenino», la hispanoargentina firmó una actuación poderosa y lasciva. Para acompañar la letra, simuló en varias ocasiones tocarse el sexo. Y es que la letra dice cosas como «porque soy dirty sucia / te la puse tiesa con mi ritmo con mi astucia / soy cabrona poniéndote el culo en la cara, ¿eh?». O mensajes al sexo masculino como «te tengo en la cocina arrodillado moliendo ajo». Añadiremos una tercera estrofa, que suponemos será muy del agrado de la ministra Irene Montero : «Hago lo que quiero / carajo / hago la ley».
La otra actuación estelar fue –claro– de una chica, y se situó en las antípodas de la de Nathy Peluso . La rubricó Dora , una muchacha de quince años que pintó el cuadro más bonito de la noche. La hija de Bimba Bosé hizo honor a sus genes con «Ojos de serpiente». Sus ojos, por cierto, son los de su bisabuela, la actriz y musa picassiana Lucía Bosé .
Ha nacido una estrella. Pasen y vean. No se salten este «clic» de abajo.
Más mujeres. El tema grupal fue «No controles». La que la cantaba en 1983, con éxito sobresaliente, está actualmente en una isla desierta. Y no porque gracias a la canción se haya forrado, y se pueda permitir un retiro caribeño. No: el tema lo escribió Nacho Cano , el de la izquierda de Mecano, que fue el que ayer facturó derechos de autor. No le fue bien a aquella cantante tras dejar Olé Olé , el grupo con el que entonaba el tema de marras. Y a sus 57, Vicky Larraz ha acabado en «Supervivientes 2020» , donde la chavalada de la isla no sabe quién es «esa señora» y lo admite abiertamente, presumiendo de ignorancia.
Vamos con el uno a uno de una gala que fue «trending topic» nacional y mundial, y tendencia en Argentina, Colombia, Venezuela, Uruguay, Perú y Panamá. Lo anunció ufano Roberto Leal.
OT ya parece el festival de la OTI.
Anaju y Samantha. Salvadas por la campana
En su condición de favorita de la séptima gala, Anaju eligió cantar con Samantha . Al que fue el último dúo de esta edición le tocó llevar a escena el clásico ochentero «Girls Just Wanna Have Fun», de Cyndi Lauper .
En los ensayos se les pidió que se mostrasen mucho más gamberras de lo habitual. Literalmente, el profesor de interpretación, Iván Labanda , las animó al desmelene al grito de «estoy hasta el coño del cuquismo». Todo lo practicado se fue al traste ayer domingo por la mañana. Un choque de rodillas con Jesús horas en el último ensayo lesionó a Samantha , que compareció con la pierna izquierda vendada al modo momia. Los médicos le recomendaron reposo absoluto, así que actuó sentada mientras Anaju se multiplicaba para ofrecer dinamismo visual. Una estaba arriba, en pie; la otra abajo, sentada. Quizá ese desajuste las desajustó a ellas, menos brillantes que en noches precedentes.
El jurado no tuvo compasión y propuso a las dos para abandonar la academia. Los profesores decidieron salvar a Samantha porque «es especial» y porque «ha tenido actitud positiva» desde que entró en la academia. Dejó una imagen curiosa, pues cruzó la pasarela en silla de ruedas.
Y, tras un triple empate a dos votos que decidió la pizarra de la favorita Maialen, sus compañeros rescataron a Anaju .
Nia. Un volcán en erupción
Fue de nuevo un volcán en erupción. Su interpretación de «Mujer latina», de Thalía , incendió el plató (y también Twitter, sí, pero ya sabemos que Twitter se incendia enseguida y 40 ó 50 veces al día). Normal que así ocurriese porque escuchar a la canaria cantar «soy la hembra sandunguera / caliente como un fogón» mientras se movía con desatada sensualidad resultó un espectáculo digno de intermedio de la «Super Bowl» o, al menos, de la final de Copa del Rey.
Un profesor le reprochó algo relativo a la afinación, pero, a nuestro juicio, eso es afinar demasiado el ídem, es decir, el juicio. En esa línea puntillosa, Nina también pidió a los profesores de la academia que, para futuras galas, la saquen de su «zona de confort vocal».
Gèrard. De nuevo nominado
«Yo estoy cagao «, confesó antes de entrar en escena para defender «Brown Eyed Lover», de Allen Stone. Se notó. Se le vio nervioso, si bien un poco menos agarrotado que en galas anteriores. Se hizo acompañar de la guitarra y hasta se marcó un solo. Pero su mejor instrumento es la voz, y a ella se aferró.
Con el 81% de los votos, la audiencia eligió que siguiese en la academia. El jurado lo nominó de nuevo porque este concurso no lleva por nombre «La Voz», sino «Operación Triunfo». Y para triunfar (del todo) hay que bailar bien.
Jesús. Los nervios, al aire
Cuando te nominan, «es como una sensación de que te vas a morir». Eso dijo Jesús antes de interpretar su canción favorita, «El alma al aire», de Alejandro Sanz. En la que fue su primera (y a la postre última) nominación, empezó cantando tan bajito que dio la impresión de que había un problema de sonido. Los nervios, al aire. Era eso. Evolucionó para bien con el paso de los segundos, pero le pudo, para mal, la emoción.
El gaditano fue el expulsado de la noche. En la memoria colectiva quedará como el autor de una de las frases más ridículas que se han escuchado en todas las ediciones de OT, cuando dijo que la academia «le da mil vueltas a un conservatorio».
Maialen. Energía femenina
Le dio al «Just a Girl», de No Doubt, la energía que el tema requería. Y se la vio en una nueva faceta, más desmelenada. Sigue subiendo.
El público lo supo ver –y escuchar– y la eligió como favorita. En un acto de generosidad que causó asombró generalizado, le regaló el comodín de la inmunidad a Bruno en lugar de quedárselo ella.
Y la favorita de la semana es Maialen, que ha elegido salvar a su compañero Bruno de la nominación.
— TVE (@tve_tve) March 8, 2020
Únete a la #OTGala8 en directo 👉 https://t.co/dA33j93lZy pic.twitter.com/wlkP4rjezV
Flavio. Evoluciona favorablemente
«La letra no se me quedaba, el tema vocal lo había trabajado mal, a nivel interpretativo tampoco me encontraba y se me juntó todo», admitió antes de salir a escena, recordando el primer pase de micros de «Man! I Feel Like a Woman!», de Shania Twain . Partiendo de tan abajo era imposible no mejorar. En efecto, lo hizo, especialmente a nivel vocal. Aunque se le vio un tanto tieso en la expresión corporal, el jurado no fue tan exigente con él en este aspecto como lo fue por ejemplo con Gèrard. Valoró la evolución que ha tenido en el concurso y por eso fue invitado a cruzar la pasarela.
Bruno. Se emocionó y emocionó
Tenía el complicado reto de defender un himno contra la violencia machista, «La puerta violeta», de Rozalén . Tardó en lograr el «clic». Acabó llorando. Se emocionó y emocionó, cantando al tiempo que tocaba la guitarra acústica. El jurado dijo que le faltó «algo de matiz» en su voz, pero en general elogió su identificación con la canción.
El jurado tenía previsto nominarlo, pero la generosidad de Maialen lo libró de esa espada de Damocles.
Eva. Siguiendo los pasos de Miriam
La canción le sentaba como anillo al dedo. «Parece que la he escrito yo», dijo de «Bad Guy», de la diva Billie Eilish . Susurrante en lo vocal y sexy en lo corporal, en los ensayos apuntaba a «numerazo» de la noche. Las expectativas estaban tan altas que era difícil no defraudarlas, al menos algo. Y así ocurrió. Estuvo brillante, pero no epatante.
Gallega como Miriam , va camino de protagonizar un concurso como el de su paisana.
Hugo. Nominado de rebote
Su versión popera, acelerada y gritona del «Se acabó», de María Jiménez , fue la actuación más movida de la noche.
El jurado le explicó que estaba salvado antes de que el público eligiese al favorito. Es decir, que fue sentenciado a la nominación por la decisión de Maialen .
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete