Oriol Nolis: «Los periodistas de TVE tenemos más libertad que los de otros medios»
En 'La fragilidad de todo esto', su segunda novela, el presentador se desnuda, pero «sin morbo ni pornografía sentimental»
Oriol Nolis deja los informativos de TVE para colaborar en una ONG
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Iniciar sesiónA Oriol Nolis (Barcelona, 1978) cabe alabarle antes que nada su buen gusto cinematográfico. El director de RTVE en Cataluña salpica de referencias su segunda novela, 'La fragilidad de todo esto' (Círculo de Tiza), mejor excusa para hablar que los telediarios, ... en una conversación que tuvo lugar antes del cambio de presidencia. Unas citas son más evidentes y otras están agazapadas, entre las páginas de un libro que no es autobiográfico, pero donde hay «mucha verdad».
Entre los comentarios más sutiles, Nolis recuerda a los Sycamore de 'Vive como quieras' ( Frank Capra , 1938). «Sin ningún tipo de duda, mi mayor triunfo en la vida es haberme atrevido a vivir como yo quería, es lo más importante a todos los niveles. Me gusta mucho la vida que hay en esa casa, esa especie de anarquía y desorden y al mismo tiempo el cariño que se tienen todos, con unos personajes tan excéntricos y entrañables».
Ese 'Vive como quieras' lo ha aplicado Oriol a su vida, aunque su forma de exponerla se aleja de la comedia. Su Óscar de ficción es un periodista de éxito que vive la enfermedad de su madre, ingresada en la UCI, y su propia separación. Es la vida de un «gay divorciado que no sabe relacionarse con su familia, desencantado con el trabajo y desconcertado por un novio mucho más joven».
¿La libertad tiene un precio? «Es que no veo alternativa, en mi caso. Una de las cosas que me define es que tengo muy poca capacidad o ninguna de engañarme a mí mismo. Ni siquiera he escogido. No contemplo la posibilidad de hacer las cosas de otra manera. ¿Cuál es la alternativa?».
Segunda novela
La fidelidad a uno mismo tampoco implica inmovilismo. En 2015, Nolis publicó 'La extraña historia de Maurice Lyon', en la que ya no se reconoce. «La persona que escribió la primera novela ya no es la misma. Aquello era un thriller, una historia para distraerse con referencias al mundo del arte y un argumento ingenioso, pero toda la profundidad psicológica y emocional del segundo libro no lo tenía el primero. Este nace del dolor , de las entrañas y de una necesidad de escribir que no había sentido nunca en la vida».
«La novela puede tener un punto de impúdico, pero me considero bastante pudoroso y celoso de mi intimidad. Morboso es muy poco, pero hay mucha verdad»
«Poner palabras a momentos tan duros pero que todo el mundo va a alcanzar tarde o temprano me parecía difícil a la vez que necesario. La enfermedad, la muerte y las rupturas son cosas que acabamos viviendo con muchísima soledad. Seguramente tiene que ser así, pero lo único que lo hace más llevadero es sentirse acompañado y lo consigues cuando lees o escuchas a alguien que ha sentido lo mismo y le pone palabras».
Desnudo, pero sin porno
Esa confesión del dolor no era fácil, por supuesto. «Una de las dificultades era encontrar el tono, buscando la distancia, aproximándome a lo vivido pero sin morbo ni caer en la autocompasión o en la pornografía sentimental».
Novelar le permitía afrontar ciertos asuntos con mayor sinceridad y modular el posible 'escándalo': «Trato determinados temas y escribo en primera persona, sin esconder lo que pueda tener de autobiográfico . La novela puede tener un punto de impúdico, pero me considero bastante pudoroso y celoso de mi intimidad. He contado hasta donde creo que tenía que contar. Soy muy poco exhibicionista y me planteaba cierta contradicción escribir este libro. Lo menos interesante son los paralelismos con el autor. Morboso es muy poco, pero hay mucha verdad».
«Fue básico poder escribir desde la otra punta del mundo, desde Chile, porque me permitió tomar distancia geográfica y temporal»
¿Más verdad que en muchos telediarios. «Puede ser. Tanto en los informativos como en la novela o en cualquier tipo de escritura debe primar la honestidad, porque la subjetividad es inevitable incluso escribiendo una noticia o editando un informativo. Sin faltar a la verdad, todo tiene un punto de interpretación. Lo que realmente es impepinable es la honestidad».
¿Ayudó la distancia física a abrirse tanto? «Muchísimo. Fue básico poder escribir desde la otra punta del mundo, desde Chile, porque me permitió tomar distancia geográfica y temporal y encontrar momentos de recogimiento, muchas veces en la Biblioteca Nacional de Chile. El primer confinamiento me pilló viviendo en Santiago de Chile, en un apartamento de 35 metros cuadrados en el invierno austral. Tuve tiempo para escribir y reescribir».
El tiempo transcurrido, por otro lado, le ha permitido «ver la vida con otra mirada, como si mediaran otras gafas». «No interpreto igual que hace siete años. Relativizas cosas, algunas relacionadas con el trabajo, las ambiciones, el éxito. Vivir de cerca la muerte nos lleva a ese tópico tan manido pero tan cierto y tan poco incorporado luego en forma de lección en la vida: nos preocupamos cada día por soplapolleces. Luego, corres el riesgo de desaprender esa lección. Intento que no me pase».
Su protagonista, de hecho, muestra un gran desencanto por el trabajo, pese a su situación de privilegio. «Yo me considero una persona muy responsable y cumplidora, pero no creo que consagrar la vida solo al trabajo sea un buen negocio vital. Intento que mi vida esté lo más equilibrada posible, y si hay que inclinarla, que no sea hacia el trabajo».
Nada dócil, pero leal
En RTVE, Nolis presume de haber trabajado bien con gente muy diferente, «como editor y presentador en etapas muy distintas». «Fui presentador con Julio Somoano , con Fran Llorente en 24 Horas y con Begoña Alegría volví a presentar el Telediario. Con Gundín era editor y presentador en Cataluña y de un debate político. No he estado siempre en el mismo sitio, pero he tenido el orgullo de trabajar en etapas distintas con profesionales con los que me he entendido. No seré nunca una persona dócil y he podido discrepar con mucha gente, pero siempre con lealtad. Se discrepa y se puntualiza, pero luego se trabaja en equipo».
«A veces nos penaliza estar siempre en la picota, sometidos a un enorme escrutinio»
En su cargo de responsabilidad actual, Nolis no es ajeno al descenso de las audiencias , sobre todo en lo que afecta a los informativos. «Espero y deseo que sea reversible, porque tener una televisión pública fuerte es bueno para la democracia en general, para todos los españoles. Claro que es preocupante que, echando la vista atrás, las audiencias hayan ido a la baja. Nos preocupa a todos los que trabajamos en la casa. Queremos que nos vean y escuchen. El estándar de calidad en cualquier etapa que he vivido aquí no lo tiene ningún otro canal. Y luego, también es muy importante, a veces nos penaliza estar siempre en la picota, sometidos a un enorme escrutinio de los otros medios, de la profesión periodística y de la política. Eso a veces no deja ver la libertad con la que trabajan los periodistas de la televisión pública y que no tienen los periodistas de otros medios. Uno puede decir que no está de acuerdo con algo y su puesto no peligra. Somos más libres y eso redunda en la calidad de lo que hacemos. Porque otros no aireen discrepancias no significa que no las tengan. A lo mejor no están tan cómodos para airearlo. No conozco a ningún trabajador de TVE expulsado por hacer pública una discrepancia. En conclusión, la libertad redunda en que estemos elaborando los mejores informativos que se hacen en España».
¿Supone eso que la audiencia es culpa del público, que no sabe ver esa calidad? «Todo no lo habremos hecho bien, pero una de las cosas que más nos penaliza es que demasiadas veces nos cuesta hablar bien de nosotros mismos. Internamente, todos los trabajadores de RTVE deberíamos defender más los colores de la televisión pública, lucir todos la misma camiseta. Hacer hincapié en las rencillas juega en nuestra contra. Por otro lado, a todos nos gusta escuchar o leer lo que nos reafirma en nuestras opiniones. Es sano practicar la dieta informativa, peinar de vez en cuando todos los periódicos o más de un informativo, no reafirmarme en lo que ya pienso».
Tampoco hay una única manera de hacer las cosas, sostiene Nolis. «Yo he tenido la gran suerte de conocer y trabajar con periodistas de índoles muy distintas y de todos he aprendido y tienen un poquito de razón. Al protagonista de la novela no le gusta y a mí tampoco el periodismo de trinchera, desde una posición apriorística desde el punto de vista ideológico. El periodismo debe fomentar el espíritu crítico, dar elementos para que cada uno piense como quiera. Tiene que facilitar la huida de los dogmatismos y ver que unos y otros tienen un poquito de razón. Luego está esa idea tan romántica pero necesaria de la fiscalización del poder . El periodismo tiene que ejercer una función de control de los demás poderes. Necesitamos medios que no sean correas de transmisión de los mensajes sino que los cuestionen».
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