Hazte premium Hazte premium

Una octogenaria contrariada manda «a tomar viento» a su cita en 'First Dates' al saber que no quiere nada serio

María y Ricardo buscaban un tipo muy diferente de relación: ella quiere estabilidad; él, una amiga con derecho a roce

Ricardo y María, protagonistas de una de las citas de 'First Dates' Cuatro

María Robert

María (80) y Ricardo (82) llegaron muy ilusionados a 'First Dates' este martes 10 de enero acompañados de sus hijas. Pero la cita no salió como esperaban; de hecho, acabó deprisa y corriendo.

Ella, después de acumular malas experiencias en el amor, quiere una relación estable para salir juntos de paseo, a cenar, o cuidarse mutuamente si caen enfermos. Él, por contra, prefiere una amiga con derecho a roce y cada uno en su casa. «Son muchos años ya, 82 años. ¿Cómo me voy a poner a cuidar de una persona?», afirmó Ricardo con rotundidad.

El soltero se presentó como un hombre de campo, que se mueve en bici allá donde va y que quiere en su vida a una mujer sencillita. La edad no es un problema para él, porque está hecho un chaval y solo tiene un poco de artrosis en las piernas.

María y Ricardo con sus hijas Cuatro

La vecina de la discordia

Pese a su vitalidad, no es el hombre que le pueda dar a María el amor que, según dijo, nunca le han dado. La primera impresión fue buena, Desde la terraza, las hijas de los protagonistas se ilusionaban pensando que harían buena pareja.

Sin embargo, al ponerse a charlar sobre relaciones, la velada se fue al traste. Sentados en la mesa, comenzaron a hablar de lo que buscaban en el amor. Para disgusto de María, que comprendió que estaban perdiendo el tiempo. Las pocas posibilidades que había de que congeniaran estallaron por los aires cuando Ricardo le contó que tiene una vecina que le atiende y le cuida. «A mí no me gusta eso. ¿Qué tiene que estar esa mujer con él? Con quien tiene que estar es conmigo y hacer los dos lo que nos de la gana», se quejó, indignada.

Decidida a no perder el tiempo, la soltera pidió el postre antes de lo previsto. «¿Sabes qué? ¡A tomar viento, yo no me lo pienso dos veces!».

Ni el intento desesperado de sus hijas para que se dieran una oportunidad de conocerse consiguió que cambiaran de idea. En la decisión final ninguno tuvo dudas: no querían una segunda cita de ninguna de las maneras.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación