Hazte premium Hazte premium

El Ministerio del Tiempo

Picasso y la tele: de la boda de la princesa Margarita a la pasión por «Bonanza»

El artista seguía desde su casa programas de circo, partidos de fútbol y combates de lucha libre

Algunos grabados de su «Suite 347» están inspirados en sus ratos de entretenimiento televisivo

Toni Zenet, caracterizado como Picasso en el «El Ministerio del Tiempo» RTVE

Rubén Ventureira

Cerramos la serie de piezas con la que Play TV celebra el regreso de Pablo Picasso a «El Ministerio del Tiempo» con un reportaje sobre los gustos televisivos del pintor malagueño.

De entrada, expliquemos que el autor de «Guernica» –obra que volverá ser el motivo de su aparición en la serie de RTVE– fue un gran aficionado al cine, ese invento que los hermanos Lumière presentaron en diciembre de 1895, una navidad que Picasso pasaría en Barcelona, a donde las sesiones de cinematógrafo llegaron el año siguiente. Como curiosidad, apuntemos que antes, durante su estancia en Galicia entre 1891 y 1895, el pintor malagueño había conocido al fotógrafo José Sellier , quien en 1897 se convertiría en el pionero del cine español. Sellier es el autor del único testimonio fotográfico que queda de la estancia coruñesa de la familia del pintor: un retrato de Lola Picasso –hermana mayor del artista– vestida de gallega; se supone que también lo fotografió a él, pero esa imagen no se conserva.

De la afición del andaluz por el cine hay ejemplos sobrados en el rico archivo del Museo Picasso de París , donde se conservan hasta entradas de algunas de las sesiones a las que asistió. Aclaremos aquí que Picasso guardaba de todo: hasta las uñas que le cortaban, por citar un caso exagerado. Maya Picasso , hija del pintor, contó al malagueño Rafael Inglada , biógrafo del artista, que quizá la época en que su padre más fue al cine fue cuando ella era joven. «Me dijo que iban muchas veces juntos», apunta el autor.

La relación de Picasso con el cine ya ha sido la base de alguna exposición y de más de un libro. También ha dado pie a alguna curiosa teoría, como la que formuló en 2012 José Luis Alcaine , afamado director de fotografía, quien sostiene que Picasso se inspiró en una secuencia de la película «Adiós a las armas» (1932), para pintar «Guernica» (1937); es una más entre las muchas hipotésis sobre el origen de esta obra. Pero no hablaremos aquí de Picasso y el cine, más que a modo de introducción. Lo haremos sobre Picasso y la tele . Y lo haremos guiados por Rafael Inglada , quien en su libro inédito «Picasso a diario» recupera efemérides de todos y cada uno de los días que vivió el artista andaluz.

Cómo se enganchó a la tele

Para amenizar las eternas jornadas de su marido en el estudio, Jacqueline Roque compró una televisión a principios de los años 60. De entrada, el artista despreció el aparato: «Estas caras no me dicen nada», juzgaba. Pero después se enganchó. El cambio de opinión lo produjo un reportaje sobre su exposición antológica en la Tate Gallery de Londres («Picasso. Retrospective 1895-1959»), en 1960, y, sobre todo, una boda real .

El enlace en cuestión es el celebrado el 6 de mayo de 1960 . Ese día, Picasso siguió atentamente desde su casa de La Californie, en Cannes, la boda de Margarita de Inglaterra con el fotógrafo Antony Armstrong-Jones en la Abadía de Westminster .

«Picasso estaba entusiasmado con la boda de Margarita de Inglaterra», apunta Inglada. A juicio de John Richardson , uno de los grandes biógrafos del artista andaluz, puede ser que se debiese a que la hermana rebelde de Isabel II se correspondía con el tipo de mujer que le gustaba a Picasso , «de hermosa piel y con los dientes sanos y fuertes». Por cierto, la vida de esta princesa se recrea maravillosamente en «The Crown» .

Además de los temas del corazón, a Picasso lógicamente le interesaban los políticos. «Era un gran seguidor de los discursos del general Charles d e Gaulle », apunta el estudioso malagueño en relación al que fue presidente de la República Francesa entre 1959 y 1969.

Siempre el circo

«La piste aux étoiles» , un espacio circense con numerosos números, era uno de sus programas favoritos, según recordaba su biógrafo Pierre Cabanne . En andaluz conservó su afición por el circo, motivo de inspiración de tantas obras maestras ya desde su juventud, hasta el final de sus días.

En su libro «Conversaciones con Picasso», Brassaï asegura que el artista andaluz veía la televisión con cierta regularidad , en particular «programas de circo, de lucha libre, películas y series televisivas».

Cabalgando con «Bonanza»

Hablando de series televisivas: en 1959 se estrenó en Estados Unidos la favorita de Picasso , una ambientada en el Oeste. «Me consta que "Bonanza" le gustaba mucho», apunta Inglada.

Durante 14 años y 430 capítulos , la audiencia mundial siguió las peripecias de la familia Cartwright . Picasso murió el mismo año que acabó «Bonanza» , 1973. No sabemos si para seguir los capítulos vestía el sombrero vaquero que le regaló Gary Cooper .

Otra serie que le interesó fue «Los lanceros de Bengala» (1956-1957), que es motivo de conversación con Roberto Otero durante una visita del fotógrafo argentino a Picasso en los años 60.

Partidos y combates

En 1965, Picasso siguió con gran interés la semifinal de la Copa de Francia de fútbol , que disputaron a partido único el Stade Rennais y el Saint-Étienne el 30 de abril. Para los obsesos del dato deportivo, aclaremos que el resultado fue 3-0 para el club bretón, que finalmente se acabó proclamando campeón. Estas son imágenes de aquel partido:

Ese mismo año el artista malagueño produjo para Madoura una pequeña escultura en arcilla (29 cm x 24 cm x 6 cm) titulada «Futbolista» , de la que se hicieron 50 copias numeradas. Con anterioridad (1961), había creado en chapa varias piezas del mismo nombre que se conservan en el Museo Picasso de París .

Por cierto, el Stade Rennais es el vigente ganador del torneo copero francés, tras haber superado en la final del pasado año al PSG de Neymar y Mbappé .

No es el único deporte que seguía por la tele el genio andaluz. También veía c ombates de boxeo y de lucha libre («catch»). Bernard Ruiz-Picasso, nieto del artista, ha recordado en alguna ocasión cómo su abuelo ordenaba silencio cuando se iniciaba un programa de lucha libre del que era fiel seguidor.

Una «suite» con motivos televisivos

«Mi obra es mi biografía. No lo digo todo, pero todo lo pinto», dijo Picasso en una ocasión. ¿Llevó el artista esta pasión por la tele a su arte? Pues sí lo hizo. Inglada nos lo precisa: «Algunos de los grabados de la "Suite 347" están emparentados con su pasión por la tele. Es la última gran serie de grabados realizada por Picasso», ilustra el biógrafo. Esta «suite», de marcado contenido erótico, fue realizada por el artista entre el 16 de marzo y el 5 de octubre de 1968 . Alguno de los grabados llevan títulos tan curiosos como «Escena nocturna televisiva de pareja corriendo con caballero de perfil» o «Escena televisiva: mujer desnuda con varios personajes sonrientes».

Las piezas de esta «Suite 347» (así llamada porque está compuesta por 347 aguafuertes) fueron la base de la exposición «Picasso TV» , que el Museo Picasso de Málaga produjo en 2014 . En la muestra se relacionaban cerca de 60 obras del andaluz con fragmentos de programación televisiva que el artista pudo ver en la primera y segunda cadena francesas y en Télé Monte-Carlo, que eran los canales a los que tenía acceso en aquellos años, cuando residía en el sur de Francia.

Su única entrevista en televisión

Hemos hablado de Picasso viendo la tele. Acabamos con el artista en la tele. El 22 de octubre de 1966 concede una entrevista a la televisión francesa. Fue pocas semanas de la inauguración de la exposición homenaje que le rindió el Grand Palais , el Petit Palais y la Biblioteca Nacional de París.

Es la única entrevista que daría a lo largo de su vida a una televisión. Aquí abajo se reproduce un extracto de la conversación:

Es sorprendente que Picasso se dejase entrevistar en la tele, puesto que no permitía siquiera el registro de sus palabras en una grabadora. Así lo han contando numerosos biógrafos. Según explicó uno de ellos, el catalán Palau i Fabre , así actuaba porque, según le explicó el propio artista una vez, el hecho de que se grabasen sus palabras lo ataba para siempre a ellas, y él prefería seguir teniendo la libertad de cambiar de opinión. Palau se entregaba a largas sesiones de escritura una vez que venía de hablar con Picasso, intentando reconstruir a través de sus notas –esas sí las permitía– las largas parrafadas del artista.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación