El lado más violento y desconocido del Mundial de Rusia

El viaje del espectador de la mano de Pampliega comienza con los enfrentamientos entre los ultras del Spartak de Moscú y del Athletic de Bilbao. ”Identificamos a los ultras a través de sus foros y nos pusimos en contacto con ellos hasta que accedieron a hablar con nosotros, porque actualmente los servicios rusos los han atado en corto para que los medios no tengamos acceso a ellos. Son la peor cara y publicidad de Rusia de cara al Mundial y no quieren incidentes. Nos costó mucho dar con ellos y al final del reportaje apareció la policía secreta, tenían los teléfonos pinchados... Nos tomaron fotos y querían coger el material”, recuerda Pampliega, encantado con tener tres meses para producir el documental. ”Los ultras están orgullosos de hablar, para ellos es una forma de darse autobombo”, añade.

Es inevitable que, desde su secuestro, Pampliega no viva igual estos momentos ms tensos y peligrosos. ”A hora voy con más calma, ya no soy tan cabra loca como antes , en parte porque llevo un equipo que no tiene esa experiencia, y me juego mi vida y la de mi compañeros”, subraya el periodista. ¿La adrenalina del peligro, pese a todo, engancha? ”Por su puesto, seguimos siendo adictos a la adrenalina, yonkis de esto. Pero no lo hacemos solo por eso. Los periodistas somos los ojos de los que no pueden ver y las voces de quioen no quieren hablar. Es un regalo que Cuatro nos permita contar cosas de lugares tan lejanos”, apunta Pampliega, que ha preparado tambin programas sobre Los Cabos, la ruta de los sicarios y la situación de la mujer en Afganistán. Ahora, está peleando para llega a Yemen, un lugar casi inaccesible.

”Siempre me ha gustado el Pérez-Reverte reportero, Gervasio Sánchez, Ramón Lobo... Me encanta cómo curra Mikel Ayestarán, Xavi Aldecoa, hay una buena generación de reporteros en zonas de conflicto, aunque no tengamos mucha repercusión en medios. Si hablas es porque me han secuestrado, por la forma que tengo de contar mi historia. Creo que hay que quedarse con lo bueno, si no la vida es un drama... No quiero olvidar el secuestro porque me ha hecho cambiar”, concluye.