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Jesús Calleja y los zifios: una historia de amor en El Hierro

«Volando voy» pasa por El Hierro en su cuarta temporada, donde defiende a los zifios, un mamífero poco conocido

Natacha Aguilar, investigadora de la Universidad de La Laguna, con Jesús Calleja F. M. B.
Federico Marín Bellón

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Volando voy

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Volando voy

Jesús Calleja es de esos entrevistados que no necesitan preguntas. En El Hierro, donde graba un capítulo de la cuarta temporada de «Volando voy» (próximamente en Cuatro), muestra especial entusiasmo. Su llegada a la isla es todo un acontecimiento, reflejado con similar fogosidad por la prensa del archipiélago. El espacio producido por Zanskar suele utilizar el helicóptero, pero allí también se lanzaron al océano para ayudar a los zifios. Este mamífero casi desconocido, una especie de delfín grande y poco agraciado, ha descubierto en Canarias un hogar ideal, casi único en el planeta.

Calleja y su equipo han trabajado codo con codo con la investigación dirigida por Natacha Aguilar en la Universidad de La Laguna. «Escogimos el zifio porque siempre buscamos lugares con una belleza intrínseca, diferente y poco conocida», explica el presentador». «También nos gusta hablar con la gente de los pueblos y contar sus historias. Además, si hay un problema medioambiental, nos comprometemos a echar una mano». «Lo más bonito es lo que te da la gente de los sitios», comenta Pablo, uno de los integrantes de la productora. Aguilar destaca, por su parte, que empezó a poder financiar su trabajo gracias a las aportaciones de la Marina de Estados Unidos, cuando descubrieron que por sus maniobras habían muerto decenas de estos animales.

«El zifio es probablemente el animal marino de gran tamaño más desconocido del planeta », destaca Calleja, «y se deja ver en poquísimos sitios». Incluso en El Hierro, es fácil constatarlo, se muestra tímido. «Es algo extraordinario, brutal, y empezamos a saber cuatro cosas de ellos, como que se han hecho residentes porque en esta costa pueden bajar 1.500 metros de profundidad». Unos 200 ejemplares atestiguan la querencia.

Jesús Calleja se acelera cuando habla de la belleza de El Hierro, « un santuario de vida , preservado de las locuras cometidas en toda nuestra costa». «Es como estar en “Parque Jurásico” », añade. «¿Cómo puede ser que los españoles no conozcamos esta isla? La gente no sabe la hora ni a veces el día de la semana. No hay una sola construcción en la playa. Luego, nadie cierra las puertas de sus casas... ».

Esto último quizá sería mejor no pregonarlo, porque otro de los objetivos de Calleja es revertir la despoblación. Desde la erupción del volcán en 2011 se ha ido un tercio de los 10.000 habitantes. La meta es lograr un turismo sostenible «y que los jóvenes no tengan que huir». Con suerte, impulsar también el primer parque nacional cien por cien marino, plan no exento de polémica, pero esa es otra historia.

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