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«La isla de las tentaciones»: Calabazas para Estefanía

Rubén eligió marcharse solo de la isla: la ex de Christofer se quedó dolida y pasmada. Susana dio la sorpresa de la noche dejando a Gonzalo en la estacada

El debate final de la isla de las tentaciones: final feliz para Estefanía gracias a Christofer

Fani y Rubén, durante uno de los momentos decisivos del programa

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Entre las incógnitas que tenía que despejar el décimo y último capítulo de «La isla de las tentaciones» ninguna despertaba más interés que el futuro de Fani y Rubén. «¿Se irían juntos de la isla?». La respuesta fue un frustrante «no» para «¡Estefaníííía!». Pero la noche reservaba más emociones. Y frustraciones.

«Entro con novio y salgo sin novio. Me he liado con un chico y salgo sin el chico», resumió Fani su paso por el programa, en el que dos hombres se le han dado a la fuga. Por su parte, Susana dio la sorpresa al dar billete a un Gonzalo que no daba crédito ante la ruptura. Andrea eligió irse con su amante Óscar y su ex Ismael se marchó de la isla compuesto y sin novia, pero sin estridencias, casi en plan zen. Fiama y Álex siguen juntos , sin embargo la boda ha quedado en cuarentena tras su paso por la isla. Una isla de la que Adelina y Jose se marchan juntos y con anillo de compromiso .

Muchos seguidores de «La isla de las tentaciones» cayeron hace tiempo en la tentación del «spoiler», y ya antes de este episodio final sabían de sobra –o al menos lo intuían– cuál había sido el desenlace para las parejas en liza. En este sentido, un paseo por Instagram es muy relevador , como publicó Play. Pero ese conocimiento que nos dan las redes, la «Lecturas» y las lecturas en general no mengua el interés a la hora de asomarse a la ventana indiscreta que Mediaset nos abrió al Caribe y a la vida de cinco parejas al borde de un ataque de celos. También sabemos desde 1912 que el Titanic naufragó, y desde 1997 estamos al tanto de que el pobre Jack acabó en la zona abisal, pero no nos resistimos a ver la película cada vez que la emiten y a odiar por enésima vez al cornudo Cal antes del hundimiento final. Es decir, saber el final está muy bien, pero conocer cómo se alcanza ese final, y sobre todo qué nivel de degradación amorosa puede alcanzar el ser humano en tan proceloso camino, es incluso mejor y, sobre todo, más morboso.

No hizo falta que la noche les confundiese, ya venían confundidos de casa

Dejó escrito Octavio Paz –a quien si han leído los participantes ha sido fuera de la isla, pues no hemos visto libro alguno en las mesillas de noche– que el erotismo y el amor son la llama doble de la vida. Cada una de las llamas se identifica con un color: la roja apela al erotismo; la azul, más débil, al amor. El problema de esta isla de los famosos –los que no lo eran ya lo son, al menos hasta fin de mes, tras estos diez exitosos capítulos– es que la única que prende en aquellos aires caribeños es la llama roja. Y no sorprende, pues ya sabía el guionista de la trama que si metía a 30 hombres y mujeres –macizos y macizas, jóvenes, en paños menores e incluso sin paños (Andrea en «top-less» retozando con Óscar, siempre en el recuerdo)–, en una isla del Caribe no era precisamente para jugar al parchís, sino más bien a las damas. Vamos, que se iba a liar un buen rebumbio. Y así ha sido. En muchos casos, no hizo falta que la noche los confundiese. Ya venían confundidos de casa y por eso ha pasado lo que ha pasado.

Asomarse a bote pronto a esta trama de 30 personajes (cinco parejas en busca de guionista, diez tentadoras solteras y otros tantos solteros), es como llegar a una ciudad desconocida con los datos del móvil agotados, así que ahí va un plano-guía para –antes de entrar a detallar el desenlace– saber quién es quién en el fenómeno televisivo de la temporada. Se da además la circunstancia de que, al estar todos –y todas– cortados por un mismo o parecido patrón físico , parecen intercambiables. Y de eso, de intercambios, es de lo que va «La isla de las tentaciones» .

Andrea e Ismael

Se conocieron en «First Dates» , lo que es sin duda un mal inicio. Antes de que Villa Montaña y Villa Playa separasen sus destinos, Ismael y Andrea vivían juntos pero lo suyo ya estaba algo revuelto, pues atravesaban una pequeña crisis que ella atribuía a los celos de él. Vamos, de entrada nada que no se pudiese solucionar. Que no se pudiese solucionar hablando de ello en el salón de casa, yendo de cena íntima, o en un terapia de pareja, pero que tiene complicado arreglo si lo que haces es irte a un paraíso caribeño a encerrarte con diez macizas y macizos, respectivamente. Total, que Andrea intimó con Óscar hasta la cama y más allá (la playa, por ejemplo). Por su parte, Álex, después de «pasar» de Andreina, se dio un beso con una «tentación» de nombre Andrea, lo que da para análisis freudiano. Para no liarnos una y otra, a esta última la llamaremos Andrea II. En el penúltimo episodio, Andrea I, que es de las que confunde la parte con el todo, se aferró a esa máxima de que la mejor defensa es un buen ataque: «Yo he hecho lo que me ha apetecido, pero él también ha hecho sus cosas», dijo, equiparando un beso con un revolcón. Le cayó la del Twitter.

Fiama y Álex

Se conocieron en «Mujeres y hombres y viceversa» , lo que es sin duda un mal inicio. Tras cinco meses de relación, tenían fecha para pasar por el altar o por el juzgado (de lo civil). Acudir a «La isla de las tentaciones» con planes de boda solo lo puede hacer quien tenga más fe en su pareja que Indiana Jones antes de aquello de «solo el penitente pasará». El caso es que ella hizo migas con Joy, y está muy dolida porque piensa que Álex puso a un amigo a vigilarla en la isla (el soltero Julián). En el penúltimo episodio, harta y muy digna, se quitaba el anillo de compromiso. «¡El anillo no!», grito Álex, en un involuntario homenaje a Tolkien , cuando le mostraron el estriptis de dedo de su todavía novia.

Fani y Christofer

No se conocieron en ningún programa de la televisión, lo que es un buen inicio. Sin embargo, han tenido un mal final. Tras siete años juntos, todo se desmoronó en la Dominicana.

Sin duda, la pareja que más ha dado que hablar en la isla. Fani llegó al Caribe diciendo que su principal defecto era ser «híper celosa», pero fue la primera de las mujeres en besar a un soltero. El elegido fue Rubén, ex futbolista de Primera División. El asunto no se quedó en beso y llegó a la cama. El grito de Christofer al constatar vía VAR de Mónica Naranjo que su Fanni le había metido el gol de la infidelidad ( «¡Estefaníííía!» ) fue crucial para viralizar el programa. El muchacho dejó la isla desolado, dejando pista libre a Fani y a Rubén, a quien ya en el penúltimo episodio no se le veía muy seguro del futuro de la incipiente relación.

Susana y Gonzalo

Se conocieron en «Gran Hermano» (14), lo que es sin duda un mal inicio. Tras seis años de relación, llegaron en crisis a la isla. Y no hubo brotes verdes, sino más crisis, cuando Gonzalo vio en bikini a Katerina. A ella dedicó una de esas reflexiones que nacen con vocación de «trending topic»: «Mueves mucho las tetas, me mareo. Me estoy mirando los pies, pero entre los pies están las tetas y me mareo». Además de a las redes, Gonzalo encendió a Susana: «¡Es un cromañón!», juzgó severa. Ella dejó caer en el episodio 9 que el Caribe podría ser la pantalla final de aquel amor nacido entre las paredes de Guadalix: «Me estoy planteando seriamente la relación», había avanzado.

Adelina y Jose

Antes de ir al Caribe, Adelina y Jose llevaban juntos un tiempo corto pero intenso. Los directores de casting los pusieron en la isla para que las parejas más convencionales tuviesen con quién identificarse. Convencional en términos amorosos, no en lo físico. De hecho, si se tratase de replicar la vida real, él tendría barriga cervecera; como esto es Mediaset, luce tableta. Adelina y José no eran conocidos antes de ir a la isla, y han sido demasiado convencionales como para ser populares más allá del día 29, que es cuando termina el mes según el calendario gregoriano. Suponemos que serán fulminantemente borrados de nuestros discos duros cuando «Supervivientes» haga su primera audiencia fetén.

Andrea e Ismael. Corazón roto, pareja rota

Tras el quién es quién, vayamos con el episodio final. La noche arrancó fuerte con las confesiones de «Corazón Roto» Ismael. Y es que como tal, como un «corazón roto», lo presentó Mónica Naranjo, que es la Elena Ochoa de las nuevas generaciones televisivas. Aun con el corazón partido, dio la experiencia por bien empleada incluso antes de saber si se iría solo o acompañado de la isla. «Entré siendo un niño y me voy siendo un hombre», resumió.

Andrea apareció en el horizonte, entre las antorchas, y se sentó a su lado. Ni se miraron. Después se dieron dos besos en la cara. De entrada, Ismael intentó desmentir que sea un tipo celoso y quiso mostrarse comprensivo: «Has hecho lo que has sentido, no te sientas culpable por nada», decía él mientras ella lloraba. Repuesta, Andrea pasó a la ofensiva: «Has intentado como hacerme daño yéndote con otra chica», comenzó. « Tú dices que te gusta Andrea, la otra », continuó. «¿Los celos de Ismael te han empujado a hacer lo que has hecho?», planteó finalmente Mónica Naranjo. «Completamente», respondió ella. Sonó a puñalada final, pero a Ismael aún le quedaban por ver volar unos cuantos puñales en forma de vídeos de Andrea retozando con Óscar . «Qué vergüenza», decía Ismael mientras miraba como un mal árbitro de fútbol, o sea, con el rabillo del reojo. Ella ponía caras de niña pilla, y se le escapaban esas risitas que tanto cabrean a la audiencia.

Y es que Andrea es un personaje que levanta pasiones. Y no siempre buenas. En un foro tan lleno de testosterona como una web deportiva leímos hace unos días muchos comentarios críticos contra ella. Sin duda uno de los puntos fuertes de «La isla de las tentaciones» es que hay varias mujeres que toman la sartén por el mango, y recordemos que no es MasterChef de lo que estamos hablando. Entre todo el griterío digital, se incluía una reflexión de tipo social de un usuario: «Este programa [La Isla…] es el reflejo de la sociedad del futuro: hombres cada día más sensibles y mujeres más insensibles. Ellas se sienten libres de hacer lo que quieren como hemos hecho los hombres siempre y nosotros, al contrario, cada día tenemos más miedo de ser irrespetuosos en todos los sentidos». Para este hombre desolado, «La isla de las tentaciones» certificaba el advenimiento de lo que El Fary denominaba «El hombre blandengue», que, para entendernos, vendría siendo el eslabón más bajo de la pirámide presidida por el sacrosanto macho ibérico.

Quede claro que es una simple reflexión de un televidente, y que con ella no estamos llamando «hombre blandengue», Dios nos libre, a «Corazón Roto» Ismael. Todo un caballero, capeó el temporal y acabó anunciando que se iría solo de la isla: « Quiero sanar mis heridas y seguir creciendo como persona », dijo poseído por el espíritu de Paulo Coelho. «Le deseo lo mejor. Me da mucha pena acabar así. Conmigo como persona puede contar para lo que sea», despachó Andrea, antes de anunciar que le gustaría irse del Caribe con Óscar. Y entonces apareció Óscar. Y ahí donde había muerto una pareja, al calor de la hoguera, nació otra. « Llegué siendo una princesa y me voy como una auténtica reina », dijo Andrea a modo de punto final. Un 10 para su guionista.

Fiama y Álex. Juntos sí; lo de la boda ya se hablará

Los siguientes en saltar a la arena fueron Fiama y Álex. Como concursantes no sabemos, pero sin jugar a Almodóvar nos atrevemos a pronosticar que como actores carecen de futuro. « Tengo el corazón que se me sale », dijo Álex un tanto sobreactuado.

No hubo beso de entrada, pero él le pidió inmediatamente un abrazo. No fue concedido: «Primero ya me puedes ir explicando», cortó tajante Fiama con una indignación que tampoco acabamos de creernos. Ella reprochó a su pareja que hubiese puesto vigilancia en la villa (Julian). A falta de trama amorosa, se recurrió para llenar minutos a esta subtrama detectivesca, que resultó francamente aburrida, pues basta ver la cara del muchacho para saber que tampoco tiene vocación de trabajar en el CNI cuando deje la isla.

La dirección puso después al fin un poco de carne en el asador y mostró al muchacho imágenes de Fiama y Joy en la cama. Sin tocarse. Ella recalcó que no había tenido nada con «ese pedazo de tío», como queriendo ganar puntos por haber resistido la tentación.

Pero, para Álex, Fiama ya tenía todos los puntos, y no le hacía falta sumar más. «Te quiero pedir perdón», suplicó. Y mientras él lloraba, ella anunció que, pese a todo, se irían de la isla como pareja. «Estoy muy enfadada, eh», se escuchó que le decía cuando él se lanzó a sus tatuados brazos. «¿Esto significa que la boda sigue en pie?», preguntó la Naranjo. « Eso ya veremos» , respondió ella, añadiendo suspense futuro a la relación.

Fani y Cristofer. Sin novio y sin amante

«¿Qué queda de la Fani que llegó aquí hace semanas?», interrogó para abrir boca Mónica Naranjo . «No queda nada», replicó ella. Primero hablaron, solas, y frente a frente, de Cristofer. «No siento ningún amor hacia él», aseguró de su ex. Pasaron vídeos del muchacho desencajado de dolor, y en esa recopilación de lo que podemos titular como «Los peores momentos de Cristofer» no faltó el del muchacho gritando el ya mítico «¡Estefaníííía!». «Me da muchísima pena», acabó admitiendo ella ante tal cúmulo de desgracias. «Todo lo que he hecho lo he hecho porque lo sentía», se justificó.

Rubén metió los pros y los contras en la coctelera y tomó la decisión que dejó a Fani sin novio: «Me marcho solo». Explicó que en la vida hay que dejarse guiar más por la razón que por el corazón, que para él la confianza en una pareja es fundamental, recordó que ella ha roto una relación de siete años en la isla –lo dijo como si no tuviese que ver con él– y lanzó al aire una pregunta cuya respuesta, aunque no la dijo, teme que sea un «sí»: «¿Por qué fuera no puede pasar conmigo?», planteó. Se refería a que fuera le pasase a él lo que le ocurrió a Christofer.

Ante él, Fani se tomó las calabazas con mucha deportividad: «Muchas gracias por quitarme la venda de los ojos», le dijo. Después, con Rubén fuera de plano, se puso más farruca: «Se lo pierde él». Reconoció estar dolida, sobre todo porque aplazase su decisión hasta el último día y la soltase en lo que llamó «mi hoguera», como si la hubiese hecho ella frotando unas piedras. « No me arrepiento de haber dejado a Cristofer », dejó a modo de sentencia final.

Susana y Gonzalo. Se les rompió el amor

Se abrazaron como si no se hubiesen visto desde hace años. Pero después Susana quiso marcar distancias. «¿Qué?», le preguntaba él. «Que te calles», espetó ella antes de reprocharle su «comportamiento egoísta» en la isla.

Hubo reproches aún más espinosos, porque no es agradable que tu novio te califique de «asexual» ante una de las solteras, Katerina. «¿Tú sabes que es 'asexual'?», le espetó antes de decirle que su comportamiento le había producido «vergüenza ajena» .

Mostraron vídeos en los que, ciertamente, Gonzalo se comportaba como Alfredo Landa en una película con suecas, y en este punto no quedó espectadora, pero tampoco espectador, que no le diese la razón a Susana con lo de la vergüenza ajena.

Susana se mostró hecha un lío antes de tomar la decisión final: «Que le quiero lo tengo súper claro, pero no sé si algo en mí ha muerto». La intérprete de «Desátame» vio ahí una brecha y quiso desatar aún más tensión: « Susana, ¿estás enamorada de Gonzalo? ». «No lo sé», contestó ella. «Esto si que ya…», bufó él.

Y entonces Susana lanzó la bomba: «Quiero irme sola con una conversación pendiente con él». Bum. Lanzó la bomba y el que explotó fue él. «Por favor, tío, no. Por favor, tío, piénsalo bien», aconsejaba a su, ya a esas alturas, ex novia. Lo de llamar «tío» repetidamente a su novia después de haberla calificada previamente como «asexual» dejó a la audiencia un tanto desconcertada.

Aunque para desconcertado, Gonzalo. «Tu relación con Susana ha terminado», le dijo Naranjo invitándole a partir.

«No, no ha terminado. No, por favor, tío», acabó entre lágrimas.

Adelina y Jose: Habrá boda

Tras la tensión vivida con Susana y Gonzalo, llegó la descompresión con Adelina y Jose . Para dar algo de emoción, les pasaron unas imágenes de ella que a él le habían molestado levemente. Lo que se vio es a su novia lucir tipazo y bailar con algún pretendiente. Vieron el vídeo de la mano, y con eso está todo dicho.

Era previsible que se fuesen juntos, nadie lo dudaba, pero antes de que se marchasen de la mano hubo un emocionante giro final. Él le pidió matrimonio, rodilla en tierra, cual conquistador de 1492. «Claro que sí», fue la respuesta de ella.

Conclusión final

La boda de Adelina y Jose compensa la no boda (al menos por ahora) de Fiama y Álex. Y como «La isla de las tentaciones» ha dejado tres parejas rotas (cuatro si contamos la de Fanni y Rubén) hay quien sostiene jocoso que dentro de la campaña «Doce meses, doce causas», Mediaset ha optado por dedicar febrero a la promoción de la infidelidad. Si fuese así, habría dado en el clavo. Era previsible el éxito de la causa, porque si algo hemos constatado del género humano desde Atapuerca hasta hoy es que la carne es débil. Y en una isla, más.

Se trataba, en definitiva, de morder la manzana. Y ellos, pero sobre todo ellas, lo hicieron. La audiencia, millonaria, también la mordió.

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