Sonsoles no llega sola

Casualmente, el programa mandó un reportero al Teatro Real porque acudían los Reyes y, casualmente, conectaron justo antes de que bajaran del coche y quiso también la casualidad que la Reina le mandara un par de saludos, miradas y hasta un pulgar arriba a la cámara exacta de Antena 3 donde en ese preciso momento, otra coincidencia más, debutaba su amiga Sonsoles. Así que hubo cameo regio, para empezar; o sea, altas instancias están con Sonsoles en su duelo contra ‘Sálvame’ , el tiranuelo de la tarde que contraprogramaba con la hierática Ana María Aldón. Aquí empieza a decantarse la cosa porque Aldón ya había hablado el fin de semana en Telecinco. Lleva hablando y callando y llorando meses. ¿Qué más podía contar de Ortega Cano ?

Mientras tanto, Ónega presentaba una pequeña mascletá de famoseo. Su programa es un poquito de sucesos, un poquito de noticias y un poquito de virales comentados por Sánchez de Lara (y Pedro Jota) o el supertertuliano Antonio Naranjo. A esta parte mejorable de ‘magacín difuso’ le sigue otra de corazón que debería ir creciendo. Contó con la reaparición televisiva de Mar Flores, que habló de su accidente de telesilla; con la ex de Telecinco Tamara Gorro, que no paró de hablar, ávida de foco, y con María del Monte, que llamó para no confirmar ni desmentir su boda, celosa de su vida privada y trascendente: «Lo importante es que amanezca». Sí, de eso todavía no se encarga el Gobierno.

Pero sobre todo, el gran golpe del programa fue el anuncio de una entrevista en exclusiva con Esther Doña para explicar su ruptura con el juez Pedraz. Lo hará, según el avance, acariciando a una pequeña perrita blanca sobre sus rodillas. Todo inocencia. El programa acabó informando sobre el ictus de Kiko Rivera y esto es importante porque conecta así con un mundo (un cosmos) que podría dejar de estar en monopolio. Ya que sufrimos un duopolio, que se note.