Granjero busca esposa
Primer episodio, primer plantón: «Para que estés poniendo caras y resoplando, yo me marcho»
Acaba de comenzar la nueva temporada de «Granjero busca esposa» y uno de los concursantes ya ha abandonado el programa por voluntad propia
ABC PLAY
Podría pensarse que Cuatro ha recibido cuantiosas subvenciones del Ministerio del Interior para fomentar el apareamiento entre nacionales y levantar la pírrica tasa de natalidad en nuestro país. Aparte de la ración diaria de «First Dates» , después de otra grotesca temporada de « ... Quién quiere casarse con mi hijo», llega el retorno de «Granjero busca esposa» , por el que podríamos fantasear que el canal rojo se ha llevado un pellizco extra de las instituciones en virtud de sus esfuerzos por revertir la dramática despoblación de las
áreas rurales.
Por su parte, Carlos Lozano , el presentador del programa, no se cansa de poner su rostro a disposición de cualquier formato con tal de no desvanecerse en la memoria de los telespectadores . Ahora se pone a emparejar granjeros, pero hace unas semanas era huésped en la casa de «Gran Hermano» y poco después polemista incendiario en el plató. Su versatilidad televisiva no parece conocer límites mientras él pueda ser protagonista.
El programa es en lo esencial idéntico a «Quién quiere casarse con mi hijo» , pero este con el trasfondo rural, con pretensiones bucólicas, de las granjas, las vacas y el picnic en una pradera. A los concursantes, todos empleados en el sector primario y de costumbres típicamente rurales , se les expone, bajo un cartel con su nombre, a un elenco de cinco pretendientes que deberán pujar por ganarse su corazón . Por primera vez, «Granjero busca esposa» cuenta entre sus filas con un aspirante gay , Facundo, de 47 años, que dice estar buscando «un Brokeback mountain con final feliz». Su ideal de hombre es un jinete, amante de los animales y que «me dé noches de fiesta, de sofá y cama ».
Tras ser presentados los granjeros y sus pretendientes, cada grupo tuvo ocasión de conocerse en más profundidad . José, un aspirante veinteañero de Tarifa, se llevó a sus chicas a un idílico lago para remar en una barca. Allí, una por una, fue llevándose a las pretendientes a pasar un rato a solas, algo menos de cinco minutos. Los celos prendieron entre las chicas, que apenas hacía unas horas que conocían a José, y aparecieron los primeros enfrentamientos entre ellas y los insultos a las espaldas .
Patricia, la única mujer granjera que busca esposo , se encontró con sus hombres en un picnic en medio de la dehesa toledana. Los hombres fueron acercándose a ella de uno en uno, todos esforzándose por ser simpáticos y hacerla reír. Pero el último de ellos, llegado desde Barcelona, no quiso morderse la lengua y le afeó a Patricia un gesto que había tenido durante su primer encuentro. «Nosotros venimos aquí con muchísima ilusión para conocerte y no puedes ponernos esas caras nada más que nos ves, ni andar resoplando... Después de lo de esta mañana, yo la verdad que quiero marcharme . Para verte resoplando y poniendo esas caras, yo me marcho», y, poniéndose a la altura de sus palabras, se levantó y volvió con el resto de sus compañeros, dejando a la granjera perpleja.
En la última prueba de la noche, que se cobraría un expulsado de cada grupo, las pretendientas se vistieron de novia y fueron bailando, por turnos , con el pretendido granjero. Cada uno de ellos, descartó a lo largo del programa a dos candidatas, siendo así que, de ahora en adelante, deberán elegir entre las tres que se llevan a su granja.
Primer episodio, primer plantón: «Para que estés poniendo caras y resoplando, yo me marcho»
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