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First Dates

La indiscreta pregunta de un comensal sobre la cirugía de su pareja

En medio de la cena Eduardo le preguntó a su pareja si se había operado los labios porque «los tienes como Angelina Jolie»

CUATRO

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First dates

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«First Dates» supera ya las 700 noches emitiendo desde su restaurante del amor. A Carlos Sobera parece que no se le acaban nunca los solteros con ganas de enamorarse ante las cámaras , y Cuatro ha encontrado un auténtico filón de audiencia en este dating show tan peculiar.

Estrenó la semana en «First Dates» Fernando, un publicista madrileño de 23 años que llegó presumiendo de «haber tenido mucha suerte con las mujeres porque sé lo que hay que hacer en todo momento». No contento con eso, le dijo a Sobera que estaba seguro de que «la chica va a estar deseando tener una segunda cita ». El presentador entonces le propuso un reto: convencer en menos de un minuto a su pareja para sentarse a cenar con él sin ni siquiera verla.

Para hacerle compañía llegó al programa Bea, una madrileña de solamente 21 años, dos menos que su pareja. La chica dijo ser una cabeza loca que busca gente como ella, capaz de aguantarla y de seguirle el ritmo. Fernando fue capaz de convencer a Bea con su labio y poniendo una voz impostada de seductor . En una primera toma de contacto la cosa fue bien, y parecía que los dos comensales podían tener sintonía. No obstante, al poco de sentarse ella ya había calado a su pareja, diciendo de él que «es un poco fantasmilla. Me parece que se ha querido hacer un poco el guay contándome las cosas que hace pero igual la mitad no son verdad». Al final él sí que quiso tener una segunda cita pero Bea rechazó la oferta porque «esos gestos que haces de seductor no me convencieron».

La segunda pareja de la noche empezó con Eduardo, un pamplonica de 26 años que ya había pasado por «First Dates» hace unos meses: «En mi anterior cita estuve cómodo, pero creo que no había compatibilidad ». El navarro tenía muy claro lo que buscaba en el amor: «No me conformo con cualquiera, yo quiero a un tío con los cojones bien puestos ». Sobera, antes de presentarle a su pareja, le enseña una foto del tatuaje que tiene en la planta del pie, pero a Eduardo lo que le llamó la atención fue su dedo gordo del pie: «Tiene el dedo muy feo y con pelos, podría habérselo depilado ».

Para cenar con él llegó Hugo, un vasco de 28 años que se presentó como alguien « salvaje en el sexo y pasional . Siempre llevo una toallita de los bebés entre el calzoncillo y el culo, por lo que pueda pasar». En cuanto le presentaron a Eduardo y le dijeron que era de Pamplona lo primero que dijo fue que « está muy de moda Pamplona con lo de Amaia, pensé que podría ser familia suya». Pasaron a la mesa y el primer contacto fue agradable, aunque Hugo reconoció que Eduardo le parecía «un poco inmaduro» .

De pronto, en medio de la conversación y sin venir a cuento, el navarro le soltó a Hugo si se había operado los labios : «Los tienes raros, así como Angelina Jolie...Algo llevas seguro, un ácido o alguna historia». Hugo ni afirmó ni negó, escudándose en que «quien se hace algo luego no dice lo que se ha hecho ». Pese a ello, la cena siguió con total armonía y demostraron ser dos personas con caracteres muy similares. No obstante al final, aunque Hugo se ilusionó mucho con tener una segunda cita , Eduardo consideraba que no había habido feeling y que le mjor era no tener una segunda ita.

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