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«Pesadilla en la cocina»

«Pesadilla en la cocina»: La estafa que engañó a Chicote

Pese a la cantidad de premios que ha recibido por su comida, A Cañada «vende» como casera una fabada de bote

Fotograma de «Pesadilla en la cocina» LASEXTA

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Alberto Chicote regresó una vez más con «Pesadilla en la cocina» para intentar salvar esta vez a la sidrería A Cañada, un restaurante asturiano del madrileño barrio de Lavapiés donde no todo es lo que parece. «A priori parece una buena idea en un buen barrio como es Lavapiés», comentó Chicote.

No es cierto que, como reza el cartel, lleve abierto 125 años. Tampoco que las fabadas sean caseras, sino de bote. «Ni tienen 125 años de historia ni ellos hacen la fabada. ¿Aquí todo el mundo miente?», reflexionó el chef. Y algunos de los camareros no sabían escanciar sidra «ni de lejos. Un peruano escanciando sidra». Pero la más engañada de todos es su dueña, que no entiende la gravedad de sus fallos ni de lo que ellos pueden provocar.

Ni siquiera son verdad en A Cañada los premios . A lo largo de los años aseguran haber recibido diversos galardones por su comida, cuya fabada han llegado a coronar la «Mejor del mundo». Pero al parecer, se ganaron en un local anterior de la dueña, o eso aseguró uno de sus camareros. Eso no les impidió utilizar el buen nombre de las medallas obtenidas para «vender» como casera una fabada que en realidad es de bote.

La llegada de Alberto Chicote supuso un duro golpe de realidad para ella. «¿De verdad crees que puedes engañar a tus clientes?», le preguntó a la dueña. «Me dijo que era marketing puro. Yo trabajaba en un hospital y me pedí una excedencia de dos años para abrir A Cañada, pero es muy duro. Yo pensaba que esto era más sencillo», dijo Nati.

Además de actitudes tan cuestionables, Alberto Chicote descubrió que el aceite de la freidora lleva semanas sin haberse cambiado o que la cocinera detestaba rellenar los cachopos; incluso tuvo que enseñarle a hacerlos. «Nosotros si no le ponemos palillos se nos abren», comentó Begoña, la cocinera. Pero no solo la comida dejaba mucho que desear, los camareros tampoco era bueno. «Hemos esperado una hora para un plato que ni siquiera tenía todos los ingredientes», aseguró una comensal.

El chef se topó con decepción tras decepción , además de ser testigo de cómo la dueña perdió los nervios, la cocinera daba constantes excusas cada vez que hay un problema y los camareros no estuvieron lo suficientemente entregados debido a la organización del restaurante.

Sin embargo, Nati, la dueña, no era consciente de lo que ocurre, ni siquiera de lo que servía. No sabía por qué no funciona el restaurante ni comprar género fresco. Por eso, Chicote la llevó a Mercamadrid. «Prepárate que vamos a madrugar mucho», dijo. Menos mal que el chef tuvo paciencia porque Nati no fue capaz de identificar ni un solo pescado. «Es cuestión de preocuparse por lo que vas a servir a quien viene a comer a tu casa. Si no puedes dar un buen rodaballo, busca otro pescado mejor», le explicó Chicote.

Alberto Chicote tuvo que mostrarle a Nati lo que ocurría verdaderamente en ese «asturiano», hacer que Nati se enfrentara a la realidad por muy dura que resulte y quitarle la idea de que la solución era cerrar el restaurante. No fue fácil. Incluso tuvo que hacer una dinámica de grupo para mostrarle a Nati que no estaba sola. Por suerte, consiguió que A Cañada siguiera abierto.

Polémica fuera del programa

Tras ver los avances del programa que se desarrolla en A Cañada, los organizadores del concurso «La Mejor Fabada del Mundo» han emitido un comunicado desde si página de Facebook en el que desmienten tajantemente que eso haya ocurrido y lamentan que se pueda desprestigiar el concurso:

«Mañana se emite un reportaje en el que la propietaria de A Cañada, a la que se le descubre que su fabada es de lata, se apropia una victoria inexistente en el concurso. Debe quedar claro que A Cañada ha participado en varias ediciones pero nunca ha alcanzado la Final con ninguno de sus establecimientos.

En 2014 el ganador de La Mejor Fabada del Mundo fue Sidrería Bedriñana de Villaviciosa, en segundo lugar quedó El Verano y en tercera posición El Gaucho Fierro.

Lamentamos que el restaurante A Cañada quiera conseguir clientes faltando a la verdad y confundiendo a los espectadores, poniendo en duda a un concurso en el que se realizan visitas anónimas y para ganarlo los participantes tienen que pasar tres cribas o fases».

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